En Caquetá, el 41,3% de los habitantes son pobres

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, reveló las cifras de pobreza monetaria, monetaria extrema, índice de pobreza multidimensional y desigualdad para 2015. En este artículo se muestra brevemente el panorama en Caquetá y Florencia de las dos primeras variables y se plantean algunas reflexiones sobre este importante tema.

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Ana María Valencia*

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, reveló las cifras de pobreza monetaria, monetaria extrema, índice de pobreza multidimensional y desigualdad para 2015. En este artículo se muestra brevemente el panorama en Caquetá y Florencia de las dos primeras variables y se plantean algunas reflexiones sobre este importante tema.

En primer lugar una precisión importante. Las cifras que se expondrán en este texto son publicadas por una institución, que aunque no goce de la confianza de muchas personas, es la entidad rectora de las estadísticas de nuestro país. La invitación, entonces, es tomar los datos como aproximaciones y alertas sobre una problemática que necesita ser medida y estudiada para que sea objeto de política pública por parte de los gobiernos nacionales y locales. Las metodologías que usa el DANE por más problemáticas que resulten ser, están validadas internacionalmente y facilitan la comparabilidad con los demás países de la región.

La pobreza es definida como aquella condición caracterizada por la carencia de recursos, medios u oportunidades para la satisfacción de las necesidades humanas mínimas, tanto de tipo material como cultural. Es un concepto amplio que no se circunscribe solamente a la cantidad de dinero con que cuente la persona, sino que involucra también variables relacionadas con las condiciones de la vivienda, el acceso a servicios básicos, la educación, la salud, el cuidado de los niños, etc. Pese a lo restrictivo que resulte ser, este artículo solo podrá evaluar la pobreza que se refiere a los ingresos, pues la multidimensional, investigación que también publica el DANE, solo está disponible por regiones[1]. Además, faltaría también hablar de las disparidades regionales y de la brecha entre la zona urbana y rural que muestra la trampa de los promedios nacionales y los retos de política pública.

La línea de pobreza es el costo mínimo por persona de una canasta básica de bienes (alimentarios y no alimentarios) en un área geográfica determinada. En 2015 la línea de pobreza en Caquetá fue de $205.110. De acuerdo con lo anterior, una persona en Caquetá es considerada pobre si su ingreso mensual está por debajo de esta cifra, pues no alcanza a comprar lo necesario para vivir dignamente. El 41,3% de la población caqueteña está en esta situación, lo cual en términos absolutos significa que en Caquetá hay aproximadamente 117.315 personas pobres, 8 mil más que en 2014.

Con respecto a Colombia, Caquetá tiene una tasa de pobreza mayor al total nacional (27,8%) en 13,5 puntos porcentuales, y es el noveno departamento más pobre del país. Los primeros lugares son ocupados por Chocó (62,8%), Guajira (53,3%), Cauca (51,6%) y Córdoba (46,6%). El departamento vecino del Huila ocupa la séptima posición. Entre las entidades descentralizadas con menor pobreza se encuentran Bogotá (10,4%), Cundinamarca (17%) y Santander (17,9%)

Así como existe la pobreza monetaria, también se presentan cifras para la pobreza monetaria extrema. La línea de pobreza extrema, mal llamada de indigencia, es el costo mínimo por persona de una canasta únicamente de bienes alimentarios, los cuales garantizan las necesidades básicas calóricas de una persona.

 

Gráfica 1. Pobreza monetaria en Caquetá y Florencia

Porcentaje, 2002 – 2015

grafica 1 pobreza

Fuente: DANE, Pobreza monetaria y desigualdad por departamentos 2016. Los datos de 2006 y 2007 no se calculan por problemas de comparabilidad en las series de empleo y pobreza como resultado del cambio metodológico que implicó la transición de la Encuesta Continua de Hogares a la Gran Encuesta Integrada de Hogares

Para el departamento del Caquetá el valor de la línea de pobreza extrema en el 2015 fue de $98.583, lo que quiere decir que en un hogar compuesto por cuatro personas, se necesita un ingreso de $394.332 para no ser catalogado como pobre extremo. Nuevamente los departamentos donde las personas no tienen ni para comer son Chocó (37,1%), la Guajira (24,3%), Cauca (24%) y en el cuarto lugar nuestro vecino departamento del Huila (18,9%). Caquetá ocupa el puesto 13 (9,1%) y es superior a la cifra nacional (7,9%).

