Porque hay que percibir el significado básico de cada palabra sin necesidad de otra demostración, si queremos tener un punto de referencia en nuestras investigaciones, en nuestras opiniones e incluso en nuestras dudas…
Epicuro: Epístola a Heródoto
Siglo IV a. C.
Según Pierre Bourdieu[i], nominar es parte de la lucha política. Buena parte de la lucha social en el campo político involucra el capital simbólico y además tiene ese carácter. Es “una lucha teórica y práctica por el poder de conservar o transformar el mundo social, conservando o transformando las categorías de percepción de ese mundo. Es comprensible entonces, que una de las formas elementales del poder político, haya sido en muchas sociedades el poder de nominar y de hacer existir gracias a la nominación”. (Resaltado fuera de texto)
Es decir, como parte de esa lucha política, la sociedad siempre ha requerido dar nombre a los procesos, los hechos, los eventos, las situaciones, las ideas, los objetos y todo lo que tiene que ver con el transcurrir humano en el escenario natural[ii]. Y como en otros campos, en la lucha política por nominar se reproduce el dominio de una clase.
La tendencia ha sido a dar el término que se considera más apropiado, aunque en ocasiones por el afán mediático o por el interés histriónico se denominan de manera ambigua o inapropiada. Y los dominados acogen y legitiman la nominación ya sea por imposición o por conveniencia.
A propósito de las controversias sobre cómo llamar el momento posterior a la terminación de las negociaciones en La Habana e inicio del proceso de implementación de lo acordado, es importante fijarlo con precisión, siguiendo la epicúrea anotación.
Desde hace un par de años ha dado en utilizarse la expresión postacuerdo. Al parecer esta denominación proviene de los embajadores europeos en nuestro país, secundados a veces por las agencias internacionales y organismos multilaterales. A mi modo de ver, esta es una nueva forma de seguir colonizando. Mientras en Colombia diversos sectores hablan de segunda y definitiva independencia, parece que hay sectores interesados en una nueva colonización, empezando por determinar las formas lingüísticas que debemos usar.
El término postacuerdo no nos dice mucho respecto al proceso que se avecina que va a implicar varios otros procesos: transformación de la estructura social agraria, cambios en la estructura política y electoral, formación e implementación de ‘otra’ justicia transicional[iii], dejación de armas por parte de las FARC y su transformación en organización política legal, entre otros.
En la sociedad y en la vida se han hecho, se hacen y se harán muchos acuerdos, por lo que ha habido muchos momentos posteriores a esos acuerdos: los postacuerdos. Y al firmar el acuerdo aunque puede ser claro cuál va a ser el sentido del postacuerdo, no necesariamente esa va a ser la acción futura real[iv].
Es más, la misma organización insurgente ha logrado acuerdos con el Estado colombiano durante diversos gobiernos: en 1984, se acordó la tregua y el cese bilateral del fuego con el gobierno de Belisario Betancur. En 1997, con el gobierno presidido por Ernesto Samper, se propició un acuerdo para despejar el municipio de Cartagena del Chaira y un momento de interrupción de acciones militares para realizar la entrega de los soldados secuestrados o retenidos[v] por las FARC en Las Delicias (Putumayo). Y el más controversial de todos los acuerdos ha sido el logrado con el gobierno de Andrés Pastrana, en 1998, para crear la famosa Zona de Distensión. Y qué desastrosa que fue la ‘post-zona’ del postacuerdo, tras romperse las negociaciones.
En los tres casos los postacuerdos llevaron a la agudización y la degradación del conflicto armado entre el Estado colombiano y las FARC. Y en los tres acuerdos se pregonaba y proponía el fin del conflicto armado y el logro de la paz desarmada.
Ahora, cuando se dice postacuerdo pareciera que el conflicto armado del Estado colombiano con la organización insurgente FARC[vi] hubiera surgido por un simple desacuerdo. Llama la atención que el jefe guerrillero Jorge Torres Victoria[vii] ha manifestado públicamente que el proceso por venir sea llamado Postacuerdo.
De otra parte, el gobierno nacional durante todos estos años ha usado la palabra postconflicto[viii], para identificar el periodo que se iniciaría a partir de la definición total, refrendación e implementación de los acuerdos entre el gobierno nacional, en representación del Estado colombiano, y la organización insurgente FARC. Es decir en el periodo del postconflicto se van a implementar los diferentes acuerdos que hasta ahora se han logrado y los que en el corto plazo se van a lograr.
También es cierto que el gobierno nacional ha hecho el uso un tanto maniqueo de ese término: se trata de inducir entre la sociedad colombiana la idea de que solucionado el conflicto armado, entonces la sociedad ya va a vivir en total armonía: la Paz.
En muchos momentos de la discusión se ha dicho con absoluta certeza: los conflictos[ix] son inherentes a la sociedad real. No hay ninguna sociedad real sin conflictos sociales de diversa índole.
Por ello, siempre he planteado que lo más apropiado, y para contribuir al mejor entendimiento de lo que está por venir, es que hablemos de: el posconflicto armado con las FARC.
