La Amazonia, “punto álgido” en propagación del coronavirus: entrevista al médico Pablo Martinez

Las formas comunitarias de organización pueden ser claves en la contención del coronavirus en los territorios amazónicos colombianos, afirma en esta entrevista Pablo Andrés Martínez Silva (@pmartinezsilva), médico y miembro de Sinergias Alianzas Estratégicas para la Salud y el Desarrollo Social, Programa de Salud de la Asociación de Autoridades Tradicionales del Consejo Regional Indígena del Huila (CRIHU). Frente a la pandemia, insiste en que la organización comunitaria puede ayudar en la contención del virus. Entrevista con uno de los salubristas que más conoce el sector rural de la Amazonia colombiana.

*Óscar Neira

 

 

** Estefanía Ciro

 

 

 

 

El coronavirus comenzó como un problema lejano. Es posible que aún exista la percepción de que no va a llegar a territorios como los de Caquetá, Putumayo y Amazonas. ¿Por qué es un asunto que también nos puede llegar a afectar?

 

Esa idea de lejanía, es semejante a otras ideas que rodean a la Amazonía, tales como tierras de nadie, ausentes de Estado, o sin Dios ni Ley, que muchos investigadores han discutido. Es innegable la interconexión Amazonía -Los Andes en términos de capital, y esta es una enfermedad que se mueve por los circuitos del capital. Es cuestión de tiempo antes de que llegue, ya que el papel de la Amazonía en estas cadenas, eminentemente extractivo, es el más oculto en el sistema actual.

 

¿Podríamos decir entonces que esta relación de subordinación de la Amazonía frente a los circuitos que hacen dinero en el mundo pueden afectar la manera en que el Coronavirus llegue a la región? ¿Eso cómo sería?

 

Claro. El coronavirus se desplaza siguiendo esos circuitos. En estos circuitos encontramos gente más vulnerable que otra. Entre estos vulnerables estarían aquellos necesarios en la transformación primaria. Las economías amazónicas se fundamentan en esta transformación básica por su carácter extractivista.

Esta es la población que no podrá hacer simulacros, aislamientos preventivos, cuarentenas, porque de su trabajo dependerá el abastecimiento de los centros urbanos pero de otra parte, su posibilidad de subsistencia.

 

La matriz sobre la afectación del coronavirus a poblaciones ha sido contada desde las grandes ciudades. ¿Qué debemos saber sobre una posible llegada del coronavirus a estos territorios amazónicos, distinto a lo que está en el imaginario?

 

La narración del coronavirus no es solo urbana, tiene unos matices que podemos llamar interseccionales. No se enferma cualquiera, sino los vulnerables – en este caso adultos mayores -; los aparentemente más expuestos, son aquellos que cumplen labores de cuidado – salud, servicios generales, etc – que son especialmente mujeres, o labores de vigilancia u otros puntos que no suelen tener ni las garantías laborales, ni la estabilidad ni la posibilidad de goce de los derechos sociales, económicos, culturales que nos ha prometido el sistema.

De tal manera, no hay que pensar el coronavirus como una enfermedad de los entornos vulnerables, sino de las poblaciones que esta sociedad ha tratado de dejar atrás.

En ese sentido, la Amazonía es un punto álgido.

 

¿Por qué cree que aún no hay casos de infectados por coronavirus en Caquetá?

 

No estoy tan seguro que no haya casos. Una cosa son los casos existentes y otros los reportados. Recordemos que este es un virus que puede pasar de forma asintomática en un buen porcentaje de la población solo una minoría van a ser sintomáticos, y de estos solo una porción de ellos, los sintomáticos moderados y graves, son los que llegan a los servicios de salud, siendo estos últimos los que se reportan.

Recordemos que Caquetá tiene un contacto fuerte con el Huila, uno de los epicentros de la pandemia en Colombia, por lo cual considero que es cuestión de tiempo antes de que aparezcan estos casos.

 

En territorios con habitaciones tan dispersas, se pudiera pensar en una propagación diferente del coronavirus. ¿Cómo deben abordar de manera diferencial las instituciones de salud el riesgo de contagio para las zonas rurales amazónicas?

 

La sensación de dispersión suele ser un argumento de protección. Pero desconoce que son pueblos interconectados de formas diferentes.