Hay que tener en cuenta que los subsidios y ayudas en especie que reciben las personas y hogares no son tenidas en cuenta para las mediciones de pobreza monetaria, pues la investigación del DANE indaga solamente por el dinero efectivamente percibido por las personas. En Bogotá, esta situación ha causado un debate sobre una posible sobrestimación de la pobreza, pues los comedores comunitarios que brindan alimentos a los más pobres, atacan la pobreza extrema brindando el consumo calórico necesario, asi las personas no reciban dinero como tal. En el caso del mínimo vital de agua y los subsidios en transporte, estos aumentan el ingreso disponible de los hogares, lo cual representa más dinero para adquirir otros bienes y servicios.

Lo que si tiene en cuenta la medición de pobreza por ingresos, son las transferencias monetarias condicionadas hechas por programas nacionales como familias en acción, las cuales constituyen una parte importante de los ingresos que reciben las familias en pobreza y en pobreza extrema. De hecho, las transferencias representan en promedio alrededor de un 10,3% del ingreso por persona de los hogares que las reciben (Cepal, 2011)[2]. Hay que decir, entonces, que para que la disminución de la pobreza sea real y sostenible, se deben potenciar políticas de generación de ingresos autónomos, disminuyendo la dependencia en transferencias como la citada y generando capital humano entre las familias más pobres.

Gráfica 2. Pobreza monetaria extrema en Caquetá y Florencia

Número de pobres, 2002 – 2015

grafia 2 pobreza

gráfica 22 pobreza

Fuente: DANE, Pobreza monetaria y desigualdad por departamentos 2016. *La población de Caquetá y Florencia se obtuvo de las proyecciones de población que realiza el DANE a partir del Censo de 2005. Los datos de 2006 y 2007 no se calculan por problemas de comparabilidad en las series de empleo y pobreza como resultado del cambio metodológico que implicó la transición de la Encuesta Continua de Hogares a la Gran Encuesta Integrada de Hogares

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Banco Mundial (BM) coinciden en señalar dentro de los determinantes de la pobreza a nivel local tanto el acceso a la educación como el tamaño de los hogares, y como variables macroeconómicas, el desempleo y la variación de los precios, etc.

Entre los factores macroeconómicos[3], el que más preocupa es el tema del mercado laboral, pues en Caquetá, la tasa de desempleo creció 0,2 puntos (con respecto a 2014) y se ubicó en 2015 en 7,8%. En Florencia, la situación parece más compleja, pues la capital del departamento no ha logrado ubicar el desempleo en un solo dígito como el país (8,9% en 2015). Para el año pasado 8.223 personas se encontraban desempleadas en Florencia, aproximadamente 11,4% de la población económicamente activa[4].

La inflación, que es la variación generalizada de los precios, afecta el poder adquisitivo de las personas, principalmente de las de menores ingresos. Como es de conocimiento público, Colombia está pasando por una situación inflacionaria motivada por el impacto climático en los bienes agrícolas y el encarecimiento de los productos importados (efecto de la devaluación del peso). En Florencia, la inflación fue 6,80% y para los ingresos bajos 7,93% en el año corrido 2015. Estos datos son ligeramente superiores a los reportados para Colombia (6,77% y 7,26% respectivamente). En los hogares florencianos de menores ingresos, lo que más impactó el costo de vida fue el aumento de los precios de los alimentos (12,49%), la vivienda (6,16%) y otros gastos (5,11%) como los productos de cuidado y aseo personal, joyería, servicios financieros, etc.

El alto número de desempleados contribuyó a que en el departamento y su capital disminuyera la generación de ingresos de los hogares, y la mayor inflación está causando que las familias accedan a menos bienes y servicios de la canasta básica, lo cual está impactando la pobreza monetaria analizada en este artículo.

Para los aspectos microeconómicos, no tenemos datos precisos, pues la Encuesta de Calidad de Vida no está desagregada por ciudades y/o departamentos[5]. Aunque no haya datos que reflejen la situación caqueteña, se sabe que el número de personas por hogar resulta definitivo al analizar la pobreza, ya que las familias más numerosas enfrentan dificultades para generar ingresos y para distribuirlos entre todos sus miembros. El tamaño del hogar y el aumento del nivel educativo constituyen, pues, factores clave que ayudan a reducir la probabilidad de estar en situación de pobreza.

