Informe sobre el último encuentro promovido por el Comité Nacional de Participación de la mesa de diálogos entre el gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), realizado en la ciudad de Leticia (Amazonas), donde se abordaron problemas y propuestas para la paz y la conservación en la Amazonia colombiana.
Adrián García Arias*
Después de una larga espera en la mañana gris del 16 de mayo, despegó el avión de la Policía Nacional desde Florencia con rumbo a Leticia, en dirección suroriental, en medio de los ríos Caguán y Yarí. Luego cruzó el río Caquetá, entre San Isidro y Araracuara, y dobló al sur, cortando el río Putumayo para irse paralelo al caño Sucurruyú y aterrizar en la última ciudad de Colombia en la triple frontera, a la orilla del río Amazonas. Después del bajo Caguán, con excepción de las riberas del Putumayo, del Caquetá y algunos claros del caño Sucurruyú, la selva se veía tupida, hogar de una fauna y flora condenada a desaparecer si la humanidad no detiene su impulso suicida. Más allá del idílico viaje que alimenta el imaginario de expertos en la Amazonia, ese viaje es una pesadilla para los habitantes de Leticia, Araracuara, Mitú, Taraira u otros asentamientos a los que se tiene que llegar por vía aérea debido a los altos costos del transporte y a su disponibilidad sujeta al clima y a itinerarios infrecuentes.
A la Orilla del Río y Puerto Reporte participaron en Leticia del último encuentro con diversas organizaciones de los seis departamentos que forman parte de la región amazónica colombiana, convocadas por el comité nacional de participación (CNP). Dicho comité se creó mediante el acuerdo No. 09 entre el ELN y el gobierno nacional, con el ánimo de que la sociedad pueda participar en el proceso de paz con ese grupo insurgente de manera incluyente, propositiva, activa, vinculante y eficaz. Durante los días 17 y 18 del presente mes y año, organizaciones campesinas, indígenas, ambientales, de víctimas, de mujeres, LGBTQ+, medios alternativos y de derechos humanos, entre otras, atendiendo el enfoque diferencial, hicieron aportes a la construcción de la paz y los entregaron a la mesa de diálogos directa en Caracas hoy 22 de mayo.
Después de la instalación a cargo de las delegaciones del gobierno, ELN, países acompañantes y miembros del CNP, y previa presentación cultural del resguardo urbano Capiul de Leticia, cada una de las personas asistentes fue asignada al azar a uno de cuatro grupos para identificar problemas y actores comunes. Al final, se escogió un relator para que contara a los otros grupos el trabajo realizado. Al día siguiente, ya por departamentos, se recopilaron las recomendaciones que se presentaron en la plenaria de todos los asistentes.
Hechos los mapas, con un río grande como lo hicieron los del departamento del Amazonas, se definieron varios problemas que afectan la vida en la región, a saber:
- Las instituciones, lentas, indiferentes, casi inútiles para resolver los conflictos, además de la corrupción que las devora, con la formulación de planes de desarrollo disfrazados de participativos, caracterizadas por su poca autonomía presupuestal, compitiendo entre sí para obtener la aprobación de proyectos ante las agencias gubernamentales y agencias de cooperación. La clase política local tampoco ayuda y se convierte en la piedra en el zapato de las organizaciones que defienden su territorio.
- Los problemas ambientales, como los arcos cada vez más grandes de la deforestación para la ganadería extensiva, la destrucción y contaminación de ríos y cuencas por la minería a gran escala, la minería ilegal bajo el amparo de grupos armados y la concesión petrolera en el piedemonte amazónico con más de 50 bloques de exploración y producción.
