El Estado en cuestión

La lucha por los derechos alcanza un nuevo punto de significación en el marco de los proyectos constitucionales que emergen durante el siglo XXI en América Latina. Los escenarios de discusión constitucional a partir de entonces, se vuelcan hacia terrenos de interesantes disputas por el reconocimiento a derechos especialmente colectivos de que tanto se viene insistiendo por grupos indígenas, afrodescendientes, campesinos, de mujeres y de colectivos de diversidad sexual, entre otros, los cuales asientan fuertes críticas al modelo económico y neocolonialista que se nutre de tales condiciones de desigualdad y que se halla en medio de confortables ambientes de legalidad.

Reseña de  El Estado en cuestión. Momentos preconstituyentes en la región andina.

Autores: Rosembert Ariza Santamaría – Andrés Abel Rodríguez Villabona

Editorial: Universidad Nacional de Colombia

Año: 2018.

 

 

 

 

 

Diana Molina Rodríguez*

 

Así también, los estudios por los derechos sociales toman cursos que se alejan de la teoría general y se acercan a la orilla de la teoría crítica del derecho de Nuestra América, el cual viene reclamando herramientas jurídicas para la resistencia y para la emancipación, a partir de corrientes de la sociología militante durante los años sesentas.

Es por eso que la historia de los procesos constituyentes sigue significando una pregunta para el constitucionalismo del siglo XXI en América Latina y en el mundo, y sigue gestando investigaciones situadas y reflexivas tanto en espacios disciplinares de la teoría general y la dogmática jurídica como de la sociología jurídica y del derecho.

En el primer espacio disciplinar, se suscitan nuevas visiones de los derechos innominados, los retos y alcances de la interpretación legal, los problemas de legalidad y de validez de la norma frente a la carta constitucional y los vacíos institucionales después de sus creaciones. También los contenidos de efectividad normativa de los derechos sociales, la redistribución institucional de roles entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial que han sufrido desplazamientos de poder innegables, bajo iniciativas presidencialistas o bajo la creatividad instititucional del juez constitucional que dio el paso a la concesión de sentencias estructurales sobre colectividades enteras y no solo sobre casos particulares.

Así también, la teoría general debe lidiar con principios constitucionales populares y retadores para el liberalismo individualista, los cuales proponen otras éticas de cuidado a la naturaleza y de relaciones armónicas con el ambiente, mortificando a un sistema legal y de justicia que es copartícipe de los modelos económicos desarrollistas y extractivistas de nuestros días.

En el segundo espacio disciplinar, por su parte, se piensa en los contextos del poder constituyente y el surgimiento del constitucionalismo “de a pie”. También en la relación del texto legal, como lo es una carta constitucional, con los movimientos sociales y la consecuente vinculación de las Constituciones Políticas con las disputas hegemónicas y contrahegemónicas de nuestro tiempo. Por eso, estos estudios desentrañan las posturas constitucionales con respecto al modelo económico, y analizan los vértices de la resistencia social, sus gestas y sus forcejeos de legalidad con el norte global que exacerba y despoja sus fines comunes como sujetos políticos colectivos.

Sin embargo, se siguen necesitando investigaciones que se reten en la mixtura de estos dos escenarios de discusión. Es decir, entre las visiones de lo normativo y las visiones coligadas con la sociedad, la historia y el poder, siendo especialmente parcializada hoy, la comprensión de un fenómeno normativo, alejado de los particulares intereses por facilitar el desarrollo del modelo económico neoliberal o alejado de la historia de los movimientos sociales, por solo dar un ejemplo.

Es por eso que he escogido recomendar en esta reseña el libro: El Estado en cuestión. Momentos preconstituyentes en la Región Andina, escrito por Rosembert Ariza Santamaría y Andrés Abel Rodríguez.

Lo anterior, aunado a que debe valorarse el esfuerzo de una documentación histórica preconstituyente que recuenta las efervescencias sociales y políticas previas, y que ubica al estudioso del momento constitucional del siglo XXI, en las particularidades acontecidas en algunos países escogidos por los autores, que lo vivieron en carne propia (Ecuador, Bolivia, Perù y Colombia).

Este libro nos muestra por qué sigue siendo errado suponer, desde la teoría, que este nuevo constitucionalismo emerge dadas las consideraciones de una multitud homogénea sin más de América Latina, respecto de los procesos constituyentes, como la mejor fórmula para sucumbir a sus crisis institucionales.

Peor aún, quienes parten suponiendo que todo empezó cuando América Latina absorbió constitucionalismos sociales continentales y flexibilizaciones interpretativas anglosajonas en sus nuevos modelos de argumentación, para desembocar en un neo constitucionalismo copista que solo pudiera volver a reflejar coletazos de la historia continental o un nuevo transplante ius teórico de los centros de poder académicos del mundo.

Ese “en un principio” tan complejo de establecer para documentar un fenómeno socio jurídico como el constitucionalismo latinoamericano para el siglo XXI, es en parte, el reto de nuestros autores. Para ello, indagan con voces y fuentes documentales, los duelos que se lidian en torno a la redacción de una carta política en Latinoamèrica y, recuentan en tal travesía, sus procesos de paz, dictaduras, reformas agrarias, golpes militares, movilizaciones populares campesinas, indígenas, estudiantiles, así como las intromisiones normativas de los poderes económicos de liberalización del mercado global, para quienes resultaban tan incómodos los modelos clásicos del estado – nación liberal en el constitucionalismo propio de los Estados de Derecho.

Recomiendo este documento porque es disciplinarmente periférico para explicar el fenómeno de la estatalidad en América Latina. Me gusta la ocurrencia de autores como la del boliviano René Zavaleta y la legitimación académica que ocupan las posturas decoloniales y latinoamericanistas en el tratamiento a temas como el carácter intercultural de los estados plurinacionales, así como la periodización constitucional, el rastreo a nuevos sujetos sociales en el constitucionalismo latinoamericano y el constitucionalismo andino. Sobra decir que su respeto a las teorías de estos autores es limpia y cuidadosa.

Considero, después de leer este trabajo, que los autores intentan ofrecer al lector, una propuesta narrativa situada y crítica que insiste en la correlación y el monopolio de la fuerza en la relación Estado – sociedad – Constitución en América Latina; que propone una observancia cuidadosa a las redes de poder, de cara al desarrollo capitalista y al proyecto civilizatorio de los Estados y que presenta metódicamente algunos dilemas sobre la validez de las constituciones, así como sus alcances argumentativos y sus agendas de cumplimiento de cara a los iniciales impulsos constituyentes que las gestaron.

 

*Abogada, Magíster en Filosofía de la Universidad del Valle. Miembro de grupo de Investigación La Minga y del GT Pensamiento Jurídico Crítico, CLACSO

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