La “Amazonía” desde el cambio climático: Los riesgos y las preguntas

Gustavo Petro en Florencia, campaña de 2018. Su discurso fue sobre la Amazonia.

Gustavo Petro en Florencia, campaña de 2018. Su discurso fue sobre la Amazonia.

 

*Felipe Martin

 

El siguiente escrito se realiza con el propósito de plantear unas preguntas al gobierno de Gustavo Petro, frente a la complejidad de problemáticas concernientes a la restauración de las selvas en la denominada Amazonía y la resolución de los diversos conflictos heredados del extractivismo y sus guerras, pensándose un enfoque de Paz total, como una discusión abierta a las y los habitantes humanos y no humanos de dichos territorios que comprenden lo que se ha denominado como “Amazonía”. 

 

Señor Gustavo Petro

 

Al hablar de Amazonía existen diversos mitos que la mitifican y constituyen una imagen que durante siglos ha sido funcional al proyecto extractivista en su consolidación y por ende en el desarrollo de la economía mundo y la formación del capitalismo como tal. Desde la exploración de Francisco de Orellana en 1571, se dio el nombre de Amazonas al describir los y las guerreras de cabellos largos que enfrentaron los españoles en la región del Marañón, actual Amazonía peruana.

Estas imágenes traídas de las descripciones de Heródoto y Diodoro, representan el inicio de una narrativa colonial que ha justificado el despojo y la construcción de una homogeneidad discursiva y genérica, de lo que ha sido la “Amazonía” según los intereses en el desarrollo histórico del extractivismo, que configuran y han configurado las campañas de guerra contra los pueblos habitantes de estas bastas zonas donde han habitado diversidad de pueblos.

La historia común de los diversos pueblos que habitan esta basta región de selvas tropicales desde la denominación colonial de “Amazonía”, han sido los procesos extractivos violentos que han nutrido la economía global en la extracción de materias primas necesarias para el surgimiento y avance del capitalismo.

La búsqueda del dorado esa mítica ciudad construida en oro, animó las ambiciones de los exploradores europeos, los procesos de captura de esclavos, los pueblos doctrineros de indios a cargo de las misiones, buscaban la homogeneidad de diversas poblaciones para convertirlos en esclavos, en siervos del rey y sus representantes, inicia la explotación colonial en diversos ríos de la “Amazonía” en la explotación de oro principalmente, estas tierras mal sanas narradas por los españoles cronistas.

La configuración del Estado moderno heredo esa concepción colonialista, la visión exótica de tierras de nadie con comunidades salvajes que necesitan ser “salvadas”; sacarlas del salvajismo, significó mas violencia, despojo territorial y cultural; economías extractivas como el caucho, el oro, la coca (clorhidrato de cocaína) y el petróleo, han sido ciclos extractivos que constituyen la historia de la “Amazonía” como espacio de colonización y extracción de materias primas para el avance del capitalismo en estas regiones.

Se impone y normalizan concepciones como propiedad, bienes, servicios ecosistémicos, etc., a sangre y fuego se crea una narrativa homogénea de una “Amazonía” necesaria para la humanidad, mas detrás de ese concepto de humanidad que intereses particulares se esconden, es una pregunta que siempre ha sido eludida.

La historia de diversos pueblos ha sido invisibilizada por los intereses de control a partir de la homogenización violenta de la población para la nacionalización de territorios e integración a una narrativa nacionalista; estas innumerables historias ocultas de destierro, despojo, genocidios y etnocidios, junto con las formas de resistencia, adaptación y subsistencia de diversos pueblos étnicos y campesinos que habitan en la “Amazonía” son necesarias para dignificar y empoderar a las diferentes comunidades y pueblos que componen la “Amazonía”.

En la historia de Colombia territorios diversos como la “Amazonía” han sido históricamente utilizados como válvulas de escape al problema generado por el monopolio de la tierra por terratenientes en la parte andina, creando grandes masas de población desterrada por intereses particulares, convirtiéndose en conflictos sociales y políticos que constituyen las raíces del conflicto armado.

