“Tenemos el pueblo dentro de la finca”: Itarca y la formación de un pueblo en la frontera entre el Putumayo y el Caquetá[1]

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Andrés Cancimance López*

Agradezco a la familia Guzman Rocha (don Jorge Julio, Jorge y Elizabeth) por todo el apoyo que me brindaron durante el proceso y desarrollo de la investigación que me permitió optar a mi título de Doctor en Antropología. Sin este importante respaldo no hubiese logrado culminar esta fase de formación universitaria.

¿Cómo fue el proceso de formación del actual casco urbano de Puerto Guzmán? En 1956, en esta zona estaba ubicada la finca denominada Itarca. Poco a poco, fue convirtiéndose en un asentamiento, y hoy sus tierras albergan al caserío que administra políticamente la vida de uno de los 13 municipios del Departamento de Putumayo ubicado en la subregión del Piedemonte o Cuenca del Río Caquetá también denominado Puerto Guzmán. El municipio tiene una extensión de 4.565 km2 y una población de 23.316 habitantes (Dane, 2005). Se encuentra a 54 Km de Mocoa (la capital departamental), y se accede a él a través de una carretera destapada, rodeada en algunas partes por las curvas del río Caquetá.

El casco urbano de Puerto Guzmán tiene una angosta calle principal pavimentada que atraviesa todo el pueblo, con pocos árboles, razón por la cual cuando brilla el sol del mediodía, las personas evitan transitarla si no tienen algo urgente que resolver y así evitar el calor húmedo de la selva tropical. Solo al final de la tarde o muy temprano en la mañana, este lugar se ve transitado. En un punto de esta carretera, se levanta la casa de una de las familias fundadoras de la zona: Los Guzmán-Rocha, allí mismo donde estaba el rancho de la finca Itarca.

La Alcaldía municipal, un edificio esquinero de tres pisos, con muchas ventanas cuadradas y semicirculares, se encuentra también en la calle principal y está rodeado de otras tres vías secundarias pavimentadas. Cada piso fue erigido en distintas administraciones y su terreno fue donado por Don Jorge Julio Guzmán y doña Sinaí Rocha, bajo el concepto de terrenos para la construcción de edificios públicos. Una cuadra más al norte de esta edificación, se halla una pequeña estructura en la que funciona la iglesia católica. La iglesia es una casa sencilla donde se celebra la misa en la mañana y en la tarde. El resto del día, se mantiene cerrada.

A la misma altura de esta vía, se empieza a visualizar la parte más antigua de Guzmán, aquella en la que queda el puerto, el río Caquetá. Esta zona, paralela a la vía principal, fue la primera que se construyó hacia los años sesenta y setenta. Sus pobladores la identifican como la zona comercial del pueblo. Almacenes de ropa y calzado, droguerías, tiendas de alimentos son algunos de los negocios que se pueden encontrar por este lugar. También se hallan varios locales comerciales que funcionan como cantinas o fuentes de soda[2]: rancheras, vallenatos, corridos prohibidos y merengues suenan durante todo el día, imprimiéndole al espacio una especie de movimiento, conectándolo con recuerdos de aquella algarabía de los años en que Puerto Guzmán era próspero económicamente, porque en esa época “la plata no se contaba, se pesaba”.

En Puerto Guzmán, no hay un parque principal tal como puede encontrarse en otros poblados. En su reemplazo, existe un coliseo cubierto que funciona como punto principal de encuentro y para el desarrollo de distintas actividades culturales, sociales y políticas. Otros lugares emblemáticos como la plaza de mercado, la terminal de transporte y el hospital, se encuentran distribuidos en varias zonas de Puerto Guzmán, distintas a la vía principal y a la parte más antigua del pueblo.

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Foto: Vista de Puerto Guzmán. Archivo Familia Guzmán. Fuente: Andrés Cancimance.

La formación de Puerto Guzmán

Finalizaba el año de 1957, cuando el Dr. Hugo Muñoz preguntó a un grupo de profesores del Colegio Americano de Cali:

-¿Quién es capaz de irse al campo a hacer una finca?

