Mercado de Cocaína Justo, Soberano, Descentralizado y Regional

 

Estefanía Ciro*

 

 

 

 

 

A Yaneth Valderrama, Don Iván, su esposo, a los campesinos y campesinas del Caquetá, del Guaviare, del Putumayo y de la Amazonía colombiana, para los campesinos de todo el, para todos los levantados de la selva con dignidad y con un proyecto de nación campesino e indígena.

En este mismo escenario habló Alfredo Molano, el 9 de septiembre de 1996. Era el debate sobre las marchas campesinas cocaleras que movilizaron los campos de gran parte del país, desde el norte hasta el sur. La represión paró la caminata que iba para Bogotá y no dejaron salir las piernas campesinas de los departamentos. En Caquetá electrificaron puentes, les dispararon a los marchantes y atacaron periodistas, ni siquiera los dejaron llegar a Florencia. Alfredo llamó esto la Batalla del San Pedro. Después vino el envenenamiento masivo con glifosato en el país: en medio de eso murió Yaneth.

Estamos parados acá 24 años después. Un Plan Colombia después. Unas negociaciones de paz después. Un posacuerdo en guerra. Ese día Alfredo dijo “Creo que ellos vienen buscando desde hace mucho tiempo- se refería a los campesinos-, una solución legal al problema de la coca, ellos no están ahí obsesionados, en mantenerse produciendo los cultivos ilícitos”.

Yo aplaudo y admiro profundamente a quienes traen a consideración la regularización, el ordenamiento de un mercado que está desorganizado, un mercado cuyo desorden cobra vidas. En varios escenarios señalo que la “lucha contra las drogas” nos quita, entre muchas cosas, la posibilidad de soñarnos un mercado ordenado de las drogas, un mercado regulado, que ponga por fin a nuestra sociedad a la altura de sus tiempos, un mercado que no piense en acabar con el “narcotráfico” – provocando una masacre – sino que piense en acabar con la violencia.

Por eso admiro a los ponentes de este proyecto por la posibilidad de que nuestro país discuta un mercado regulado de drogas sin violencias. Pasaran a la Historia del país no como los partidos que asperjaron, envenenaron, les dispararon a campesinos o pusieron en riesgo la vida de la fuerza pública y los erradicadores, sino como quienes le apostaron a proponer un mercado regulado de drogas sin violencias. Para esto no se necesita partido político sino valentía.

Abierta la oportunidad, me queda propio señalar cuatro elementos. No voy a citar los cientos de páginas sobre la ineficacia absoluta de la aspersión aérea sobre el control de cultivos de coca, del impacto nulo de la criminalización al consumidor en la búsqueda de reducción del consumo de drogas, la inoperancia de las operaciones antinarcóticos cuya estrategia de descabezar redes lo único que genera es más caos y desorden violento en el mercado.

La misma fórmula e ingredientes la aplicó México y el resultado fue que los homicidios pasaran de 8.867 s en 2007 a 35.588 en 2019 (Sistema Nacional de Seguridad Pública). Cuatro veces más muertos y el narcotráfico boyante. Pero no solo eso, hizo que en este momento el ex Ministro de Defensa y ex Comandante de las Fuerzas Armadas de México hayan sido capturados y estén en un juicio por cargos de narcotráfico, quebrando la legitimidad institucional del estado. La evidencia está. El asunto es político, de voluntad política, de carruseles de contratos, de discursos y control del electorado ingenuo.

Acá yo entonces me quiero dar la posibilidad de soñar con ese mercado regulado de drogas sin violencias y por eso mi objetivo es traer cuatro ideas que considero útiles para el debate, principalmente en torno al tema campesino.

