Fotografía: Niño en escuela del Caguán. AlaOrilladelRío
Johana Peláez Higuera*
Desde que tengo uso de razón he vivido en el Caquetá; he crecido junto con muchos árboles que de niña intenté sembrar, estuve en muchos lugares: Rio Negro, La Chipa, Betania, veredas como Pocetas, Violetas y aunque no viví alcancé a visitar Bajo Palermo, todas en los municipios de San Vicente del Caguán y de Puerto Rico.
Muchos de ustedes no habrán escuchado nombrar estos sitios y lo que sucede es que son lugares de ensueño a los que ustedes nunca han imaginado llegar. Yo llegué por la profesión de mi madre, ella es profesora rural. Por eso también conozco los problemas que cada docente de estos lugares padece. Recuerdo que en mi niñez mi madre solía decirme “nunca vayas a ser profesora” y ahora que lo pienso bien, tiene, y a la vez no, la razón pues el ejercicio docente es importante para aquellos niños por decirlo así “marginados”. Sí, esa es la palabra, el Estado losmargina, la misma ciudad los margina, los demás los marginan y créanme que lo sé, puesto que yo también fui marginada.
Mis oportunidades de salir de este lugar eran un poco más altas que las de los demás porque soy “la hija de la profesora”, recuerdo que así solían llamarme. Sin embargo no soy la única, tenía muchas más homónimas las cuales realmente, me duele decirlo, no lograron salir de esta “selva”, que cuando te coge no te suelta.
¿Cuáles son las oportunidades de un estudiante de vereda? Sin ser despectiva pretendo decir que aunque existan unas mínimas, simplemente el estudiante no puede o no quiere tomarlas. La cultura de vereda se adentra en nosotros, nuestras aspiraciones bajan, son pocos los compañeros con los que crecí que salieron de allí para ser mejores. Aunque el docente quiera inculcarle al estudiante una nueva cultura, el amor por la lectura, el empeño por el estudio, el estudiante rural no se deja influenciar puesto que desde chiquito le han enseñado la vida de finca y esa es su aspiración más grande: Tener una finca.
No significa que esta meta sea inapropiada o que carezca de importancia. Sucede que este gran sueño se reciente porque la persona no aspira a más sino a hacer lo que siempre ha hecho: no innova, no fortalece las capacidades, no explora nuevas opciones sino que, por el contrario, se pasará el resto de su vida preguntándose si podía hacer algo más, aunque tenga muchas hectáreas de tierra. Si los jóvenes vieran un poco más allá de lo que conocen podrían generar nuevas oportunidades para personas de su misma condición.
Además las familias no suelen alentar a los jóvenes a más nada, el niño aprende desde muy pequeño a ordeñar, a ir con el machete a cortar pasto, las niñas se sienten explotadas en su casa porque desde muy niñas las ponen a hacer oficio y no ven ninguna otra salida para irse de sus casas que el conseguir un marido, por tal motivo la mayoría de niñas del sector rural a una corta edad ya comparte su lecho con un hombre que puede ser mayor o menor que ella. La educación sexual también está alejada de las aulas de clase, puesto que los padres, si alguno de los docentes quiere enseñarla, se enoja, son un poco retrógrados y creen que sus hijos e hijas no deberían tener este tipo de educación. Así pues, viviendo en el mismo departamento las diferencias entre los niños de ciudad, los de pueblo y los de vereda son bastante amplias.
¿Qué es lo que realmente sucede con la educación rural y más si es del Caquetá? Como bien sabemos la violencia en el departamento ha marcado la vida de todas las personas que las habitan; algunos han sido victimas de secuestro, otros al no tener otras salidas se van a hacer parte de las filas. Hace algunos años un compañero de escuela tuvo un episodio traumático donde su padre fue atacado por soldados, hasta allí llegaron sus sueños de un futuro mejor y se incorporó a las filas. El desconocimiento de nuestra cruel realidad y la falta de actos para enfrentar este tipo de situaciones ha hecho que más adolescentes, tal como mi compañero, opten por este futuro.
Otro problema es la financiación estatal, pues en este preciso momento estamos en paro docente, por múltiples razones que se conocen, así que si es difícil la educación en una ciudad imaginemos la educación en un pueblo, ahora la de una vereda, es difícil en verdad. Somos un país que está en vías de desarrollo, que no invierte en sus ciudadanos, desestimando el papel del Estado, para lo que se supone debería funcionar. Nos encontramos en la era de la tecnología, lo cual se deja entrever en las dotaciones que se están dando para computadores portátiles, sin embargo es contradictorio dar este tipo de objetos si a las escuelas a las que las dan ni siquiera tienen electricidad, además a los profesores no le dan la capacitación necesaria para que le enseñe al estudiante este tipo de cosas.
El problema de la educación para niños y niñas empieza desde la cabeza de la nación y nosotros que como departamento somos prácticamente los pies de la misma, hemos sido olvidados. Por esta razón hay más embarazos no deseados, discriminación de los unos a los otros, atraso nacional, y seguiremos así hasta que la educación no sea primordial.
En el departamento conocemos perfectamente la guerra, ¿Cuándo será el tiempo en que conozcamos a un país que sobresalga al menos en las pruebas Pisa? ¿O que al menos sepa qué son las pruebas mismas?.
*Nacida en Rio Negro-Puerto Rico, registrada en San Vicente del Caguán, pasó su infancia en diferentes pueblos, corregimiento e inspecciones del departamento del Caquetá. De las reflexiones sobre su niñez, ha surgido su interés por los temas de participación ciudadana, violencia en el Caquetá, las nuevas maneras de crear empresa y la implementación de nuevos paradigmas sociales, además de buscar la generación de aportes para el cambio de la estructura social. Actualmente es estudiante de Administración de Empresas de la Universidad de Manizales. Asistente de investigación sobre obsolescencia programada y percibida. Miembro actual del comité del programa de Administración de Empresas. Semillerista en investigación de temas como TBL, RSR y Sustentabilidad. johannapehi@gmail.com