- La presencia de actores armados en los seis departamentos. Si bien el ELN no hace presencia en ellos, se tienen informes de la presencia de diferentes disidencias de las antiguas FARC-EP que se disputan el control del territorio, cobran “impuestos” e interfieren en las actividades de las organizaciones. Además, hay bandas dedicadas al narcotráfico y a la trata de blancas, lo que ha llevado al desplazamiento de indígenas y campesinos en el Amazonas, Vaupés y Guainía. Han aumentado los casos de violencia de género que afectan principalmente a niñas y niños, lo que lleva a la deserción escolar y embarazos no deseados. También se presentan casos de urbanización de áreas protegidas y el intento de municipalizar zonas pertenecientes a parques o a reservas indígenas.
- La insistencia en modelos de desarrollo sostenible y de conservación ambiental sin gente, desconociendo que en la Amazonia habitan personas que tienen allí su sustento, bien como naciones amazónicas ancestrales o como campesinos o pobladores de caseríos a orillas de los ríos que viven de la minería barequera, pequeñas parcelas o actividades comerciales informales. La insistencia en el espejismo de los bonos de carbono, mientras la tenencia de la tierra es informal y sin medidas alternativas que contemplen frenar la frontera agrícola que avanza desde el límite amazónico biogeográfico en el piedemonte y los bordes de los llanos orientales.
Las propuestas finales para la mesa, que empezó ayer y va hasta el 25 de mayo, son entre otras: cerrar la frontera agrícola, detener la ganadería extensiva, frenar la deforestación y los procesos extractivos minero-energéticos, asegurar la integridad y la vida de los líderes sociales, buscar una salida negociada con los grupos armados que hacen presencia en la Amazonia, implementar el Tratado de Escazú, proteger las fronteras con Venezuela, Brasil, Perú y Ecuador, desarrollar planes de vida desde las comunidades y no planes de desarrollo, asegurar la soberanía alimentaria, principalmente en las zonas de frontera, lograr la integración amazónica de los seis departamentos, no más sobrediagnósticos e inventarios y más acciones concretas y eficaces. Desarrollar alrededor del agua siguiendo el camino de la anaconda, metáfora de las personas del departamento del Amazonas. Pensar en la etnoeducación y que las políticas de reincorporación se cumplan para garantizar que los excombatientes no vuelvan a las armas. Involucrar a otros sectores gremiales, comunales, culturales y deportivos para la paz. Que la participación de los asistentes, con su carácter vinculante, decida manifestarle al ELN y al gobierno que se mantenga la mesa de negociación, para llegar a un acuerdo definitivo que permita la tranquilidad de la ciudadanía. Cerrando la jornada, el delegado del ELN manifestó que estos insumos entregados a la mesa para definir la política de participación de la sociedad en las rondas directas con el gobierno son muy importantes para seguir buscando las transformaciones que necesita el país con o sin mesa. Esta declaración parece muy realista, pragmática y desconcertante, pues con o sin ellos (los insurgentes del ELN y otros) las personas se organizan, luchan y reclaman lo que es justo. Nos tenemos a nosotros; ojalá que ellos hagan parte de esa otredad sin armas, que apueste a la lucha que desde las veredas, ríos y selvas los pueblos amazónicos vienen dando para vivir con dignidad.
Desde luego, cada organización tendrá sus reivindicaciones particulares, como por ejemplo las víctimas de minas antipersona y munición sin explotar (MAP/MUSE) que viajaron desde Florencia, o las representantes de la comunidad LGBTQ+. Lo importante es saber que todas ellas son justas exigencias que son transversales al conflicto armado, al tráfico de drogas y a la defensa de la Amazonia. Por eso, A la Orilla del Río y Puerto Reporte están dispuestas a aportar para que seamos una sola voz de miles y que tengan en nuestros portales web un medio más para difundir las exigencias y las propuestas.
Pos scriptum:
Una lideresa de un colectivo de mujeres estaba feliz porque por primera vez participaban como delegación del Guaviare en un encuentro amazónico y no llanero.
Alentamos a los compañeros y compañeras del Putumayo en su lucha por la conservación del Macizo Colombiano, también a las organizaciones de Vaupés, Guainía y Amazonas que por razones geográficas permanecen aisladas, pero que esta sea una forma de permanecer en contacto, librando sus luchas que hoy también son nuestras.