De Menocchio, Élkin, Antonino y Dora Bruder

Así como Dora Bruder y Menocchio existió Elkin Enrique y éste es solo uno de tantos de la Colombia de los últimos lustros. Valga la pena en la coyuntura actual retomar los textos de Modiano y Ginzburg como ejemplos para recordar a los “sin voz”, pues son los que viven y sufren en la oscuridad de la invisibilidad.

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Julián Barbosa*

Hace unos días tuve la oportunidad de leer “Dora Bruder” del premio nobel de literatura 2014 Patrick Modiano. Aunque disfruto de la literatura no soy más que un lector incapaz de realizar una crítica literaria profunda. Sin embargo, más allá de evaluar el texto como una obra genial por su rigor investigativo y buena prosa quiero reflexionar acá sobre el mensaje que de él pude tomar.

A pesar de ser literatura, el texto tiene un rigor realista que fascinaría a cualquier historiador que esté interesado en llegarle con sus investigaciones a un público no especializado. Ahora, lo más atrayente del texto es haber rescatado a los “sin voz”. Para su caso, a una niña judía de 15 años, miembro de una familia pobre trabajadora en París, desaparecida en plena Segunda Guerra Mundial y con el asedio de las tropas alemanas. Es muy probable y triste que solo hasta 1997, año de publicación de la novela o 2014 de mayor difusión por el premio obtenido por el autor, alguien más se haya puesto a pensar en esa niña de 15 años desaparecida a finales de 1941.

Este libro es un aporte más a esta humanidad. El destino de Dora Bruder terminó como tantos otros, pero rescatarla de lo invisible es un hecho memorable. Rescatarla de las hegemonías que han impuesto una forma de hacer historia, literatura, cine, teatro, música.

 

 

51zOtMZCv-L._SX325_BO1,204,203,200_Un ejemplo similar fue realizado por el historiador Carlo Ginzburg en 1976 con Domenico Scandella “Menocchio”. Pero este no desde la literatura sino desde la historia. El texto “El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI” en un brillante y bello trabajo de micro historia logró reconstruir apartes de la vida de un molinero italiano quemado vivo por la “Santa Inquisición”.

La historia de Menocchio guarda relación con la de tantos otros por cuenta del papel de las iglesias, los Estados o los actores armados de diversa procedencia y motivación. El molinero fue ejecutado el 6 de julio de 1601 en Perdenone, Italia por orden de Ippolito Aldobrandini “papa Clemente VIII” luego de un largo proceso tras ser acusado de expresar opiniones que fueron consideradas heréticas.

Menocchio usaba su escaso salario en la compra de libros (vale decir que en esa época era raro que un molinero supiera leer y escribir). Como se lee en el libro de Ginzburg, Menocchio discutía hasta con miembros de la iglesia por el gusto de argumentar y como él mismo dijo, con ideas que “las he sacado de mi cerebro”[1].

Tan independientes eran sus ideas que ante la Inquisición llegó a manifestar “Todo es de la Iglesia y los curas, que aplastan a los pobres, los cuales si tienen dos campos alquilados son de la Iglesia, de tal obispo, de tal cardenal”[2].

En consecuencia, Menocchio fue denunciado por pronunciar palabras impías contra Cristo. Otros hoy continúan siendo denunciados, desaparecidos, muertos por ser judíos, musulmanes, negros, mujeres, campesinos, indios, anti mineros, defensores de Derechos Humanos y por supuesto como con Bruder o Menocchio, nunca hemos sabido de muchos de ellos.

Aprovechando este ejercicio, quisiera recordar a Elkin Enrique Galán López, niño de 16 años desaparecido los últimos días de abril de 1996 cuando se dirigía del corregimiento de Belén de Bajirá, Mutatá, Antioquia a Chigorodó, en el mismo departamento. Fue señalado de haberse enlistado en las filas guerrilleras (este es un detalle nimio) y por esto, según testigos, miembros vestidos de militares, en el sector de Caucheras, jurisdicción de Mutatá, cerca de una base militar donde operaba la Brigada Nº 1, lo asesinaron y luego le pasaron varios vehículos por encima. Su nombre se coló en una nota de prensa y se ha perdido en la historia.

Así como Dora Bruder y Menocchio existió Elkin Enrique y éste es solo uno de tantos de la Colombia de los últimos lustros. Valga la pena en la coyuntura actual retomar los textos de Modiano y Ginzburg como ejemplos para recordar a los “sin voz”, pues son los que viven y sufren en la oscuridad de la invisibilidad. Hasta Dora Bruder y El queso y los gusanos no hubo memoria y mucho menos perdón. Nunca supimos de ellos, fueron olvidados, pero gracias a la literatura y la historia hoy los recordamos.

Sea este el momento de recordar el poema de Pablo Neruda “La tierra se llama Juan” dedicado a los “sin voz” latinoamericanos y del que quiero resaltar a Antonino Bernales, pescador del río de la Magdalena exaltado por Neruda para recordarnos que las historias y coyunturas de los países impactan, más que por sus grandes personajes, a todos esos ciudadanos, a los sin voz que viven y sufren esta Colombia.

LA TIERRA SE LLAMA JUAN

Detrás de los libertadores estaba Juan
trabajando, pescando y combatiendo,
en su trabajo de carpintería o en su mina mojada.
Sus manos han arado la tierra y han medido
los caminos.
Sus huesos están en todas partes.
Pero vive. Regresó de la tierra. Ha nacido.
Ha nacido de nuevo como una planta eterna.
Toda la noche impura trató de sumergirlo
y hoy afirma en la aurora sus labios indomables.
Lo ataron, y es ahora decidido soldado.
Lo hirieron, y mantiene su salud de manzana.
Le cortaron las manos, y hoy golpea con ellas.
Lo enterraron, y viene cantando con nosotros.
Juan, es tuya la puerta y el camino.
La tierra
es tuya, pueblo, la verdad ha nacido
contigo, de tu sangre.
No pudieron exterminarte. Tus raíces,
árbol de humanidad,
árbol de eternidad,
hoy están defendidas con acero,
hoy están defendidas con tu propia grandeza
en la patria soviética, blindada
contra las mordeduras del lobo agonizante.

Pueblo, del sufrimiento nació el orden.

Del orden tu bandera de victoria ha nacido.

Levántala con todas las manos que cayeron,
defiéndela con todas las manos que se juntan:
y que avance a la lucha final, hacia la estrella
la unidad de tus rostros invencibles.

[1] Ginzburg Carlo, (2011) El Queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI , Barcelona, Océano/Ediciones Península. P. 76.

[2] Ginzburg Carlo, (2011) El Queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI , Barcelona, Océano/Ediciones Península. P. 58.

Bibliografía

Ginzburg Carlo, (2011) El Queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI , Barcelona, Océano/Ediciones Península.

Modiano Patrick, (2015) Dora Bruder, Bogotá. Editorial Planeta.

Neruda, Pablo, (2011) Canto general, Madrid, Ediciones Cátedra.

*Coordinador de la línea de investigación de conflicto, actores armados y Estado. Es historiador y politólogo de la Universidad de los Andes, mágister en estudios políticos de la Universidad Nacional de Colombia, docente e investigador del centro de pensamiento A la orilla del río de la Corporación Educativa Jean Piaget. Consultor independiente.

 

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