El 11 de marzo pasado se desarrollaron las primeras elecciones del posacuerdo. Eran varias las preguntas y expectativas que generaba esta elección. Era la primera vez que la ahora Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) participaba en la política local en un escenario de paz. ¿Qué significaba este cambio en un departamento que se ha configurado a través de la guerra? ¿Qué efectos tendría la paz en el mapa electoral departamental?
El presente texto analizará tres elementos de los resultados del 11 de marzo. Primero, se discutirá qué expresó, en términos de la votación municipal, la disputa por dos curules a la Cámara entre el liberalismo, el uribismo y el candidato de la ASI. Segundo, se mostrarán los resultados de la votación por la FARC al Senado en el Caquetá y tercero se indagará por el nivel de participación electoral.
TRES PODERES, DOS CURULES
La competencia para la Cámara de Representantes era reñida. Para dos curules había tres opciones probables, el partido liberal, con lista liderada por Harry González, que con la maquinaria acumulada aspiraba a la reelección; el uribismo, con lista encabezada por Edwin Valdés, sin maquinaria fuerte pero con el arrastre que da la popularidad de Uribe en Florencia, y Ruíz Cicery, cabeza de lista de la ASI, aliado por un lado con el gamonal conservador Arnulfo Gasca y por el otro con movimientos sociales de izquierda como la Unión Patriótica. En un anterior texto sobre el tema se planteaba
“A riesgo de simplificar, entre las tres opciones más probables se podría decir que con Harry Gonzalez se votaría como si no hubiese habido Acuerdo de Paz, porque poco cambiaría; con el Centro Democrático como si sí hubiera habido acuerdo, pero se rechazara; y con “Coco” como si sí hubiera habido Acuerdo de paz, la paz en su imperfecta realidad regional”.
En este sentido, cualquiera de las opciones expresaba un fenómeno totalmente distinto.
A la luz de este análisis, ¿Qué sucedió el 11 de marzo?
Siguiendo esta línea de argumentación, los resultados del 11 de marzo dieron como principal perdedor en el Caquetá a los Acuerdos de paz, al perder Ruíz Cicery, el único candidato que públicamente los defendía, la representación del Caquetá ante el Congreso queda en manos de dos críticos de los Acuerdos (Harry ha votado a favor en el Congreso siguiendo su línea gobiernista sin embargo públicamente es frecuente escuchar sus críticas frente a la necesidad de justicia para las FARC).
Sin embargo, la realidad no resultó ser tampoco tan sencilla. Sin duda perdieron los acuerdos, y sin duda el titular es que el uribismo obtuvo una de sus curules gracias al Caquetá –equiparable al titular de la victoria del No en el departamento, o de la victoria del Centro Democrático en la alcaldía de San Vicente del Caguán-. Pero yendo más allá del titular, el Caquetá sigue mostrando un escenario complejo que expresa los retos que tienen los territorios, y particularmente el campo, para la articulación en el sistema político colombiano. Para decirlo de otra forma, en el Caquetá gana el uribismo las elecciones pero las cifras muestran que el Caquetá no es uribista. Lo que gana en el Caquetá es la abstención y el único territorio uribista es Florencia, que es la ciudad que vota.
Como lo muestra la siguiente gráfica, Cicery (de la ASI) sacó más votos que Valdés, el candidato del Centro Democrático (15723 versus 11611), sin embargo, la lista uribista sacó más votos que la de la ASI que avalaba a Cicery (23444 versus 19946). El uribismo se quedó con la curul, pero por muy poco y, en gran medida, por un error de estrategia de la ASI al acompañar la lista con candidatos tan débiles. El caso de Cicery muestra que no es suficiente tener una amplia votación personal cuando se cuenta con un partido débil.
Dos escenarios posibles diametralmente opuestos para el departamento: la victoria del Centro Democrático y lo que esto significa en términos del rechazo al Acuerdo de Paz versus la victoria de la ASI, y un discurso a favor de los acuerdos, se dirimieron con un número escaso de votos y una paradoja electoral tal como que el que saca mayor votación no obtiene la curul. En el Caquetá sigue habiendo un importante sector político que no tiene representación en el Congreso, la disputa sigue sin resolverse.
