Los retos de la organización indígena en el Caquetá

Mi propósito es hacer una reflexión hacia nuestros compañeros y compañeras indígenas amazónicos que nos lleve al reconocimiento de nuestra historia, nuestras formas propias de organización, a la protección del territorio con nuestros hermanos y compañeros que lo habitan.

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Colectivo Katenere

 

Los pueblos ancestrales de la Amazonia colombiana ocupan en la actualidad seis departamentos y comprenden el 35% del territorio nacional. Este territorio está en la mira de todos los programas y proyectos que están relacionados con la conservación de los bosques y de sus servicios eco-sistémicos. La pregunta que nos hacemos los habitantes de estas regiones es: ¿Será que el pueblo indígena está formado para recibir todo lo que se piensa ejecutar en su territorio?

Presento una perspectiva indígena, desde mi condición como parte de estos pueblos, sobre la protección de los recursos naturales como estrategia de conservación del conocimiento tradicional, uso de la biodiversidad y la importancia de la diversidad cultural en la sociedad para la preservación ambiental.

Es importante tener en cuenta que la OPIAC (Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana) que se creó hace 20 años ante el Ministerio del Interior y adscrita a la confederación indígena de la Cuenca Amazónica es una organización que incluye 56 pueblos indígenas de 162 resguardos amazónicos colombianos. Esta organización estructurada alrededor de un coordinador general está apoyada por coordinadores de área (educación y cultura, salud y medicina tradicional, economía, mujer, juventud, niñez y familia) y es reconocida por el estado como organización nacional, cuyos representantes tienen asiento en la Mesa de Concertación con los pueblos indígenas (Decreto 1937 del 1996) y como entidad consultiva del gobierno.

La OPIAC representa a las AATIS (Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas) en la Amazonia que son 39 registradas ante la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior. Estas últimas se pueden entender como Entidades de Derecho Público de Carácter Especial con personería jurídica, patrimonio propio y autonomía administrativa. El área de influencia estimada de estas AATI‘s puede ser de un 33% del territorio nacional. En tal sentido esto es una estructura que incide en la representación e interlocución de los pueblos indígenas amazónicos.

Otro aspecto importante de considerar es el concepto de autoridad tradicional, sin ahondar mucho en ello, es entendida como un sistema jerárquico derivado de la ley de origen, derecho mayor y derecho propio. La autoridad tradicional desempeña unos roles con un carácter cultural y espiritual muy fuerte, y un profundo conocimiento del territorio, su hábitat y los diversos mundos que puedan estar presentes en él. Estas autoridades pueden o no estar preparadas desde el punto de vista político para asumir roles de dirigencia en los procesos organizativos tanto al interior de sus cabildos como en las organizaciones locales, zonales, regionales y nacional.

Al igual que el líder o dirigente político organizativo, la figura del resguardo no es propiamente tradicional, y deriva de la cosmovisión de cada uno de los pueblos en una figura administrativa y política que se consensuó al interior del movimiento indígena, el cabildo. Sus líderes son quienes tienen la función fundamental de gestionar y administrar los recursos del Sistema General de Participación que gira transferencias a los resguardos, a su vez son quienes deben velar para que los derechos de los pueblos indígenas no sean trasgredidos o en la mayoría de los casos son quienes asumen la vocería para exigir el cumplimiento de los derechos. En tal contexto, en la Amazonía colombiana esta figura político administrativa puede tener el nombre de capitanía, gobernador, cacicazgo, dependiendo del pueblo.

En los últimos años, la OPIAC ha perdido el rumbo con el que se creó; ese que tuvieron en su mente los ancianos conocedores, abuelos sabios, mambeando y chupando ambil para pensar en el futuro de los pueblos indígenas. La OPIAC ha sido permeada por la politiquería. Por ejemplo, la organización manejó más de 18 mil millones de pesos aproximadamente en los últimos 5 años, lo cual le costó el puesto al presidente de turno. Ese dinero provenía del Ministerio del Interior, Plan de Desarrollo Nacional del acuerdo para el fortalecimiento del gobierno propio, uno de sus propósitos era que la OPIAC realizara un recorrido en las diferentes comunidades para conocer las problemáticas de los territorios y sus habitantes.

Lo más curioso es por qué nadie dice nada, pues todos los proyectos y programas de la Organización que en su momento fueron administrados y ejecutados no fueron concluidos de la mejor manera, como el de fortalecimiento institucional. En el Departamento del Caquetá pasó algo similar con el CODIC, se gastaron más de 1.000 millones de pesos a nombre del fortalecimiento del Consejo Departamental Indígena del Caquetá.

Estos malos manejos también se presentan en las organizaciones regionales; este carácter organizativo impuesto sobre los pueblos indígenas se ha vuelto todo un reto, pues uno de sus inconvenientes ha radicado, no solo en la formación sino en la desinformación, la discriminación que en la región se tiene aún hacia los pueblos originarios, y más por un gobierno que ha impuesto estas formas organizativas  en sentido opuesto a los pueblos ancestrales, los cuales se han constituido con formas propias de organización, pero durante la colonización forzosa, y la imposición de estructuras ajenas han hecho que los pueblos indígenas tengan ese choque entre lo propio y lo impuesto.

Cabe señalar, que de todas formas se han tomado estas estructuras organizativas para visibilizar las necesidades y llamar la atención de un estado que no ha podido llegar a los territorios de los pueblos amazónicos; pues, a pesar de tener este tipo de organizaciones representativas aún no se tienen garantías para que se haga un acercamiento a los resguardos, y que realmente alcancen todo el territorio amazónico donde realmente están las autoridades. Pues tenemos una particularidad territorial que son las extensas distancias, y las políticas estatales no son realmente incluyentes, con procesos en los cuales los pueblos se informen y decidan, y no como actualmente se viene dando, que los representantes en dos días o menos toman decisiones de aprobación o no, sin que la población lo sepa realmente.

Lo que verdaderamente es preocupante, hoy en día, es que con la moda de la conservación lo que debería estar haciendo el estado lo estén realizando ONGs internacionales, que muchas veces prestan ayuda al proceso de formación y organización, ¿Pero qué intereses tienen? Muchas ya han sido descubiertas como la de SEI PROGRESS, que entraban a territorios sin consulta previa. Mi propósito es hacer una reflexión hacia nuestros compañeros y compañeras indígenas amazónicos que nos lleve al reconocimiento de nuestra historia, nuestras formas propias de organización, a la protección del territorio con nuestros hermanos y compañeros que lo habitan.

¡No estamos pensando en la gente! Invito al mundo entero que pensemos en la humanidad y no solamente en los recursos no renovables.

¿Realmente nos vamos a dejar llevar por esto modelos impuestos de organización?

¿Las personas que estamos escogiendo como representantes, realmente nos están representando o se contaminaron con la enfermedad del occidente que es la corrupción?

¿Estoy haciendo respetar mi ley de origen y estoy ayudando al fortalecimiento de mi pueblo y territorio?

Todas estas preguntas hagámoslo cada uno, ese es el llamado.

Este texto se propuso evidenciar las diferentes expresiones orgánicas de los pueblos indígenas de la amazonia colombiana, que resulta del contraste entre la formulación normativa y sus realizaciones, y el ejercicio de poder interno de cara a las políticas estatales que conviven y se articulan en la vida cotidiana.

 

 

 

 

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