Iglesia
Despidiéndonos vamos: Homenaje al padre Arnulfo Trujillo
Vivió apenas lo suficiente para que los caqueteños no lo olvidáramos, aunque él quería pasar desapercibido, de bajo tono. No pretendió los reflectores ni las lisonjas del poder. Ni presumió de la elocuencia o del boato, sagrado o profano. Fue un hombre llano, tranquilo sí, pero consecuente con su tiempo, con la historia, con su fe, y con los pobres de aquí, del Caquetá, y de allá, de la humanidad