Ahora bien, vale aclarar dos cosas: Primero, que la votación por Cicery no era necesariamente una votación pro-acuerdos, parte de su votación también se derivaba de su alianza con el polémico gamonal local Arnulfo Gasca y de su propia trayectoria personal en la política (ha sido alcalde, diputado y candidato a la Gobernación). En contraste, la votación por el Centro Democrático sí puede entenderse como una votación contra los acuerdos.
Segundo, si bien los resultados expresan que la disputa sigue sin resolverse, el acceso del uribismo a una curul en el Caquetá sin duda consolidará una maquinaria política que podrá fortalecer la presencia de esta colectividad en el Caquetá. La amplia victoria de Harry Gonzalez con el Partido Liberal muestra lo importante que es esta maquinaria para consolidar un poder electoral. Ahora bien, el fracaso del Partido Conservador, que perdió la curul que tenía con Luis Fernando Urrego – de quien se decía que había ganado por el apoyo que en radio le dio el mismo Uribe- muestra que tener la curul tampoco es suficiente para mantenerla.
En anterior texto, se planteó que las dinámicas políticas en el Caquetá han mostrado que “gana el que conquiste con amplitud a Florencia o el que logre movilizar al tradicionalmente abstencionista campo, principalmente en el norte”. Y esto se corroboró en las elecciones del 11 de marzo. Pese a que Cicery (ASI) también le ganó a Valdés (CD) en Florencia (7105 versus 6812), la votación por la lista del Centro Democrático en Florencia (14769 votos contra 13747 de la lista liberal y 9345 de la ASI) hizo que las curules en el Caquetá se quedaran con Harry del Liberalismo y Valdés del CD.
El peso de Florencia es tan importante en las elecciones en el Caquetá, y su contraste con la votación en el resto de municipios es tan significativa, que los resultados en el departamento cambiarían según se incluya o no Florencia en el análisis.
Incluyendo a Florencia, la mayor votación en el departamento la tiene la lista Liberal, seguido por la votación por Harry González y por el Centro Democrático. Sacando a Florencia del análisis y revisando la votación del resto de los municipios, significativamente más pequeños que la capital, la curul hubiese quedado en manos del Liberalismo y de la ASI.
Teniendo en cuenta el resto de municipios, la lista de la ASI saca mayor votación que la del CD (10601 versus 8675). El contraste entre la votación municipal y la de la capital en el Caquetá expresa la falta de representación política de un sector significativo de la población que por su mayor carácter rural queda excluido de un sistema político que privilegia el número de votos por sobre otras variable -por ejemplo, el papel que estos territorios han jugado en la guerra-[1]. Para entender mejor el comportamiento de los municipios hay que tener en cuenta que los partidos cuya votación se concentra menos en Florencia son el Mira (con el 64% de su votación en los municipios), el partido liberal (con el 57% de su votación en los municipios) y Cicery, (quien sacó el 55% de su votación en el resto de municipios). En este sentido, no solo los pueblos del Caquetá tienen mucho menor votación que Florencia, también es una votación en sentido diferente.
VOTACIÓN A LA CÁMARA DE REPRESENTANTES SEGÚN SE INCLUYA O NO LOS RESULTADOS DE FLORENCIA
Se ratificó entonces en las últimas elecciones que la votación por el Centro Democrático en el Caquetá se concentra principalmente en Florencia, en donde sacó el 63% de su votación. En igual sentido, Edwin Valdés, el candidato del CD, sacó el 59% de su votación en la capital, habiendo sido alcalde de San Vicente del Caguán. Esto se explica por dos razones, el apoyo de la alcaldía del CD en Florencia a la candidatura de Valdés y paradójicamente el poco respaldo hacia Valdés en su pueblo de origen, San Vicente del Caguán. En San Vicente, solo un 10% de la votación fue por Valdés, mostrando que su alcaldía (2004-2007) no parece haber sido recordada positivamente por los sanvicentunos[2]. En San Vicente Valdés sacó menos votos que Harry (979 frente a 1469) y solo un poco más que Cicery (714). El otro candidato de la lista del Centro Democrático, Jhon James Villanueva, sacó 592 en el municipio.
