Situación de la comunidad afrocolombiana: a propósito de los 164 años de abolición de la esclavitud II Parte

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Ana María Valencia*

Continuando con el análisis de la situación de la comunidad afrocolombiana, en esta segunda parte, se habla un poco de los efectos del conflicto armado y la discriminación racial.

 

Efectos de la guerra y el desplazamiento

Para nadie es un secreto que Colombia es uno de los países con mayor número de personas desplazadas de forma forzosa. Actualmente ocupa el segundo puesto en el mundo (primero Siria) superando a países como la República democrática del Congo y Sudán. Pese a esto, lo que muchas personas desconocen es que el grupo poblacional más afectado es la comunidad afrocolombiana, pues se estima que representa casi la cuarta parte de la población desplazada del país (Codhes, 2008)

En total, el 12,3% de los afrocolombianos se encuentran en situación de desplazamiento forzado (Cohdes, 2008), razón por la cual sus indicadores sociales y económicos han empeorado. Sumado a la profundización de la pobreza, el desplazamiento trae consigo desarraigo social, cultural, económico y territorial del pueblo afrocolombiano.

Por esta situación, la Corte Constitucional declaró a las víctimas afrodescendientes como sujetos de especial protección constitucional y en el auto 005 de 2009 ordenó la protección de derechos fundamentales de la población afro víctima de desplazamiento forzado ante el estado de cosas inconstitucionales que fue declarado en sentencia T-025 de 2004. Solicitó la honorable Corte en esta jurisprudencia histórica, que la política pública de atención a la población desplazada tenga un enfoque integral de atención, que sea sensible a los riesgos especiales que sufren los afrocolombianos/as y a los factores transversales que inciden en el  desplazamiento y el confinamiento de esta población y los riesgos particulares que impactan de manera desproporcionada sus derechos. (C.C, Auto 005/09)

Las causas de esta violencia sistemática son variadas, pero es importante resaltar una que es clave y es la disputa del Estado Colombiano, los grupos ilegales y las multinacionales, de los territorios de comunidades negras, ricos en recursos como el oro y la plata, minerales que se han convertido en la maldición de las tierras ancestrales. Además, están ubicados estratégicamente para servir de corredores de droga para los diversos grupos que trafican esta mercancía, los cuales reclutan menores de edad y traen zozobra y miedo a las poblaciones.

Racismo y discriminación racial

Pese a las múltiples campañas contra el racismo y la existencia de una ley que lo penaliza, este sigue siendo uno de los problemas más grandes que enfrenta la gente negra en Colombia, que además de tener efectos en su autoestima y relación con los demás, también afectan los derechos humanos y las oportunidades sociales.

Todavía se encuentran en los periódicos de circulación nacional clasificados de ofertas públicas de empleos que llevan las letras “NN” es decir no personas negras y en las casas dispuestas para alquiler, los mensajes en las ventanas de “No se arrienda a negros”.

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Fuente: ElEspectador.com, 8 abril de 2011

Situaciones como éstas que se intensifican en los grandes centros urbanos han tomado una connotación mucho más alarmante con el asesinato que grupos de exterminio están ejecutando contra jóvenes negros en Bogotá. Uno de los casos más sonados se presentó en el barrio Caracolí, de la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá, donde Edward Murillo y Daniel Pedraza fueron baleados mientras los asesinos les gritaban “negro, esto es para tí por ser negro y esto apenas es el comienzo, vamos a darle muerte a todos los negros acá”. Este terrible hecho se presentó algunas semanas antes del asesinato de Freddie Gray en Estados Unidos a mano de la policía de Baltimore, en una estela de violencia racial y brutalidad policial que parece ser la constante en América. Sumados a las muertes de Edward y Daniel, solo en abril de 2015 se registraron 7 jóvenes afro asesinados por grupos de “limpieza social” que demuestran su odio e intolerancia hacia la diversidad y el derecho que tenemos todos a la ciudad.

Además de la violencia racial y la brutalidad policial, el racismo se manifiesta día a día en los medios masivos de comunicación de nuestro país, donde programas como Sábados Felices, reproducen estereotipos e imágenes racistas muy parecidas a las que se veían en el sistema del Jim Crow[1] estadounidense, donde personas blancas se pintaban de negro con sus labios muy rojos, ridiculizando a los descendientes de africanos y de ésta manera sirviendo de entretenimiento a la sociedad. Este tipo de espectáculos dejó profunda herida en la sociedad estadounidense que a través del Movimiento por los derechos civiles, logró prohibirlo por racista y discriminatorio. Ahora resulta que después de todo el debate académico y social que se ha disputado a través de la práctica del blackface, la gente afrocolombiana debe soportar personajes como el soldado Micolta y las lavanderas –populares shows de sábados felices.