Los indígenas han realizado procesos de intercambio desde tiempos inmemoriales. Ceremonias como las de Yadiko de los Murui implican conglomeración, visitas de diferentes lugares, y un escenario propicio para la transmisión de enfermedad. Quienes hemos trabajado en Amazonía sabemos de la capacidad de circulación de una enfermedad siguiendo esas redes de intercambio.

En el caso de los colonos el asunto es igual. Estos puntos de colonización no están aislados, hacen parte de un contexto geopolítico y económico, que obliga a la interconexión.

Yo creo que lo que está disperso es la capacidad del Estado para dar respuesta. Por eso es central que en situaciones como esta, las poblaciones y los colectivos se organicen y respondan.

 

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“Más ejercicios de control entre indígenas y campesinos: Rionegro, Riochiquito y Patio Bonito entre Cauca y Huila” @pmartinezsilva Tomado de: https://twitter.com/pmartinezsilva/status/1242552308078202883

 

¿Cuál sería el escenario de darse un contagio masivo en estos territorios, teniendo en cuenta las características del sistema de salud que atiende a los pobladores rurales del Caquetá y del Putumayo?

 

Recordemos que esta es una enfermedad particularmente grave en los adultos mayores. Su complicación particular es a nivel respiratorio requiriendo un servicio altamente específico que en salud denominamos Cuidado Intensivo. Este servicio solo lo brindan un grupo particular de instituciones, que en el sistema de salud llamamos de III y IV nivel. ¿Cuántas de estas hay en Caquetá?

La respuesta a esta última pregunta señala cuál podría ser el escenario que se avecina. Solo algunos pocos de los enfermos tendrán oportunidad de llegar a estos servicios, la mayoría no encontrarán oportunidad por la saturación de estos servicios.

Y los más perjudicados serán aquellos procedentes de los municipios más alejados de dichos servicios.

 

¿Conoce casos de estrategias comunitarias para afrontar situaciones como pandemias, epidemias? ¿Cómo son?

 

Aquí es muy importante señalar que es la primera vez en 100 años que la humanidad como un todo enfrenta una pandemia – la última de tal magnitud ocurrió en el marco de la primera guerra mundial -, por lo cual se puede afirmar que es una situación inédita para quienes estamos vivos.

En ese sentido, no hay experiencias sistemáticas de este tipo, más allá de ejercicios descritos en casos muy concretos. Sabemos la importancia del control territorial, cosa que vienen implementando las diferentes formas de guardia indígena, campesina y cimarrona, lo cual obedece a la misma lógica de contención de los Estados; sabemos la importancia de la cooperación y solidaridad colectiva en emergencias y desastres; conocemos mucho del funcionamiento de redes de apoyo basadas en familia extensa, entre otras.

Todas estas deberán probarse e innovarse en esta situación.

 

Se ha hablado de la importancia de tecnología como la de los respiradores para atender a los enfermos por el coronavirus. En la Amazonia, ¿cómo está preparado el sistema de salud para ofrecer este tipo de tecnología en la atención del coronavirus?

 

Departamentos como Amazonas, Vaupés o Guainía no cuentan con servicios de Cuidado Intensivo. En el caso de Guaviare, Caquetá y Putumayo, estos servicios se circunscriben a sus capitales.

Bajo estos preceptos, se puede decir que no se deben escatimar esfuerzos por evitar que esta enfermedad llegue a la región porque no cuenta con recursos suficientes para responder.

 

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Trabajo de Sinergia.   Foto Pablo Martínez

 

¿Cuál es la recomendación especial para los pobladores de la Amazonia en esta crisis?

 

Creo que es fundamental que en estos departamentos no se escatimen esfuerzos en la contención y mitigación. Otros territorios pueden tener un margen de maniobra más amplio ya que cuentan con recursos, capacidades y redes de servicios.

Los colectivos y formas organizativas de la población deben ser parte activa de estos esfuerzos. Sin ellos no es posible esa contención y mitigación.

Para ellos se necesita una información, educación y capacitación en tiempo record, haciendo uso de un lenguaje apropiado que permita reconocer las variaciones en la percepción del riesgo.

Ese es el gran reto.

 

 

*Periodista Recsur

** Investigadora AlaOrillaDelRío

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