En contraste, en Belén de los Andaquíes el 34% de la votación fue por Cicery, municipio del cual este también fue alcalde. La posibilidad para un municipio del Caquetá de tener un representante a la Cámara puede llegar a ser muy positiva en términos de lo que esto signifique para el acceso del municipio a la gestión de ciertos recursos, por eso se entiende la votación por Cicery en Belén y por eso resulta paradójico que solo 979 personas de 10223 que votaron en San Vicente pensaran en hacerlo por quien fuera su alcalde. Más considerando que el actual alcalde de San Vicente del Caguán es del CD.
El contraste entre Florencia y el resto de los municipios expresado en la votación por la ASI y el CD también es evidente si se comparan estas dos fuerzas en la siguiente gráfica. El CD tiene ventaja sobre la ASI en 5 de los 16 municipios: Florencia, San Vicente, Doncello, Morelia y Milán. En cambio, la ASI triunfa sobre el CD en 11 de los 16: Puerto Rico, Paujil, Cartagena, Montañita, Belén, Albania, San José, Valparaíso, Curillo, Solita y Solano.
VOTACIÓN POR EL CENTRO DEMOCRÁTICO Y LA ALIANZA SOCIAL INDEPENDIENTE EN LOS MUNICIPIOS DEL CAQUETÁ PARA CÁMARA DE REPRESENTANTES 2018
La votación de la ASI fue particularmente importante en Montañita (29% de la votación del municipio), pueblo donde está ubicada la ETCR de Agua Bonita, desde la cual se hizo campaña por Cicery, y que por lo visto tuvo resultado. En contraste, el Polo, que tradicionalmente tenía influencia en el municipio sacó solo un 4%. El histórico capital de izquierda de este municipio se fue entonces con Cicery. A diferencia de esto, en San Vicente del Caguán, otro municipio donde está la ETCR de Miravalle solo el 7% de la votación fue por Cicery frente a un 10% por el Polo. Aquí no fue tan claro el activismo de la FARC por Cicery y el Polo mantuvo su votación histórica.
Ahora bien, de lejos, el ganador de la jornada fue el Partido Liberal, quien también tiene la gobernación, y su candidato Harry González, que se reeligió en el Congreso. La lista liberal sacó 32130 votos frente a 23444 del CD y 19946 de la ASI. Como ya se ha expresado en otras ocasiones, el principal poder político de un territorio como el Caquetá no es ni el uribista ni el fariano, es el clientelar.
Por su parte, la movilización en contra de la entrada de las petroleras, que ha despertado ya históricas protestas en el Caquetá, no se ha capitalizado en términos políticos y el candidato más cercano a recoger estas banderas, abogado que ha acompañado el movimiento, obtuvo únicamente 2180 votos en el departamento y su votación en municipios como Valparaíso y Morelia, que han encabezado la resistencia, se redujo a 27 y 13 votos respectivamente. Hay aquí una ruptura entre la movilización social y la representación política. Durante la audiencia pública que se realizó en Morelia sobre el Bloque El Nogal estuvo presente el reelecto Harry González, sin embargo ni el congresista saliente, Luis Fernando Urrego, ni el entrante Edwin Valdés, hicieron presencia. Al menos la elección de Edwin Valdés no representa una ganancia para la defensa del territorio frente a la incursión de las petroleras en el Caquetá.
Frente a lo que viene en términos de elecciones presidenciales, tomando los datos de las consultas del 11 de marzo de 2018 y las del plebiscito por la paz es previsible que se mantenga la división política por subregiones del departamento. La derecha y el conservatismo siguen primando en Florencia, municipios del norte como Doncello y los del sur como Morelia, Belén, Albania, San José, Valparaíso y Solita. Por su parte, hay un peso importante de la izquierda en San Vicente del Caguán, Cartagena y Montañita. Estas dos facetas políticas en el Caquetá han tenido un arraigo histórico y es de esperarse que se vuelvan a manifestar en las primeras elecciones presidenciales del posacuerdo.