Precisamente en la actual negociación han quedado más claros los factores fundamentales que propiciaron este particular conflicto armado: la desigual estructura social agraria y la limitada democracia en nuestro país. No es por azar que estas dos previas y profundas conflictividades sociales, por ende constitutivas de amplias brechas dentro de la estructura social, fueron incluidas como puntos fundamentales de la actual negociación y hasta ahora se han logrado acuerdos parciales para transformarlas. La solución al conflicto armado con las FARC pasa por las transformaciones en la estructura social agraria y en la estructura política de nuestro país. Indudablemente, la implementación de los acuerdos en esos dos puntos estructurales no va a llevar a desaparecer o solucionar definitivamente esos respectivos conflictos.
Pero es que decir postconflicto (así no se aclare como lo sugerimos anteriormente) si nos produce la idea de que se trata de una situación futura en que algo se va a transformar definitivamente. No va a haber más ‘tiros’, no van a explotar más bombas, no se van a realizar más secuestros o retenciones, no van a suceder más homicidios injustos, no va a haber más atropellos, cesarán los desplazamientos forzados, dejará de haber desaparecidos, no sucederán más ejecuciones extrajudiciales o ‘falsos positivos’, ni continuarán las detenciones masivas, se terminarán los ‘falsos positivos’ judiciales y las mendaces imputaciones de fiscales sesgados, disminuirán las extorsiones. En fin, tantos hechos dolorosos y trágicos dejarán de suceder. Y eso, es lo que más se nos parece a la Paz. Por lo menos en el Caquetá de eso se trata.
Claro en aras de la brevedad discursiva sigamos llamándolo posconflicto, pero en caso de ser necesario caractericémoslo por el tipo de conflicto que se trata de transformar y especifiquémoslo señalando el sector social o político con el que se procura ‘construir’ ese evento.
Florencia, junio de 2016
Primera postdata: A propósito de nominar los sucesos…
¿Cómo denominar este evento?
Segunda postdata: ¿Será que estas anotaciones posteriores al cuerpo principal del escrito son postdatas? ¿O serán post scriptum? Qué guama…
[i] Cfr. http://misociologia.blogspot.com.co/2004/03/espacio-social-y-gnesis-de-las-clases.html.
[ii] La tradición en el campo de la Química, es que los descubridores tienen “el derecho para bautizar los elementos”, para lo cual se han fijado algunas reglas. Cfr. http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/ciencia/explicacion-de-los-nombres-de-los-elementos-de-la-tabla-periodica/16615983.
[iii] Para diferenciarla de la que quedó normatizada en la ley 975 de 2005.
[iv] Por ejemplo, para contraer matrimonio hay que llegar a un acuerdo con quien se considera la pareja ideal. Y el postacuerdo puede llegar a ser un vínculo duradero con hijos, proyectos y resultados. O puede ser la separación y terminación del vínculo conyugal. O un final trágico: el feminicidio.
[v] En este caso también se mantuvo una dicotomía del lenguaje para denominar una misma situación. Es que en el campo lingüístico también se ha manifestado y pervivido el conflicto armado con las Farc.
[vi] ¿O de la organización insurgente armada Farc con el Estado colombiano? A propósito, Augusto Trujillo Muñoz dice que el actual conflicto armado surgió en el sur del Tolima y añade que “no nació porque sus habitantes fueran violentos, sino porque fueron violentados”.
Cfr. http://www.elespectador.com/opinion/planadas-cafe
[vii] Como en el postconflicto seguramente él estará interesado en acceder a un cargo público por elección, solo lo podrá hacer con su nombre de ciudadano. No podrá usar su nombre de guerrero. Entonces, me adelanto a lo que va a suceder. Su manifestación por usar el término postacuerdo se encuentra en: http://www.las2orillas.co/no-hablemos-de-post-conflicto-sino-de-post-acuerdo-pablo-catatumbo/.
[viii] Es sintomático de quien ejerce la dominación en Colombia, que el gobierno de los Estados Unidos a través del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de ese país utiliza el termino postconflicto.
Cfr. http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/entrevista-con-el-comandante-del-estado-mayor-de-ee-uu/16535321. Además, enviaron su delegado a ‘supervisar el avance de las negociaciones’.
Cfr. http://www.rcnradio.com/nacional/estados-unidos-le-pone-la-lupa-al-proceso-paz-la-habana/.
Y recientemente viajó el secretario de estado de ese país a La Habana a ‘revisar’ los avances y contribuir a la conclusión satisfactoria de las conversaciones.
Por lo que parece también se están preparando para ‘supervisar’, ‘revisar’ y ‘contribuir’ [sic] al postconflicto. Entonces, tendremos que profundizar la lucha por la segunda Independencia.
[ix] Porque definitivamente no es un solo conflicto social.
*Sociólogo Universidad Nacional de Colombia. Magister Estudios Sociales Amazónicos, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, Quito / Ecuador. Profesor Facultad de Derecho, Universidad de la Amazonia, Florencia / Caquetá / Colombia. Estudioso de la conflictividad social en el piedemonte amazónico colombiano.