  1. Protección de la tierra, las semillas y el abono. Vivimos en un discurso mediático que nos bombardea constantemente con la idea de que la producción de comida, el cultivo, la vida rural es primitiva, que la producción de la riqueza está en otro lado. Ese cuento se lo puede comer el ingenuo. Pero no, el capital financiero encuentra enormes ganancias en el capital productivo agroexportador. Además, en el marco de lo que enfrenta en mundo actual, la perpetuación de la vida se da en el momento más básico de la reproducción de esta: la alimentación, material y espiritual. La actividad cocalera es una actividad campesina: tierra, semillas, abonos. Unas de las disputas más agudas del siglo XXI es el control de estas cadenas: tierras, semillas y abonos. Es lo que la Dra Blanca Rubio en México señala como el dominio del hambre, es una de las disputas geopolíticas más importantes del mundo. La coca conjuga ambos escenarios: un mercado agroexportador y el éxito de una demanda constante, quién tenga el control de la tierra, las semillas y el abono de la coca se gana la lotería. En este mundo en el que el dominio agroproductivo está en el capital financiero entonces requerimos proteger la tierra, las semillas y el abono, porque es donde van a apuntarle las grandes compañías multinacionales. Si esto no se hace, fácilmente el juego genético en laboratorios con la planta de coca va a significar el robo de una planta sagrada a América Latina y el robo de un proyecto de vida digno para las familias campesinas. Es necesario poner candados al respecto.

En esto no sobra recordar que es urgente constituir un centro de investigaciones sobre la coca, cocaína, marihuana y demás productos. Por lo pronto, el estado colombiano tiene un ejercicio en Tolima con la Policía Nacional pero no es abierto a la investigación científica nacional. Necesitamos un escenario institucional y soberano de construcción, protección y desarrollo de conocimiento campesino, occidental e indígena sobre la coca, que procure por la defensa de los pueblos y que integre escenarios como los del SENA en el Cauca que han sido motores de ideas, creatividad y preservación del saber campesino en torno a la coca, únicos en el mundo.