LOS PRIMEROS VOTOS POR LA FARC EN EL CAQUETÁ
La entrada de las FARC al juego político legal en el Caquetá puede ser también analizada a partir de su participación en las elecciones para el Senado. A nivel nacional, dos municipios en el Caquetá, Florencia y San Vicente del Caguán, están entre los veinte municipios donde sacaron mayor votación. El Caquetá, departamento donde ha tenido presencia histórica esta guerrilla, sigue siendo uno de los territorios donde tienen más apoyo político.
Como se observa en la siguiente gráfica, la votación de izquierda se concentra en el norte del Caquetá[3]y se inclinó, como en el resto del país, hacia el Polo y no hacia las FARC. Esto se podría entender porque las FARC son un segmento de la izquierda muy específico (no todo votante de izquierda apoya a las FARC) y porque, ante el temor de que el Polo no alcanzara el umbral, como se rumoraba, y ante la certeza de que las FARC ya tenían curules garantizadas, la votación de izquierda se inclinara, en términos generales, hacia el Polo. En 13 de los 16 municipios fue mayor la votación por el Polo que por las FARC. Sin embargo, hubo municipios como Puerto Rico, Curillo y Solano donde fue mayor la votación por las FARC que por el Polo.
VOTACIÓN DEL POLO Y DE LAS FARC A LAS ELECCIONES DE 2018 AL SENADO EN LOS MUNICIPIOS DEL CAQUETÁ
La siguiente tabla muestra la votación de las FARC por municipios del Caquetá. Como era de esperarse, los municipios con mayor votación fueron Florencia, San Vicente del Caguán, Montañita y Cartagena. Destaca Puerto Rico que no ha tenido una tradición de izquierda pero que sí se caracterizó durante el conflicto por tener una fuerte presencia de milicias en su casco urbano. El municipio donde es más alta la votación por las FARC en relación a la votación total es Montañita, si bien esta cifra no asciende sino a un 4% de los votos. Sigue San Vicente, Cartagena y Puerto Rico, donde el 3% de la votación fue por las FARC.
Expresando la diferencia entre los dos fenómenos, las siguientes gráficas muestran la distribución de los votos por municipio entre las FARC y el Centro Democrático. La votación por las FARC se distribuye en distintos municipios, particularmente en el norte. En contraste, la de Centro Democrático se concentra principalmente en Florencia.
CONFLICTO ARMADO, POS-ACUERDO Y PARTICIPACIÓN ELECTORAL
Otra expectativa frente a estas primeras elecciones del posacuerdo fue el nivel de participación electoral. La presencia de las FARC y las dinámicas del conflicto armado en el Caquetá siempre expresaron una relación de tensión frente a los procesos electorales. De participar durante los ochentas a través de la Unión Patriótica hasta el saboteo violento cuyo pico se alcanzó en 1997, las FARC afectaron activamente la política local. ¿Ahora con la FARC en la legalidad, aumentaría la participación de la población? Como se verá en el siguiente apartado, tanto como las mismas FARC, la arremetida militar para la recuperación del Caguán afectaron significativamente la participación de la población en las elecciones del Caquetá. ¿Qué sucedió ahora con la realización de las primeras elecciones en paz?
Históricamente el Caquetá ha tenido altos niveles de abstención electoral, y como se muestra en la siguiente gráfica de la participación en las elecciones de marzo de 2018, el nivel de votación es incluso significativamente menor al de departamentos vecinos con características sociodemográficas e históricas similares.
En este mismo sentido, con excepción de la Macarena, Meta, los municipios con menor participación electoral de la Amazonía nor-occidental son San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, Solano, Solita y Curillo, todos en el Caquetá. Habría qué preguntarse entonces las razones de esta baja participación en los municipios del Caquetá, considerando que comparten características geográficas e históricas con municipios donde la abstención no es tan alta. Para esto sería útil profundizar en las dinámicas municipales e integrar diversas variables, entre ellas las planteadas por la MOE, que requerirían una indagación en terreno.
