Linda Azcárate*
Como complemento del lanzamiento del libro Textos corporales de la crueldad. Memoria histórica y antropología forense (Ver informe aquí) llevado a cabo el 20 de Mayo del presente año, el Centro Nacional de Memoria Histórica, convocó a una jornada de conmemoración simbólica a nueve de las familias de las víctimas de desaparición forzada entre los años 2001 y 2002 que fueron identificadas por la Fiscalía General de la Nación de entre los 36 cuerpos que se encontraron en la Inspección de Puerto Torres. La cita se cumplió éste 21 de Mayo a las 7:30 de la mañana en el Hotel Royal Plaza de Florencia, desde donde partió la caravana con cinco familias de las víctimas, miembros del CNMH, periodistas, abogados, delegados de la Unidad Nacional de Reparación Integral a las Víctimas y demás personas que se solidarizaron con estos hechos.
La visita a Puerto Torres, Belén de los Andaquíes, en el sur del Caquetá, significa mucho para los familiares de las víctimas. Sólo dos habían visitado el lugar con anterioridad y fue cuando, valientemente, llegaron hasta allí en búsqueda de sus familiares. Allí lo que encontraron fue la prepotencia e insultos de los paramilitares asentados, de ahí partieron hace más de diez años con la certeza del destino de sus seres queridos y una amenaza de muerte si regresaban. Las otras tres familias no lo conocían, sólo sabían que fue en ese lugar donde encontraron los restos de sus seres amados, un sitio despoblado y deteriorado que reflejaba intensamente la amargura y el horror que allí se vivió.
En la actualidad en Puerto Torres habitan alrededor de 25 familias a las cuales les cambió la vida el 13 de Mayo de 2001. A partir de esa fecha vivieron en silencio el sufrimiento producido por saber sobre la ejecución de miles de atrocidades. Pese a todo, y aunque cautos, los pobladores fueron muy cálidos con los visitantes que asistimos a la ceremonia.
Así las cosas, en el patio trasero de la escuela se reunieron los asistentes en compañía del párroco local, delegados de la Defensoría del Pueblo y el Alcalde del municipio de Belén de los Andaquíes. Tras esto, se dio paso a un encuentro espiritual de reflexión acompañado de velas en memoria de las víctimas, el cual fue precedido por una psicóloga de la Unidad Nacional de Reparación Integral a las Víctimas. En este espacio se vivieron momentos de llanto con dolor, muestras de afecto y sanación espiritual.
Posteriormente, entre los asistentes 36 personas recibieron en adopción un árbol que debía ser sembrado en memoria de cada una de las personas fallecidas, los cuales fueron plantados a los costados de la vía que conduce al cementerio local. Este fue un acto más de sensibilidad, humanización, y sobre todo un acto de memoria, de amor por quienes ya no están. Aquellos padres, madres e hijos, que fueron arrebatados de sus hogares, torturados e infamemente asesinados.
Hoy en Puerto Torres se sembró vida, se dignificó la existencia de quienes allí perdieron la vida, pero los pobladores aseguran que pueden ser más de 500 personas las que están enterradas, pues recuerdan que fueron cientos las víctimas.
Para lograr un proceso de atención a las víctimas para la superación de la pérdida de sus seres queridos en nuestro departamento, la tarea no termina. Aún es importante seguir desentrañando de nuestra tierra las experiencias que padecieron sus habitantes. Según las estadísticas, hay poco más de 1600 personas reportadas desaparecidas en el Caquetá. A esto se suman las violaciones a mujeres, jóvenes y ancianas, que en medio del horror vivieron su propio sufrimiento.
*Abogada litigante de la firma Conde Abogados. Ejerce en defensa de víctimas de agentes del Estado, en especial en relación con fumigaciones por glisfosato, ejecuciones extrajudiciales, detenciones ilegales, lesiones y demás. lindaazkarate@condeabogados.com.