Alrededor del soldado Micolta y el show de los siameses – que es el más popular de estos actos – se presentó una gran movilización del pueblo afrocolombiano en diferentes frentes exigiendo la salida de este personaje de la televisión. Hubo movilizaciones sociales, debate académico, escritura de artículos y columnas y acciones legales (derechos de petición, denuncias)[2], que finalmente llevaron a que el actor Roberto Lozano, que interpreta al soldado Micolta, le diera un giro a su personaje abandonando la práctica del blackface, aunque el acento burlesco de la gente negra del pacífico colombiano continúe vigente. De este hecho que generó tanto debate en medios de comunicación y redes sociales es importante destacar tres cosas: i) representaciones simbólicas, por mas humorísticas que sean, que refuercen estereotipos raciales y fomenten el matoneo escolar y la discriminación racial deben ser condenados enérgicamente, por los medios que el Estado de derecho permita y sin temor de violar la tan “cacareada” libertad de expresión, pues la dignidad humana prevalece sobre ella; ii) aunque se presentó una exacerbación del racismo, principalmente en redes sociales, de personas apoyando abiertamente al personaje soldado Micolta y llamando a las personas negras racistas, acomplejadas y violentas, esta actitud más que hacer retroceder a los defensores de grupos históricamente discriminados, debe hacerles ver que hay que redoblar esfuerzos para tener una sociedad más consciente, menos arribista e ignorante y iii) la discriminación por motivos raciales es histórica, científica, social y cultural y data desde los tiempos de la esclavitud. Los estereotipos sobre la gente negra justificaron el sistema esclavista y colonial y esa es una deuda que aun no ha sido reparada. Por estas razones no se puede comparar la ridiculización de la gente negra con la que se hace de pastusos, boyacenses, gordos, calvos, etc, sobre los cuales no pesa una generalización alrededor de conductas sexuales desenfrenadas, pereza, falta de inteligencia y predisposición al delito.

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Del Blackface estadounidense…
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Al blackface colombiano

Es por eso que en el mes de la herencia africana y el día nacional de la afrocolombianidad, donde se realizan marchas, conciertos, foros, plantones, entre otros, que pasan sin pena ni gloria, lo que realmente esperamos es que las situaciones anteriormente comentadas sean solucionadas prontamente. Una buena forma de conmemorar la libertad de los descendientes de africanos es mejorando las condiciones de vida de los miembros de la comunidad, protegiendo la vida y los territorios ancestrales y ejecutando políticas públicas consultadas previamente con la comunidad afectada, cuya cosmovisión y valores propios difieren de la cultura andinocentrista que reina en nuestro país.

Sin embargo, el Estado Colombiano decide conmemorar el día de la afrocolombianidad del año pasado, bombardeando la zona rural de Guapi (Cauca) poniendo en peligro a los habitantes del Consejo Comunitario de la comunidad negra del Alto Guapi, confinando y atemorizando a más de 5.300 personas. Algunas de ellas debieron desplazarse por los violentos enfrentamientos entre el Ejército y las FARC luego de los bombardeos del 21 de mayo.

Coletilla. Contenta por el reconocimiento que poco a poco adquiere el tema de la afrocolombianidad y los aportes de la gente negra en la construcción de nación multicultural y diversa en la ciudad de Florencia, donde maestros y maestras, principalmente chocoanas han aportado a la educación del departamento. Esperamos que no se quede solamente en baile y música, sino que sirva para reconocer la existencia y contribución de las comunidades negras en este territorio y por ejemplo, implementar la Cátedra de Estudios Afrocolombianos (CEA), obligatoria según la ley en los establecimientos educativos públicos y privados del país.

[1] El origen de la frase “Jim Crow” a menudo se ha atribuido al número de espectáculo musical caricaturesco “Jump Jim Crow“, que era interpretado por el actor blanco Thomas D. Rice, pintando su cara de negro lo que hacía referencia a un afroamericano, estrenó por primera vez en 1832 y se utilizó para satirizar las políticas populistas del entonces presidente Andrew Jackson. Como resultado de la fama del personaje de Rice, ya en 1838 “Jim Crow” se había convertido en una expresión peyorativa que significaba “afroamericano”, y de a poco las leyes de la segregación racial comenzaron a ser conocidas como las leyes de Jim Crow.

[2] En la parte legal se hace un reconocimiento al abogado afrocolombiano Alí Bantú Ashanti y en la movilización social se destaca el trabajo del colectivo CADHUBEV de la Universidad del Valle. Hay que recordar también, entre otras, la columna de Cesar Rodriguez en el Espectador (12 de noviembre de 2015) llamada “Adios, soldado Micolta”

*Economista de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y Especialista en Gerencia de Gobierno y Gestión Pública de la misma institución.  Candidata a Magíster en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, trabaja en la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, analizando temas de calidad de vida, pobreza, distribución del ingreso, comercio al por menor y gasto de los hogares. Florenciana, feminista y activista del movimiento social afrocolombiano.

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