Estas dinámicas históricas trasladan el conflicto social y armado a las llamadas regiones de fronteras, zonas donde la presencia del Estado históricamente ha sido la militarización y el extractivismo, donde las diversas poblaciones que habitan el territorio han sido históricamente marginadas y satanizadas vinculándolos como actores del conflicto siguiendo las directrices militaristas del enemigo interior, como una continuidad del racismo producto de la colonialidad del poder, generando la persecución y exterminio de muchos pueblos.

Detrás de esto surge el principal motor de desforestación de la “Amazonía”, los ciclos de economías extractivas asociados a los procesos de especulación de tierras y apropiación de territorios, donde anteriormente habitaban pueblos originarios despojados, desterrados y exterminados, convirtiéndose en territorios baldíos desde la visión del Estado, donde la colonización se vuelve el velo de terratenientes, empresarios y transncionales, que se han relacionado con diferentes grupos armados según sus intereses. 

Vemos como la persecución racista de diversos pueblos terminaron en su desaparición, ejemplo de esto los Tiniguas perseguidos por los caucheros y por bandoleros, los Casacunte exterminados por enfermedades frente al contacto de los blancos en la búsqueda de Quinas.

Jiw, Nukak Macu, Muinanes, Carijonas, Coreguajes, Sionas entre otros pueblos fueron diezmados y desterrados de sus territorios tradicionales por los intereses de nuevos ciclos extractivos sobre sus territorios, en lo que se denomina el arco de desforestación de “Amazonía”,  la ganadería extensiva, la coca (clorhidrato de cocaína), los hidrocarburos y la minería aurífera se constituyen en economías asociadas al poder político regional, que alimentan económicamente el conflicto interno armado y sus actores en los últimos 70 años aproximadamente.

A partir de allí surgen nuevos intereses por parte de políticos – terratenientes en ampliar la desertificación de las selvas con proyectos palmeros en el nororiente de la “Amazonía”,   asociados a una ganadería incipiente, que devino de la desforestación asociada a cultivos de coca (clorhidrato de cocaína), donde se ha utilizado a la masa campesina sin tierra como mano de obra para la apropiación de dichos territorios convirtiéndolos en el problema, cuando los terratenientes de esta región siguen mandando y acumulando terrenos.

Departamentos enteros fueron desertificados en ocasión al emergente modelo de la hacienda ganadera, convirtiéndose en insignia como lo fue Larandía en su momento, para el proceso de colonización de la “Amazonía”, resultado de esto, miles de hectáreas desertificadas, de selvas subutilizadas en un mercado bovino y lácteo, que necesita repensar el uso de la tierra y la optimización de la producción, junto con apoyo económico para miles de familias con tierras que deberían ser restauradas.

Existe una deuda histórica frente a la verdad del despojo, destierro y exterminio de diversos pueblos ancestrales de la “Amazonía” y otros que por presión de este mismo conflicto resultaron en esta región de selvas tropicales y diversidad de territorios culturales.

¿Quiénes en realidad se han beneficiado del conflicto?, es una pregunta resuelta parcialmente por la comisión de la verdad, ¿cuales son los procesos de justicia restaurativa que se están planteando los sobrevivientes de estos pueblos?, ¿en que consisten las garantías de verdad, justicia, reparación y no repetición para estos? ¿Cual es el papel de los diversos actores armados desmovilizados en un proceso de justicia restaurativa en el aspecto ambiental, social y económico en estas regiones?

Estas economías extractivas encarnadas en sujetos particulares que se han beneficiado históricamente del conflicto, y se han valido de actores armados, tienen una deuda histórica con diversas poblaciones indígenas, negras y campesinas que habitan estos territorios, la desertificación de sus territorios y la perdida de los valores culturales.

Para el caso de los pueblos donde su conocimiento cultural se basa en la sagrada hoja de Coca, ¿como se plantea la resolución del conflicto asociado a la utilización como narcótico del pilar de su conocimiento cultural?, ¿de que manera se busca resarcir la deuda histórica y cultural con estos pueblos?, ¿de que manera se plantea la restauración de sus territorios?, si es que se piensa en esto al hablar de una paz total, de cuidar la “Amazonía”.