Reflexiones finales

Pese a los avances, la estrategia de lucha contra la pobreza continúa siendo muy débil en Colombia, por la falta de voluntad política para atacar los determinantes de este flagelo, principalmente la falta de educación, y por las pocas cifras que se manejan, pues los planes, programas y proyectos que se lideran desde el Estado deben ir acompañados de una información estadística que sustente las inversiones y pueda evaluar el impacto en las comunidades. Se espera que con la firma de los acuerdos de paz, los temas de seguridad dejen de dominar la agenda pública y la pobreza pase a ocupar el lugar que se merece, por una cuestión de justicia y dignidad humana.

Al momento de combatir esta problemática, no hay que perder de vista a las denominadas trampas de pobreza, situaciones que generan círculos viciosos que agravan y perpetúan la situación de vulnerabilidad económica. Trampas como el trabajo infantil[6] y el embarazo adolescente, truncan los proyectos de vida y la formación educativa de niños y jóvenes y los condenan a trabajos informales mal remunerados. Otra trampa de pobreza tiene que ver con la violencia y el desplazamiento, fenómenos que se espera se vean disminuidos con la implementación de los acuerdos de paz.

El gobierno departamental debe entender que la educación es una de las principales herramientas para acabar con la pobreza y la vulnerabilidad económica. Claramente es un proceso largo que, aunque no da votos ni beneficios políticos inmediatos, es la clave para mejorar la productividad de los jóvenes caqueteños. Importante es seguir ampliando la cobertura educativa principalmente en la zona rural y programar la implementación de jornadas únicas, formación de docentes e inversiones en infraestructura para el aprendizaje y la vivencia del conocimiento. En el tema de la educación superior, la población caqueteña necesita y merece una Universidad de la Amazonía fortalecida, pues para muchas personas es la única opción de formación superior con la que cuentan. Por otro lado los profesionales caqueteños de distintas disciplinas formados en el interior del país, tienen mucho que aportar a su región, por lo que sería importante crear incentivos para que pongan a disposición de las instituciones sus conocimientos y experiencias.

En un escenario de posconflicto, donde la situación de orden público y de acceso a sitios remotos puede mejorar, las autoridades locales departamentales deben adelantar programas que doten a los campesinos de tierras y brinden asistencia técnica, créditos, infraestructura y comercialización de bienes agrícolas, para potenciar el desarrollo de la agricultura, entendiendo que es la segunda rama de actividad que más aporta al PIB del departamento[7]. La firma de la paz con las FARC, en una región que ha tenido histórica presencia de este grupo armado, puede fomentar la creación de proyectos de turismo ambientalmente sostenibles en los lugares y paisajes hermosos que brinda nuestro departamento.

Notas al pie:

[1] El índice de pobreza multidimensional se analiza para la región atlántica, oriental, central, pacífica (sin incluir Valle), Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá D.C. Lo único que se tiene a nivel municipal y departamental, es el cálculo realizado por DNP con cifras del censo de 2005, donde la pobreza por factores multidimensionales en Caquetá fue 70,8% y en Florencia 55,9%

[2] Cecchini, S y Madariaga, A (2011). Programas de transferencias condicionadas: Balance de la experiencia reciente en América Latina y el Caribe. Cepal y Asdi

[3] Los datos de mercado laboral e inflación se obtienen del DANE

[4] También se le llama fuerza laboral. Está conformada por las personas en edad de trabajar que trabajan o están buscando empleo.

[5] Los datos de la encuesta de Calidad de Vida, realizada por el DANE, solo están disponibles para el total nacional, y las regiones atlántica, oriental, central, pacífica, pacífica (sin incluir Valle), Orinoquía- Amazonía, San Andrés y Providencia, Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá D.C. Por petición presidencial en 2015 se incluyó al municipio de Buenaventura.

[6] Según el DANE, para 2015 la tasa de trabajo infantil en Florencia se ubicó en 7,1% y la tasa ampliada (incluyendo los niños que hacen oficios del hogar) en 11%.

[7] Los servicios sociales, comunales y personales, representan 39,2% del PIB del Caquetá (943 mil millones de pesos corrientes). La agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca es la segunda rama más importante con una participación del 19,6% en el PIB departamental.

**Economista de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y Especialista en Gerencia de Gobierno y Gestión Pública de la misma institución.  Candidata a Magíster en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, trabaja en la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, analizando temas de calidad de vida, pobreza, distribución del ingreso, comercio al por menor y gasto de los hogares. Florenciana, feminista y activista del movimiento social afrocolombiano.

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