RIESGOS ELECTORALES EN EL CAQUETÁ EN 2018 SEGÚN LA MISIÓN DE OBSERVACIÓN ELECTORAL, MOE
Esto en términos de la comparación geográfica, pero en términos históricos ¿Qué cambió en las primeras elecciones del posacuerdo?
Tomando datos desde 1994 (Ver gráfica), en el Caquetá se pueden identificar distintas trayectorias de la participación electoral según las subregiones dentro del departamento. Lo que muestra la revisión de las trayectorias de participación municipales es que el conflicto armado afectó significativamente la participación electoral, mayoritariamente en territorios de confrontación entre las FARC y la Fuerza Pública (San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, Montañita) y menos en los de presencia paramilitar (Belén de los Andaquíes).
TRAYECTORIAS DE LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN EL CAQUETÁ, 1994-2018
Mientras en Florencia la participación ha tenido un crecimiento constante (con un estancamiento a partir de 2010) en municipios del norte del Caquetá la participación es irregular y va paralela a las dinámicas de la guerra.
Así, en San Vicente del Caguán no fue sino hasta 2010 que se recuperaron los niveles de participación de 1994, por su parte en Montañita y en Milán esto no ocurre sino hasta 2014. La escalada violenta de las FARC de finales de los noventas y la arremetida de la Fuerza Pública con el Plan Colombia hicieron que 1997, 2002 y 2006 fueran años en que la participación electoral en estos municipios rondara entre el 7% y el 16%. ¿Se expresó en este contexto alguna preocupación porque en el Caquetá se eligieran representantes al congreso con promedios de participación del 7% al 16%?
Un caso particular expresa la trayectoria de participación de Cartagena del Chairá. En este municipio no hubo participación para las elecciones al Congreso de 1997 ante el saboteo efectuado por las FARC. En contraste, para las elecciones siguientes de 2002, en un contexto de Zona de Distensión, el nivel de participación en Cartagena del Chairá alcanzó el histórico pico de 54%, siendo la participación más alta a unas votaciones al Congreso en la historia de un municipio en el Caquetá. De esta, alrededor del 98% de los votos fueron para DoñaNelly, una líder comunal de Cartagena proveniente de una vereda a once horas del casco urbano del municipio (Ciro, 2016: 269). Si bien estuvo muy cerca de arrebatarle la curul a los gamonales de la época Doña Nelly no ganó las elecciones y en la contienda siguiente, en 2006, la participación en Cartagena se volvió se redujo al 10%, incluso menor a la participación registrada en 1994.
Para entender el comportamiento de la participación electoral en los municipios rurales afectados por el conflicto armado sin duda habría que estudiar qué elementos hicieron que el 54% de la población habilitada para votar en Cartagena del Chairá en 2002 acudiera masivamente a hacerlo prácticamente por una candidata, ¿Qué mecanismos se activaron allí? Ahí ni la escasez de los puestos de votación, ni la distancia, ni la guerra fueron impedimento. Para quienes de forma simplista atribuirían esta votación a las FARC habría que preguntarse ¿Si las FARC pudieran generar ese tipo de participación, por qué no lo hicieron en otros escenarios, por qué no lo repitieron otra vez?. Como era de esperarse, la iniciativa electoral de Doña Nelly tuvo su costo y en 2002 fue condenada por vínculos con la guerrilla. Sin embargo, en 2005 fue absuelta y en 2012 se le ordenó a la nación indemnizarla (Ciro, 2016: 269).
Las primeras elecciones del posacuerdo fueron las que registraron mayor votación en la historia del departamento, si bien no fueron las que marcaron el mayor aumento en la participación electoral. Si bien sí aumentó la participación, como lo hizo en todo el país, la siguiente tabla muestra que el mayor aumento de participación electoral en el Caquetá se dio en el periodo entre 2006 y 2010. En este periodo los municipios aumentaron su participación en entre 6% a 19%.