Es urgente la protección efectiva a los representantes y comunidades que firmaron los acuerdos de sustitución del programa PNIS (Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos), quienes siguen siendo amenazados y asesinados sistemáticamente, esta situación debería ser prioritaria, en cambio de seguir con la acción policial contra las comunidades, ¿primero garrote y después zanahoria para la foto?, cuidar la “Amazonía” implica proteger a sus comunidades.

Para el caso de 25 años de fumigaciones con glifosato ¿quienes deben resarcir a los pueblos, poblaciones y sus territorios?, ¿de que manera se piensan restaurar las tierras desertificadas y contaminadas?, ¿se piensa en restaurar estos territorios o es mejor hacerse el de la vista gorda?, ¿Cómo se puede pensar en producción agrícola en tierras desertificadas y contaminadas?

En este contexto es pertinente realizar un informe oficial que demuestre la verdad de los daños a la salud de la fauna y la flora, junto con las comunidades humanas frente al tema de fumigaciones con glifosato como primera medida reparadora a las comunidades y pueblos que fueron azotados por la estrategia bélica del plan Colombia como política contra las drogas que destruyó la “Amazonía”.

La perspectiva de reparación en un contexto de paz es demostrar la realidad histórica de la guerra, con el fin de ser consciente del como se ha utilizado la guerra para alcanzar los objetivos de desertificación de las selvas y apropiación de territorios para los mercados emergentes por intermedio de actores del conflicto armado en obediencia a sectores políticos, acatando así los intereses extractivos del modelo económico y empresas transnacionales; como es el caso de la explotación petrolera, insertando estos territorios al mercado de tierras en un proceso desde lo informal hasta formalizarlo.

Se piensa en legalizar y restituir tierras en “Amazonía”, ¿cuales son los mecanismos para solucionar conflictos territoriales entre las diferentes poblaciones de estos territorios?, en un contexto donde la tierra es concesionada a empresas petroleras y las comunidades viven arrinconadas entre bloques petroleros.

Nunca se han responsabilizado las empresas petroleras de la contaminación de los ríos por cuenta de derrames y la destrucción de ecosistemas por cuenta de la misma explotación; la exploración petrolera y la construcción de infraestructura, ha afectado los cauces del agua en nacederos, aguas subterráneas, quebradas y ríos, es tiempo de hablar de los pasivos ambientales, sociales y culturales de la explotación petrolera.

¿Quiénes se responsabilizan y de que manera van a solucionar los problemas ocasionados por 65 años de explotación petrolera en “Amazonía”?

¿Porque no se reconocen legalmente las autoridades ambientales ancestrales y se constituye un mecanismo de regulación y administración ambiental basado en la autonomía reconocida por el Estado a los pueblos étnicos como estrategias de gobernabilidad ambiental en el ámbito territorial de la “Amazonía” ?, paralelo a los sistemas de control ambiental de las corporaciones autónomas como Corpoamazonía y CDA.

En este ámbito la propiedad intelectual y derecho colectivo de pueblos y comunidades cobra un aspecto central en los planes de restauración, ordenamiento ambiental y económico de la “Amazonía”; con el animo de no recaer en el peligro de la biopiratería donde ong de investigación ambiental y “conservación” tienen historial de apropiación de conocimiento tradicional de pueblos indígenas en otros países de la “Amazonía”, con lo cual es prioridad crear  la discusión para la  elaboración de mecanismos de protección de este conocimiento y resarcir los daños históricos que estos pueblos han sufrido por el extractivismo.

Estos procesos de articulación de autoridades ambientales tradicionales conforme a los conocimientos para la restauración de selvas y el extractivismo en sus territorios, plantean un proceso organizativo cercano a comunidades y pueblos, mas que la representatividad de organizaciones y plataformas políticas para que estas perspectivas sean efectivas.

