¿Colombianizados? ¿Mexicanizados? Léxico en la era del mundo narcotizado

Los sangrientos rumbos que han enfrentado Colombia y México como escenarios y víctimas de la política contra el narcotráfico en parte impuesta por los Estados Unidos (dolorosa pero magistralmente descrita en el más reciente libro de Germán Castro Caycedo “Nuestra Guerra Ajena”), no pueden haber sido más caricaturizados y desdibujados por dos palabras: la colombianización y la mexicanización.

Share

estefania-ciro_med_hr-3

Estefanía Ciro*

Los sangrientos rumbos que han enfrentado Colombia y México como escenarios y víctimas de la política contra el narcotráfico en parte impuesta por los Estados Unidos (dolorosa pero magistralmente descrita en el más reciente libro de Germán Castro Caycedo “Nuestra Guerra Ajena”), no pueden haber sido más caricaturizados y desdibujados por dos palabras: la colombianización y la mexicanización.

La crítica a estos términos no descansa en un ánimo patriotero con el cual han respondido, por ejemplo, muchas voces mexicanas a la carta filtrada por el Papa Francisco I cuando se quejó de la mexicanización de Argentina en los últimos años (Vea la carta aquí http://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/02/24/1009890)o por la indignación de muchos colombianos que querían cambiar la cara de la violencia y el narcotráfico e insistían en el “vive Colombia, viaja por ella”. Por el contrario, el reproche a estos términos es porque son eufemismos, porque esconden realidades mucho más duras e impiden la oportunidad de construir análisis mucho más profundos.  En últimas, porque distraen de lo importante.

Sobre dos cosas voy a discutir, la primera tiene que ver con que hablar de lacolombianización o la mexicanización oculta la responsabilidad de la geopolítica mundial, específicamente del ejercicio del imperialismo estadounidense por medio de las políticas anti-narcóticos y anti- subversivas sobre América Latina, por ejemplo en el caso de Centroamérica, de Colombia y de México. ¿Por qué no entonces hablar de angloamericanización de estos países[1]Americanización de la política penal referente a la droga como lo señala Uprimny[2]anglo-americanización de las Fuerzas Armadas por ejemplo, tras el aumento de la presencia de mercenarios, tecnología y estrategia estadounidense en la desarrollo del conflicto armado en Colombia, como lo mostró Renán Vega en el informe en los diálogos de La Habana[3].

También  anglo- americanización de las formas de hacer la guerra por el uso de contrataciones con corporaciones privadas de guerra como DynCorp y el uso de armas químicas como el glifosato en Colombia.

A pesar del giro de las políticas imperiales y en el contexto que en términos de Saxe-Fernández se ha denominado como de crisis hegemónica[4], el análisis no se puede agotar en la presencia estadounidense sobre nuestro continente, a pesar de ser un punto de partida central. Un segundo elemento que se busca resaltar es que los estados de los países en cuestión tienen una responsabilidad central en las oleadas de violencia y violación de derechos humanos en cada uno de estos países. Es decir, para comprender y enfrentar estas olas de violencia, se debe partir de que Colombia se podría descolombianizar y México desmexicanizar. ¿Posible? Para responder, se debe ir a los procesos nacionales de construcción del Estado- Nación.

Una serie de trabajos sobre las drogas y la violencia en México han empezado a cuestionar la hipótesis clásica de que el “auge del narcotráfico se produce por las limitaciones constitucionales del sistema jurídico”[5], como si fuera un problema de falta de legalidad, por lo que el fortalecimiento del aparato penal ha sido considerado la solución. El cuestionamiento a esta hipótesis también tiene un camino analítico que en Colombia tiene fuerte trayectoria por ejemplo con los trabajos de Teófilo Vásquez. Los supuestos de estas hipótesis se basan en la dicotomía legal-ilegal y un concepto convencional del Estado, que asume que su presencia es equivalente a la legalidad y a la legitimidad. Las críticas plantean que no, que la fuerza y presencia del Estado no es legítima ni legal, ni omnipresente[6].

Es por esta razón que se han estudiado los procesos de captura del Estado a nivel local mostrando que “el narcotráfico está replanteando los límites formales del Estado-nación mediante la rebelión de sus márgenes e impugna como proceso una historia llena de desigualdades, exclusiones y arbitrariedades propiciadas por la ley” [7]. Esta posición rompe con la idea de los buenos igual a los legales, y los malos equivalente a los ilegales, tan extensamente utilizada por la opinión pública.

El caso del conflicto armado en Colombia y la complejidad de actores que se desenvuelven en el escenario obliga a cualquier opinión a adentrarse seriamente en el estudio de cada caso nacional. El problema del uso de los términos decolombianización y la mexicanización es que elimina este ejercicio. Por ejemplo, tras la oleada de violencia e inseguridad que enfrenta México y las autodefensas de Michoacán, el uso del término colombianización en los medios de comunicación termina igualando a estos ejércitos, que supuestamente se enfrentan a cárteles del narcotráfico en Michoacán, con los paramilitares colombianos, que terminan siendo aplaudidos como luchadores contra el narcotráfico. Esto ocurre cuando ya está más que comprobado tanto por estudios académicos como por procesos penales en Colombia las estrechas conexiones y responsabilidad de los narcotraficantes colombianos como fundadores de grupos paramilitares en Colombia.

La idea de la colombianización solamente es una caricatura muy peligrosa generalizada en la opinión pública mexicana. El término mexicanización, ya extendiéndose en el mundo, también. Por lo pronto, el denominador común en ambos casos es la expansión de las relaciones imperiales de los Estados Unidos.

[1] Anglo-americanización es un concepto propuesto para evitar repetir la idea de laamericanización, que reproduce la tesis de la América equivalente a los Estados Unidos. Así como nosotros somos América Latina, bien ellos pueden ser considerados América Anglosajona.

[2] Uprimy Rodrigo “Las transformaciones de la administración de justicia en Colombia” En Santos. Boaventura y Mauricio García (Dir.) El Caleidoscopio de las justicias en Colombia, Bogota: Uniandes-Siglo del Hombre-Colciencias-CES, 2001.

[3]http://www.mesadeconversaciones.com.co/comunicados/informe-comisio%CC%81n-histo%CC%81rica-del-conflicto-y-sus-vi%CC%81ctimas-la-habana-febrero-de-2015

[4] http://www.ceiich.unam.mx/0/51LibFic.php?tblLibros_id=454

[5] http://revistas.unam.mx/index.php/rms/article/viewFile/29532/27470

[6] http://www.amazon.com/Anthropology-Margins-American-Research-Advanced/dp/1930618409

[7] http://revistas.unam.mx/index.php/rms/article/viewFile/29532/27470


*Coordinadora de la línea de investigación Economía, poder y sociedad. Es economista, mágister en historia de la Universidad de los Andes y candidata a doctora del programa de posgrado de ciencias políticas y sociales de la Universidad Autónoma de México, docente e investigadora del centro de pensamiento A la orilla del río de la Corporación Educativa Jean Piaget. Consultora independiente. estefania.ciro@alaorilladelrio.com

Share

Únete a la discusión

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *