Fotógrafo: Andrés Cardona Cruz*
Después de la firma del cese al fuego entre la guerrilla de las FARC-EP y el gobierno de Colombia, la vida de este grupo armado ha cambiado. Ahora los días y las noches son tranquilas, los campamentos son más estables y el tiempo que antes era utilizado en estrategia de guerra, está siendo utilizado para fortalecerse en la transición de las armas a la vida política.
En los tiempos del Plan Patriota, iniciado en 2004 bajo el gobierno de Álvaro Uribe y con 17.000 militares dedicados a desarticularlos, la organización insurgente se vio obligada a mejorar sus estrategias tanto en el combate como en la misma forma de vivir, entre ellas: no dormir en los mismo lugares, tender sus caletas (casas para dormir) de forma que en caso de bombardeo o desembarco no demoraran más de un minuto en recogerla, no dejar rastro alguno en sus largas avanzadas, no hablar, no prender cigarrillos ni mucho menos linternas después de las 18:00 pm y por supuesto internarse en las selvas más inhóspitas de las regiones.
El Frente 15 perteneciente al Bloque Sur no fue la excepción: los combates y asaltos fueron una situación del día a día, tanto así que el Ejercito Nacional pudo llegar hasta la profundidad de la selva tras la guerrilla, por supuesto dejando cientos de muertos de un bando y del otro y quedando la población civil en medio de una lucha armada que la estigmatizó, la obligó a desplazarse y desprenderse de lo único que los unía, la tierra.
Hoy el panorama es distinto, tanto en el campo como en la selva no se han vuelto a escuchar tiros de bombardeos, helicópteros o enfrentamientos entre el Ejercito Nacional y las FARC. Cuando llegan las horas de la noche, la única forma de alumbrar son unas linternas que se ponen en la cabeza a la cual llaman “sapitos”.
La noche se pasa en sus caletas y está siendo utilizada para el estudio de los puntos del acuerdo de la Habana, lecturas de libros de economía, política, historia y comunismo. Las armas están pasando a un segundo plano, el proceso de paz es el tema de conversación diaria, el paso a la dejación de armas y convertirse en un partido político les acapara el tiempo en vez de sus fusiles.
La luz de la luna de vez en cuando entra en medio de los frondosos arboles a iluminar el campamento, y cesan las linternas, cada guerrillero o guerrillera va hacia su caleta y se ocupan en tareas como leer, escuchar la radio, escribir y dibujar. Al conversar con muchas de las personas integrantes se escuchan historias de guerra, del tiempo que no han utilizado armas y del cómo podría ser la vida en lo civil.
La delimitación de la zona veredal transitoria de normalización, llamada El Carmen, perteneciente a la Inspección de El Triunfo en La Montañita, será el lugar donde se concentrarán los guerrilleros de la columna móvil ‘Teófilo Forero’ frentes 3 y 15 de las Farc, en el departamento del Caquetá, un helicóptero de el CICR ha recogido a tres personas. Nelcy del Frente 15, ha llegado de estar en esa visita en horas de la noche y empieza a contar las anécdotas de este día tan importante, darle la mano a los militares, comer en la misma mesa y ver el entusiasmo de los habitantes de la vereda le generó mucha alegría en este proceso que le está dando paso a la paz. En reiteradas ocasiones aseguran que dejar el combate les ha permitido crecer en conocimiento.
Los debates continúan en las reuniones que se hacen periódicamente, es un deber de todos y todas estar al tanto de los avances de los Acuerdos. La hora cultural se realiza muy temprano, siendo este el espacio donde se entonan cantos e himnos de revolución. La cultura se ha convertido en un espacio fundamental de la vida diaria, los tiempos de dormir tranquilos han llegado. El churuqueo (sonido hecho con la boca para similar a un mico) da el despertador a las 4: 30 am, los guerrilleros ordenan sus caletas, toman tinto y se disponen en el salón de estudio a cantar canciones de revolución mientras llega la luz de un nuevo día.
Esta serie podría significar la luz al final del túnel de la guerra entre el Estado y las Farc, siendo ésta la luz de la esperanza que alumbrará el camino de la construcción de paz.
*Fotógrafo independiente oriundo del Caquetá, ha trabajado para agencias como ACNUR, CICR y el Centro Nacional de Memoria Histórica. Actualmente está trabajando en un banco de imágenes en torno a acciones desde lo comunitario en pro de construcción de paz.