En el ámbito de la minería, la contaminación de las aguas por mercurio en gran parte de los ríos “Amazónicos” es un problema que ha sido invisibilizado por mucho tiempo, constituyéndose en un problema de salud publica dados los niveles de contaminación, peor entendiendo que la “Amazonía” es un basto sistema hídrico que nutre las selvas, ¿se ha pensado siquiera este tema y el como abordar una solución para realizar la descontaminación?, ¿de que manera controlar la explotación minera en la “Amazonía”?

Frente a los nuevos ciclos de explotación de “minerales estratégicos” en “Amazonía”, por cuenta de las necesidades de materias primas para la industria tecnológica, ¿de que manera se piensa abordar este tema?, si se habla de la conservación de la Amazonía y el cambio climático.

Existe un proceso natural de expansión de la “Amazonía” frente a la Orinoquia en la parte norte, ¿se ha pensado de que manera proteger y apoyar este proceso natural?, entendiendo la continuidad de la perspectiva agroindustrial en esta basta región, al mismo tiempo que se ignora el impacto en el sistema hídrico en la segunda cuenca mas grande del continente como lo es el Orinoco.

Porque se habla de la “conservación de la Amazonía”, cuando vemos que parte fundamental de los ecosistemas y territorios que le componen, están desertificados y fragmentados por acción del extractivismo, en lo que se denomina el arco de desforestación, que comprende los departamentos de Guaviare, Caquetá, Cauca (bota Caucana), Putumayo y Nariño (piedemonte Amazónico de Ipiales) en la Amazonía colombiana.

¿De que manera se va a resolver el conflicto de la construcción de infraestructura multimodal del IIRSA, el Plan Mesoamérica y la conservación de territorios frente a la responsabilidad que tiene el Estado para con las comunidades y de que forma esto afecta a la “Amazonía”?

Veo mas cercano a la realidad como solución práctica, el pensarse la restauración de ecosistemas y territorios desde un enfoque comunitario, desde la legalización de tierras y títulos colectivos a comunidades étnicas y campesinas, pensarse figuras como  “bosques comunitarios” en sectores donde abundan las titulaciones particulares, en complemento con la recuperación de saberes locales en dialogo con nuevas tecnologías, para dar soluciones locales al tema de regulación climática y condiciones de vida digna a las comunidades, en un contexto de resolución del conflicto armado interno, que no sea funcional a intereses geopolíticos mediante el lavado de cara a empresas contaminantes.

Finalmente, es el ejercito y las ong de conservación actores apropiados para manejar las estrategias de “conservación de la Amazonía”, entendiendo de han sido parte en el problema como actores victimizantes de un conflicto que tiene un aspecto armado, pero al mismo tiempo es un conflicto simbólico de concepciones de mundo, donde el discurso de la conservación se configura como un nuevo maniqueísmo colonial, a partir del discurso del cambio climático como argumento doctrinal para determinar las formas de vida y gestión del territorio,  diferentes pueblos y comunidades que constituyen la “Amazonía” para “salvar la humanidad”, de que humanidad se esta hablando y cual es la autoridad ética y moral pertinente si se habla de un buen vivir.

Estas palabras son consideraciones para comprender un camino, en pensarse el devolver la potencia y dignidad a estos territorios, pueblos y comunidades diversas que constituyen el tejido vital de lo que se ha denominado como “Amazonía”, que sobrepasan la concepción del conservacionismo y los intereses geopolíticos alrededor de este espacio, para no caer en la colonialidad histórica de lo que ha construido el extractivismo como el deber ser y los intereses que prevalecen al tomar decisiones sobre estas regiones.

 

 

*Antropologo egresado de la Universidad Nacional de Colombia, investigador independiente, acompañante en procesos de defensa territorial a comunidades indígenas e investigador del tema de extractivismo y guerra, ha participado en procesos pedagógicos para la investigación propia de las comunidades y construcción de propuestas colectivas de restauración frente al extractivismo, Maestrando en cartografia social y política de Amazonía en UEMA, Maranhao, Brasil.

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