De inmediato, un joven de 28 años, profesor de español, respondió:

-Yo

-¿Alguien más?

-Yo también, contestó otro

Eran Jorge Julio Guzmán y Luis María Cañaveral.

Varios compañeros de este colegio proyectaban así constituir una sociedad ganadera. Se propusieron varios lugares para lograr tal propósito, tales como, los Llanos Orientales, el Urabá Antioqueño pero, finalmente, por referencias de la madre del Dr. Muñoz, que había pasado por el Putumayo, los dos jóvenes decidieron desplazarse para esa tierra de misterios y leyendas fantásticas (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.)

La llegada de don Jorge Julio Guzmán[3] a Putumayo no estuvo vinculada con la bonanza y la economía de la coca de los ochenta, sino al movimiento migratorio del final de la Violencia que expandió la frontera agrícola del país por el pie de monte amazónico. Fue una forma espontánea de conseguir tierra escasa en el interior ocupado. Don Jorge llegó a esta zona en el año 1958 cuando algunos poblados como Santa Lucia[4] y Puerto Limón[5] ya eran caseríos frutos de la colonización campesina, alrededor de la extracción del oro a orillas del río Caquetá. Llegó en compañía de Luis María Cañaveral, Roberto Salazar, Joaquín Ramírez y Tiberio Cañaveral, cuatro amigos de La Cumbre, Valle del Cauca, que por esa época se enteraron de que “en estas zonas la tierra era económica, baldía, extensa y llena de riquezas” (Entrevista # 5, 2012).

Entre sus amigos hicieron como un pacto para venirse pa’ acá a hacer una hacienda, así como esas que ellos veían por allá en el Valle, por eso nosotros siempre decimos que el motivo de colonización de mis padres no fue…digamos, no fue por la economía de la coca, ni siquiera por la Violencia de esa época, más bien, ellos llegaron por interés económico, para desarrollar un proyecto productivo y formar una hacienda que es el modelo de allá para la gente del campo. La salida de ellos obedeció básicamente a la necesidad de buscar tierras para trabajar. Las propiedades en el Valle del Cauca, además de costosas, empezaban a dividirse en pequeños minifundios y para una empresa, como ellos la querían, esos minifundios no eran recomendables (Entrevista # 5, 2012).

Cuando el padre de Don Jorge murió, la finca que tenían en el Valle se repartió entre sus hermanos mayores, quedando él “sin muchas posibilidades de vivir de eso” (Entrevista # 5, 2012). Así que decidió aventurarse a conocer “tierras lejanas, en la selva” (Entrevista # 5, 2012). Un asunto paradójico, porque Don Jorge, un profesor de español de un colegio en la ciudad de Cali, se había educado, había tenido la oportunidad de salir del campo:

A diferencia de sus hermanos mayores, mi papá había salido a hacer el bachillerato pero, a pesar de eso, decidió venir a colonizar estas tierras. Él quería tener tierra y crear un proyecto productivo. Eso hizo que abandonara su trabajo más intelectual. Aunque se haya venido a la selva, él siempre se caracterizó por ser un hombre culto y un gran lector y escritor. Aunque estaba dedicado a una labor intelectual (ser profesor), él había heredado de sus antepasados campesinos ese amor al campo (Entrevista # 5, 2012).

Inicialmente, don Jorge Julio y sus compañeros de viaje llegaron a Mocoa, la entonces capital de la Comisaria Especial del Putumayo[6]. Ahí conocieron a Julio César Ríos, un colono vallecaucano radicado en Santa Lucia quien, después de conocer el interés del grupo por comprar tierra, los llevó hasta su poblado. La ruta en aquellos años consistía en desplazarse en bus escalera desde Mocoa hasta Puerto Limón, para después recorrer a pie 15 kilómetros y de este modo llegar a Santa Lucia. “Esos kilómetros había que recorrerlos por una trocha muy estrecha y fangosa, con todas las incomodidades, pero la gente, ya acostumbrada, caminaba sin protestar” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, sf.).