PUNTOS PORCENTUALES DE DIFERENCIA EN LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN LOS PERIODOS 2006-2010 Y 2014-2018
El crecimiento entre los años 2006-2010 coincide con la desmovilización paramilitar y la relación se confirma si se considera que los municipios con mayor aumento de la participación en este periodo fueron los del sur del departamento, en los que el paramilitarismo había tenido mayor poder. Así mismo, el aumento en la participación coincide con la disminución de la arremetida militar tras la recuperación de la Zona de Distensión y el fin de la política de Seguridad Democrática. Este crecimiento también es notable si consideramos que en las elecciones de 2002 y 2006 la participación electoral en el Caquetá tuvo los niveles más bajos de las últimas décadas, años que coinciden con los picos más altos del conflicto armado.
Para las primeras elecciones del pos-acuerdo, con excepción de Solita y Morelia, los municipios alcanzaron los niveles de participación más altos en la historia del Caquetá y en este caso los más beneficiados fueron los del norte del departamento como Montañita, Puerto Rico, San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, donde se había vivido más duramente la guerra con las FARC.
CONCLUSIÓN
En el Caquetá sigue habiendo un sector de la población, con arraigo histórico en municipios como Montañita, Cartagena del Chaira y San Vicente del Caguán, que sigue sin tener representación política. La ausencia de esta representación ha estado estrechamente vinculada al conflicto armado. Así, el conflicto se ha originado en esta falta de representación y a su vez la falta de representación se ha explicado por el conflicto. El Acuerdo de la Habana estableció unas circunscripciones especiales que en teoría servirían para ampliar la democracia en estos territorios afectados por la guerra y que para el caso del Caquetá pueden ayudar a eliminar el desbalance entre votación urbana y rural. Desbalance que habría que eliminar si entendemos el conflicto colombiano como originado por un problema agrario.
El Acuerdo de Paz con las FARC sí generó condiciones para que hubiese un aumento de la participación electoral en el Caquetá, principalmente en los municipios del norte más afectados por la guerra. El conflicto armado generó durante muchos periodos una fuerte distorsión de la participación en elecciones. Sin embargo, ya eliminada la distorsión de las armas, es una realidad que los municipios del Caquetá, particularmente los del norte y los del río Caquetá tienen una fuerte historia de abstención, que incluso es alta en comparación con municipios vecinos de otros departamentos. Estudiar las experiencias electorales de estas poblaciones, incluyendo casos como el de Cartagena del Chairá en 2002, pueden dar luces importantes sobre la relación de estos municipios con el sistema político colombiano, con el Estado nación y qué mecanismos se deben activar para que espacios como el Congreso realmente estén ocupados por representantes de la sociedad.
Si bien el voto a favor o en contra de la guerra ha sido un importante articulador del territorio al sistema político colombiano, el principal vehículo de articulación sigue siendo el clientelismo.
[1]Mientras que Florencia tiene 175395 habitantes, el resto de municipios del departamento oscilan entre los 3836 de Morelia y los 69214 de San Vicente del Caguán.
[2]Si bien su aspiración era para el Senado, otro exalcalde de San Vicente, Domingo Perez, tampoco supo capitalizar su relación con este municipio. Así, si bien fue donde más obtuvo votación (807 votos) solo obtuvo el 8% de la votación al senado del municipio.
[3]Los municipios del norte son San Vicente del Caguán, Puerto Rico, Doncello Paujil, Montañita, Cartagena. Los del sur son Morelia, Belén, San José, Albania, Curillo, Valparaíso y Solita.
Ciro, Alejandra (2016), Unos grises muy verracos, poder político local y configuración del Estado en el Caquetá, 1980-2006, Ingeniería Jurídica-AlaOrilladelRío, Bogotá.
*Historiadora de la Universidad de los Andes, magíster en Estudios Políticos de la Universidad Nacional, investigadora del Centro de pensamiento AlaOrilladelRío, Florencia-Caquetá