La Carmelita, zona veredal construida por la guerrilla

“Vivíamos mejor en la montaña” comentaba una guerrillera sobre el estado de la Zona Veredal Transitoria de Normalización ‘La Carmelita’ en Puerto Asís, bajo Putumayo, donde se concentran los Frentes 32, 48, 49 y la Guardia de Bloque (GB) del Bloque Sur de las FARC-EP. Ahora sus condiciones de vida entran a depender del dinamismo y las gestiones del Gobierno Nacional sobre el curso de lo acordado en La Habana.

Share
Juan Pérez*

“Vivíamos mejor en la montaña” comentaba una guerrillera sobre el estado de la Zona Veredal Transitoria de Normalización ‘La Carmelita’ en Puerto Asís, bajo Putumayo, donde se concentran los Frentes 32, 48, 49 y la Guardia de Bloque (GB) del Bloque Sur de las FARC-EP. Ahora sus condiciones de vida entran a depender del dinamismo y las gestiones del Gobierno Nacional sobre el curso de lo acordado en La Habana.

Ya habían pasado 16 días desde que la prensa nacional e internacional titulara sobre ‘La Última Gran Marcha Guerrillera’, el camino hacia la vida política y civil de las y los Insurgentes, cumpliendo con los tiempos definidos en los Acuerdos. La Última Gran Marcha no hacía más que evocar a las Columnas de Marcha de los años 60’s, donde 300 familias salieron desplazadas del Sur del Tolima, lideradas por el Comandante Richard y Manuel hacia el Alto Ariari, el Pato, piedemonte de la cordillera Oriental, hito fundacional de las FARC e inicio de la Guerra contra un Estado que los marginaba y reprimía. Esta vez la Marcha sería hacia la construcción de Paz, hacia la integración y la democracia.

Desde antes de salir el sol la guerrilla trabaja para adecuar La Carmelita

Dos semanas luego de que llegaran los últimos guerrilleras por el río Putumayo desde los lugares de preagrupamiento, la situación de la Zona Veredal de La Carmelita continuaba siendo precaria. Había llovido la noche anterior y los caminos dentro del campamento se encontraban fangosos. Los guerrilleros trabajaban para mejorar las caletas -cambuches donde duermen-, levantando las camas del piso para ponerlas sobre guadua y madera, e igualmente hacían cunetas para que el agua no volviera a rodar al interior de ellas. Cuando llegaron el 2 de Febrero, el terreno era simplemente un potrero, el Gobierno Nacional no había adecuado el área donde irían a vivir los guerrilleros durante los próximos meses. En lugar de casas y habitaciones prefabricadas, de áreas para el estudio y reunión, de caminos en cemento, ellos tuvieron que conseguir lonas verdes y plástico negro para levantar el techo donde dormir, donde reunirse, donde cocinar. “Nosotros debemos continuar con la disciplina, cumpliendo con los compromisos para así mismo continuar exigiendo al Gobierno Nacional que cumpla con lo acordado”, comentaba a las 7 de la mañana un comandante a un grupo de insurgentes armados en formación, encargados de la seguridad.

El resto de la tropa desde muy temprano trabaja a diario para hacer habitable el lugar donde vivirán los meses siguientes, ya sea terminando de construir caletas o ayudando a los 37 obreros que el Estado ha contratado para la adecuación de la Zona a aproximadamente 400 guerrilleros. Se turnan la seguridad, la cocina, la recepción, practican música, leen en las noches, miran películas y noticias, cuidan sus hijos recién nacidos, mientras sus fusiles permanecen colgados en las caletas como nunca antes a tanta distancia.

El terreno donde deberán estar las construcciones del gobierno nacional

Pese a los incumplimientos, a los atrasos en los tiempos estipulados por parte del Gobierno Nacional, la guerrillerada con voluntad y disciplina, como hormigas, se esfuerzan en hacer realidad la Zona Veredal Transitoria de Normalización. No es ninguna excepción o caso aislado, la situación en las diferentes Zonas en el territorio nacional se ha venido replicando, pero al paso de la desconfianza y la desmotivación que deben producir este tipo de acontecimientos, las FARC-EP continúa convencida en hacer realidad la paz.

*Estudiante de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia.

**Foto de portada: Cocina de una de las cuatro unidades concentradas en La Carmelita

Share