En Santa Lucia, el grupo entabló amistad con Nicanor Hermógenes, “uno de los más aguerridos colonos” (Entrevista # 5, 2012), quien los trasladó hasta la Finca Itarca, cuatro kilómetros más abajo de ese lugar. Esta finca, de aproximadamente 150 hectáreas, había sido adjudicada, en 1956, por el Instituto de Colonización e Inmigración al señor Ángel María Trujillo Castañeda, un campesino del Caquetá. A ella solo “se podía acceder por el río Caquetá ya que no existía ni siquiera trocha. Aparte de unas 5 hectáreas de pasto puntero que rodeaban un rancho, en Itarca solo se veía el cielo y la selva” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.).

Don Jorge Julio afirma que fue la majestuosidad de esas tierras la que finalmente los impulsó a quedarse en ese lugar. Encontraron así la oportunidad de hacer real el proyecto que traían del Valle: fundar una hacienda con un proyecto agrícola-ganadero. “Aunque Itarca distaba bastante de Mocoa, decidimos echar allí nuestras inquietas anclas” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.). Mediante un préstamo de la entonces Caja Agraria, este grupo de jóvenes logró convertirse en propietario de Itarca. “Las condiciones de este nuevo lugar les parecieron óptimas para desarrollar una actividad agropecuaria: clima caliente, topografía plana, fértil zona ribereña, inmensas áreas surcadas por ríos y madera fina en abundancia” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.).

Según la narrativa de algunos hombres adultos-mayores que conocen la historia del pueblo, Ángel María Trujillo decidió vender Itarca porque durante “la tarde soleada de un domingo de 1958” (Entrevista # 6, 2012), no solo descubrió que su esposa tenía un amante sino que ellos habían planeado asesinarlo para quedarse con las tierras colonizadas. “Al enterarse de esto, Ángel María se adelantó y confrontó al amante de su esposa: con un machete a la mano, él salió a perseguirlo para matarlo primero. No logró alcanzarlo, y entre el bullicio de tanta gente que salía del campo, el amante se escapó” (Entrevista # 6, 2012). Decepcionado de su matrimonio, Ángel María tomó la decisión de vender Itarca y “como esas cosas del destino, eso de que lo que es para uno es para uno, él se encontró con ese grupo de jóvenes buscadores de tierra y en un instante cierran el negocio”[7] (Entrevista # 6, 2012). La última imagen que se tiene de Ángel María por Itarca es la de estar montado en un bote por las orillas del río Caquetá, acompañado por su esposa. “Nunca más se supo de él por estos lados, solo se recuerda la forma en que su silueta se iba perdiendo a medida que se adentraba río arriba. El castigo para su esposa fue llevársela muy lejos, donde nadie supiera de ellos” (Entrevista # 6, 2012).

Unos años después de la compra de Itarca, la sociedad de jóvenes profesores se desintegró. Por un lado, tratando de cruzar el río Caquetá, Tiberio Cañaveral se ahogó: “como no habían caminos para llegar Itarca, había que cruzar el río. Ese día de la muerte de Tiberio, el río estaba crecido y el bote en el que iba se accidentó. La muerte por ese tipo de accidentes era muy frecuente, el río, la selva, la dificultad de colonizarla, de amansarla, le costó la vida a muchos” (Entrevista # 6, 2012). Esto hizo que su hermano, Luis Cañaveral, regresara a Cali sin querer saber más de Putumayo. Por el otro lado, la ausencia de un capital económico y técnico que permitiera desmontar la selva y empezar a sembrar, hizo desistir al resto de acompañantes. Don Jorge Julio quedó entonces solo. Esto le generó “desilusión y deseos de abandonar todo y volver al Valle del Cauca” (Entrevista # 5, 2012). Pero fue su esposa, Doña Sinaí Rocha, que aún permanecía en Cali, “quien lo animó respondiéndole que en aquellas lejanas tierras del Putumayo estaban puestas sus más caras esperanzas. Desde entonces, el respaldo de Sinaí fue un valor incalculable para hacer frente y salir a flote ante tantas adversidades”. (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.).