  1. Determinación de los precios de la coca, de la pasta base, de la cocaína. La economía de la cocaína es radicalmente desigual, es un mercado regulado a la fuerza. Cuando me refiero a regulado quiere decir que temas como el precio (de la hoja, de la pasta) es impuesto arbitrariamente por quienes están mejor posicionados, que en términos legales se entiende como las grandes federaciones globales que imponen en precio del Café, del Petróleo. Solo que acá se impone desde federaciones muy violentas y menos conocidas, más pequeñas, que controlan qué se le paga al campesino. Y son muy flexibles a la hora de usar el precio como un enganche para los campesinos. ¿Cuál es la disputa del campesino con la posibilidad de otros mercados agrícolas? El precio. No hay precios estables, no hay cuotas de compra estatal. Uno de los ejes donde se expresa la mayor violencia y desigualdad es en la determinación del precio. El éxito de la organización del mercado, del mercado de drogas en paz, descansa en gran parte en este elemento. Una de las grandes debilidades de la compra legal de hoja de coca en Perú es la determinación de este precio, lo que ha generado la fragilidad de la propuesta de mercado legal. Dejar su determinación al Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE-Artículo 13), no solo es equivocado en términos económicos sino no es estratégico en términos políticos. Si no se constituye una negociación real de un precio que beneficie el campesino, surgirá inmediatamente un mercado negro de coca-cocaína. Y volveríamos de nuevo a la retórica de luchar contra el narcotráfico. Un auto saboteo inmediato. El CNE no ha sido un escenario ni es un escenario de negociación, ha sido el escenario desde donde han surgido las principales decisiones prohibicionistas –exceptuando el paso de una generación de Santos-, pero desde ahí, si quieren sabotear el mercado legal, sería tan fácil como imponer un precio que no es beneficioso, aumenta el mercado negro y voilá.  Es necesario crear otro escenario de definición de precios, competitivo y justo. Es pensar federaciones regionales de producción de coca y se defina el precio por subasta, por ejemplo. Eso dinamiza el mercado, la calidad, las particularidades regionales, desincentiva el uso de químicos y contaminación del medio ambiente. Con el CNE se corre el peligro que se termine determinando el precio por decreto y año a año desincentive la producción y con eso, aumente el mercado negro, reciclando la violencia.
  2. Transformación y producción. La posibilidad de darle valor agregado en sus fincas a la hoja de coca, al transformarla en pasta base es lo que llamo “haberles robado el fuego a los dioses”. Además de la historia que inicia en Perú, el éxito campesino de esta actividad descansa en este renglón, en esta tarea. Quitar la posibilidad de que sean los campesinos quienes la hagan y trasladarla a “establecimientos farmacéuticos, universidades y centros de investigación”, la instalación de protocolos y reglamentaciones van a constituirse como una brecha insalvable para los campesinos que no viven hasta el momento necesariamente de la hoja de coca, sino de su transformación. Es así que se debe establecer un lugar justo para la producción de la pasta base que sea posible materialmente para los campesinos en este proyecto de ley. Si no, se corre el riesgo de que sean las mismas universidades, los mismos centros y los mismos establecimientos farmacéuticos, centralizados, alejados de las regiones que más vivieron el conflicto y enfrentaron los embates de la prohibición inoficiosa, quienes sean los únicos beneficiados de lo que antes ganaban los campesinos. Y en este asunto entonces también entramos al tema de lo que consideramos como “cristalizaderos”, que es el siguiente salto cualitativo de las ganancias. ¿Quiénes tienen la posibilidad de hacer estos laboratorios? Los campesinos no han sido, son los narcotraficantes. Entonces es el momento de analizar alternativas novedosas para que esta posibilidad de producción no se convierta en el tránsito de unos recursos que nunca lleguen a los campesinos y se reproduzcan las condiciones asimétricas en el mercado. Si se traslada esta ganancia entonces a actores externos de las regiones, se promulgará un centralismo que tanto daño le ha hecho al país. De nuevo, cooperativas regionales podrían ser una opción, las mismas que con esos recursos podrían articularse con hospitales, centros de prevención del consumo y lograr autonomía financiera para los ejercicios de reparación de la violencia y de los daños que atraviesa esta propuesta.
  3. Heterogeneidades dentro de los campesinos cocaleros: Uno de los errores del PNIS, y en general de los múltiples programas de sustitución, es que asumen que el campesino cocalero es uno, homogéneo, replicado en todo el país. No integran a las mujeres cocaleras, a los jóvenes, a los ancianos, a las diferencias regionales y a los múltiples tipos de familias cocaleras, las pequeñas y las medianas, las que dependen solo de la coca y la que usan la coca para complementar sus ingresos, o los grandes ganaderos con plantaciones. A todos los trata como igual, o hasta injustamente. La ley tiene que ser lo suficientemente flexible para entender la riqueza de la vida campesina cocalera, la multiplicidad de voces, de intereses, de trayectorias y de proyectos de vida en torno a ella. La ley debe dejar clara la necesidad de aterrizar esta propuesta territorialmente, en diálogo con los actores locales, no solo para que sean tenidos en cuenta en la formulación de los proyectos sino hacia una real descentralización de la soberanía, del control de recursos y del monitoreo de estos.

Por eso la producción ordenada de la cocaína sin violencia debe basarse entonces en cuatro primeros principios: debe ser un mercado soberano, campesino, indígena, justo, descentralizado y aterrizado a las dinámicas regionales del país. Debemos romper con la mitología del narcotráfico, una serie de lugares comunes, narrativas dañinas, ingenuas. Tenemos las evidencias, es momento de plantear un debate creativo, riguroso y vivaz

Esto en honor a los y las campesinas que como señalaron Alfredo Molano y Alejandro Reyes, son “la sustancia humana que se gesta bajo el hierro de la represión”. Y yo le agregaría, del hambre. El mercado campesino cocalero debe ser pensado desde ellos y para ellos, para los pueblos. No puede tener otro sentido.

 

*Intervención en Audiencia de Comisión Primera sobre Regulación de Cocaína, 23/10/2020

Para ver la grabación: https://www.youtube.com/watch?v=-u54yX3Dc8U&feature=youtu.be

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