La colonización de esta zona estuvo precedida por la exploración que inicialmente hacían los hombres de los posibles lugares de asentamiento, pero era el apoyo emocional de las mujeres, de las esposas, el que finalmente sellaba la colonización y la permanencia de los campesinos en la selva. Con el apoyo moral de Sinaí Rocha, fue como Don Jorge Julio resolvió quedarse en Itarca[8]. Después del nacimiento de su segunda hija, Doña Sinaí llegó a Putumayo. Ella, una mujer “nacida y criada en Pereira, jamás había vivido en el campo y menos en la manigua. Sin embargo, no tuvo ningún inconveniente en hacer la vida en este lugar, en hacerle frente a la vida” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.).

Aprender a cazar y a pescar fueron algunas de las estrategias que la familia Guzmán Rocha empleó para sobrevivir en el lugar. Quedarse en Itarca sobrepasó la idea inicial que Don Jorge Julio había traído del Valle, pues “ya no eran la audacia ni la ambición las que los ayudaban a permanecer en ese medio, era la dignidad” (Entrevista # 5, 2012). Esa dignidad fue la que les posibilitó “echar raíces en la tierra” (Entrevista # 5, 2012). Poco a poco, se fueron adaptando a la vida y a la producción campesina hasta lograr subsistir de ella: “empezaron a cultivar, a sembrar plátano, chontaduro, a hacer potreros, a sembrar yuca, maíz…cultivos de pancoger” (Entrevista # 5, 2012). Itarca empezó entonces a reconocerse como un lugar próspero y el apellido Guzmán se transformó en un referente central para el resto de familias que rodeaban la finca[9], y para todas aquellas personas que a lo largo de los años iban arribando a este lugar.

El Puerto de los Guzmán fue el nombre con el cual se empezó a reconocer el predio Itarca. Alrededor de ese puerto, a orillas del río Caquetá, se dio comienzo a la construcción de un nuevo asentamiento en Putumayo. Don Jorge Julio y Doña Sinaí, no satisfechos con su propio trabajo para subsistir, se plantearon el propósito de “aportar a su entorno. Emprendieron así una acción social con el objetivo de arrancar a la civilización los beneficios que necesitaba la selva” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.). Y esa labor consistió en “organizar a la comunidad instalada en lo que por aquel entonces era aún selva, así como a los que iban llegando con el transcurso del tiempo buscando tierras para colonizar. Luego, había que concientizar a dichas comunidades para que exigieran su participación en la toma de decisiones. Dicha actividad perseguía aglutinar valores humanos y llevarlos a gestionar el desarrollo de la región” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.). Fue así como, en 1965, Don Jorge Julio terminó siendo Inspector de Policía de Santa Lucía. “Esta labor con la comunidad exigió a Jorge Julio una capacitación adecuada, por lo que siguió diversos cursos y asistió a varios congresos nacionales de Acción Comunal” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.).

Puerto Guzman (1)
Vista de Puerto Guzmán. Archivo familia Guzmán. Fuente: Andrés Cancimance
DON JORGE GUZMAN
Foto: Don Jorge Guzmán. Archivo familia Guzmán. Fuente: Andrés Cancimance.

Desde su rol de Inspector, Don Jorge se dedicó a organizar, con sus respectivas personerías jurídicas, las Juntas de Acción Comunal de varias veredas que ya se habían conformado durante el periodo comprendido entre 1958 y 1965. Dicha organización tuvo como propósito central gestionar la construcción de una carretera que conectara a Santa Lucia con el Puerto de los Guzmán[10].

Así fue como empezó a formarse la idea de hacer un asentamiento más abajo de Santa Lucía, porque era muy complicado el transporte de la producción agropecuaria que se producía en Itarca y en las otras fincas de la gente. Había que sacar todo por el río hasta Santa Lucía, que era donde había carretera. Desde Santa Lucia, la producción se embarcaba en carros hasta Mocoa y de ahí a Pasto, Nariño. Y la producción en esa época era bastante, la comida era abundante y siempre los campesinos tenían gran cantidad de productos que se perdían, ni siquiera los animales (puercos, gallinas, ganado) daban abasto para comer todo lo que se producía (Entrevista # 5, 2012).

Las dificultades de transportar la producción agropecuaria por el río no solo tenían que ver con los posibles accidentes durante la época del invierno, cuando el “río que se llama Pacayacu se crecía y se robaba la vida de algunas personas que morían en accidentes” (Entrevista # 5, 2012), sino porque en la época de verano esa “quebrada se secaba y así era imposible navegar con todas esas canoas cargadas de bultos de maíz, de plátano” (Entrevista # 5, 2012). Estas dos situaciones crearon la necesidad de construir un asentamiento independiente de Santa Lucia, con su propia carretera y con la posibilidad de comercializar toda la producción agropecuaria. Don Jorge Julio fue uno de los principales promotores de esta idea.

La idea no caló muy bien entre los comerciantes que ya estaban allí en Santa Lucía, pero mi papá se dio a la tarea de ir contactando, de ir difundiendo la idea y vendiéndola al resto de la gente que vivía hacia abajo, porque ya era llevar el puerto hasta un punto que estaba sobre el río Caquetá y no en un brazo del río Caquetá, como a unos doscientos metros del río Caquetá. Mi papá y el resto de gente tuvieron que lidiar con todos esos problemas y obstáculos, como los intereses personales y las rencillas políticas. Pero el trabajo en mingas comunitarias hizo posible la construcción de esta carretera (Entrevista # 5, 2012).

Finalmente, en el año 1975 y bajo el mandato del Coronel Luis Alfonso Torres Mujica, fue inaugurado el tramo Santa Lucia – Puerto de los Guzmán. Los cuadros de líderes estimulados por Don Jorge Julio y “entrenados para reclamar la carretera, fueron todo un éxito. Dichos líderes, presionaron al gobierno local hasta lograr la construcción de esta vía. Las mingas comunitarias hicieron posible la carretera” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán, s.f.)[11].

La inauguración de esta carretera, realizada el primero de mayo de 1975 a través del decreto 460, trajo consigo la creación de la Inspección de Policía Puerto Guzmán, para la cual se delegó a Don Jorge Julio como su primer Inspector, un cargo político necesario para el funcionamiento y la administración del nuevo lugar. Pertenecer al partido liberal, ser una persona educada y haber liderado las Juntas de Acción Comunal en función de la carretera, fueron las razones por las que “los gamonales y caciques de ese entonces lo eligieron para ese cargo. Él tiene su don de gente, hace muy buenas relaciones con la gente y además de eso eran músicos con Luis Cañaveral, entonces tenían buenas amistades… así que todo eso hizo posible que lo eligieran como inspector y a él le tocó asumir ese papel” (Entrevista # 5, 2012).

Don Jorge Julio Guzmán no imaginó que en su finca se formaría un pueblo, no pensó en convertirse en el fundador de un asentamiento y mucho menos en que el pueblo llevaría su apellido como nombre. Esta decisión fue tomada en una asamblea general de líderes de las Juntas de Acción Comunal que participaron del proceso de la construcción de la carretera. “En honor a mi papá, estos líderes escogieron ese nombre. Y ahora, todo el municipio se llama así y nosotros tenemos el pueblo dentro de la finca” (Entrevista # 5, 2012). El trazado topográfico del lugar comenzó a ser organizado por Don Jorge antes de la llegada de la carretera:

Mi papá se ve en la obligación de contratar a un topógrafo para empezar a hacer los trazados del pueblo, para organizar manzanas, y por dónde y de qué dimensiones deberían pasar y ser las calles y los lotes y todo eso. Porque para esa época la gente ya había empezado a pedir que les vendiera lotes. Entonces, él se vuelve un urbanizador, sin saberlo y quererlo, sin pensarlo. Entonces, cuando ya llega la carretera, ya se han vendido lotes y hay gente que ya está ahí instalada (Entrevista # 5, 2012).

Puerto Guzman (2)
Foto: Panorámica de Puerto Guzmán. Archivo Familia Guzmán. Fuente: Andrés Cancimance.
Puerto Guzman (3)
Foto: Panorámica Puerto Guzmán. Archivo Familia Guzmán. Fuente: Andrés Cancimance.

[1] Este texto hace parte de uno de los capítulos de la tesis doctoral del autor en Antropología denominada: Echar raíces en medio del conflicto armado. Resistencias cotidianas de colonos en Putumayo. El documento fue sustentado y aprobado en el departamento de antropología de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, en diciembre del año 2014.

[2] Las cantinas y las fuentes de soda son locales en los que se venden bebidas alchólicas.

[3] Colono-fundador de Puerto Guzmán.

[4] Actualmente, un corregimiento del Municipio de Puerto Guzmán. Según un documento del Comité Pro-Municipio de Puerto Guzmán, este asentamiento fue fundado hacia el año de 1932 por una familia de apellido Marines y por el señor Antonio Barrera, quienes llegaron atraídos por las minas de oro que desde ese entonces ya eran explotadas. En 1944 este asentamiento se conforma como inspección de policía y en 1946, con el aporte del gobierno Comisarial se construye una trocha de 22 kms que llega hasta Puerto Limón. Con el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla se da comienzo a la construcción de la carretera la cual termina en el año de 1974.

[5] Actualmente, una inspección del Municipio de Mocoa.

[6] El Decreto 131 de 1957 restablece la Comisaría Especial del Putumayo.

[7] Itarca es comprada por Jorge Julio Guzmán y Luis María Cañaveral con escritura pública número 25 del 12 de marzo de 1958.

[8] En 1964 Luis María Cañaveral vende su parte en Itarca a su socio Jorge Julio mediante escritura No. 37 del 21 de marzo de 1964. Desde entonces la finca queda en propiedad de Jorge Julio Guzmán y Sinaí Rocha, su esposa.

[9] Las familias alrededor de Itarca y que también habían colonizado tierras eran: “La de doña Carmen Vallejo, la de Don Fidel Rincón y la de los Casanova” (Documento inédito, familia Guzmán: Monografía de Puerto Guzmán).

[10] Cuando el grupo de jóvenes llegó a Itarca, la carretera construida cubría el trayecto Mocoa – Puerto Limón. A través de mingas comunitarias, la gente construyó más carretera hasta un punto denominado El Jauno y, posteriormente, en el año de 1973, bajo el mismo sistema de mingas, la llevaron hasta Santa Lucía.

[11] En el Documento inédito de la familia Guzmán se resaltan los siguientes nombres de líderes: Adolfo Botero, Felipe Burbano, Miguel Casanova y Sra, Adán Cuellar, Leonidas Cuellar, Ceferino Chilito, Serafín Guaitarrilla, Rafael Guerra, Marco León Quintero, Felipe Martínez, Hernando Obando, Otoniel Ortíz, Fidel Rincón y Sra, Israel Santacruz, Isaac Torres, Justo Pastor Muriel Espinel, Jorge Ortíz, Roberto Anturí, Hilario Peña.

* PhD en Antropología y Trabajador Social. Universidad Nacional de Colombia. Es el primer PhD., en Antropología que gradúa el departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá y el primer PhD., que tiene el Municipio Valle del Guamuéz en Putumayo. Su formación académica y experiencia profesional docente e investigativa ha estado enfocada en las temáticas de Memoria Histórica, Derechos Humanos, movimientos sociales, migración forzada, atención psicosocial y Reparación integral a víctimas de la violencia sociopolítica en Colombia, además de profundizar en los procesos organizativos y comunitarios de población en situación de desplazamiento forzado. En 2011 fue co-relator del informe nacional de memoria histórica sobre la masacre de El Tigre, Putumayo. Y a partir de esa investigación, que comenzó en el año 2009, ha venido trabajando en esta región del país. En 2012, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia –ICANH, le otorgó el Premio Pioneros de la Antropología Colombiana en homenaje a Milciades Chaves Chamorro y Miguel Fornaguera Pineda. Actualmente, es director de la Fundación el Alumbrador (www.fundacionelalumbrador.com), una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la recuperación emocional de las heridas de la guerra de personas que han sufrido por el conflicto armado colombiano y con ello aportar a la construcción de la paz. cancimance5@gmail.com

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