Dramática situación de la educación en el Caquetá: Un docente para Rionegro

Nos preguntamos por qué en cuatro años no le ha sido posible a los entes territoriales y la institucionalidad garantizar unos mínimos derechos fundamentales como es este el derecho a la educación para los niños y niñas de la vereda la Sevilla. Crónica de un joven de la región.

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javier sanchez
Javier Sanchez*

La vereda La Sevilla es una comunidad campesina a la que se llega partiendo desde el centro poblado de Rionegro, jurisdicción del municipio de Puerto Rico departamento del Caquetá. La amena travesía empieza en canoa, a más tardar a las 06:15 a.m. está saliendo el transporte, y hay que estar pendiente ya que es la línea que sale a su recorrido matutino –hasta días festivos- para recoger la leche. El recorrido río abajo sobre el majestuoso Guayas demora alrededor de 45 minutos, los que sin duda se disfrutan porque justo a esa hora, el aire es nuevo, fresco y emana de los respiros de la flora presente y característica de esta región amazónica. De frente el sol se va descubriendo de entre las lomas y sabanas, cual coqueto y soñador; lo primero que hace es ver su reflejo en el agua, mientras hacemos tránsito las garzas rojas, negras y blancas, guacharacas, golondrinas, monjas, pechiamarillos –también otros colores- mochileros, gallos de laguna, martín pescador, suros, carisecas, coronados, y pangüanas entre otras aves, andan moviéndose por su hábitat, unos muy alto surcando el cielo yendo a lugares impensables para pasar el día o continuar su viaje, otros por el río empiezan su faena para pescar, o entre los árboles para cazar.

En eso se nos va el recorrido, algo de lo que muy poco se disfruta o se valora por el ritmo de la vida o mejor del tergiversado desarrollo. Después de esa revitalizadora travesía en el que a su paso hay todo esta manifestación de vida y sincronía, el punto de llegada es denominado rancho e’ paja, tal vez porque hace tiempo atrás lo había y pues quedó el nombre en la psiquis, en la cultura, en la oralidad. Desde ese punto, al desembarcar, se puede ver no muy lejos sobre la sima de una loma una casa y a su costado derecho el corral.

La canoa debe seguir su recorrido pues tiene cantinas por entregar a su paso y al regresar nuevamente al pueblo irá recogiendo cantinas cargadas de leche que los campesinos –as- traen desde sus fincas; en algunos casos los encargados de ello son niños y niñas de 9 años en adelante.

Desde ese punto hasta la escuela rural de la vereda la Sevilla el recorrido es alrededor de 20 minutos si se realiza a pie y sin prisa, a manera de caminata ecológica, por caminos riales y trochas, apreciando en la distancia cananguchales, bosques y sabanas despobladas de árboles, el viento corriendo por entre el paisaje, sonidos de paquidermos y de aves o el mismo viento que corre libre. La otra opción para hacer el recorrido es que la comunidad provea una bestia, –caballo o yegua- para que él o la docente llegue a la escuela, en este caso el tiempo del recorrido disminuye.

Así fue nuestro recorrido, Elizabeth Bello, joven ex-estudiante de la Institución Educativa Rural Rionegro sede Colegio del Rosario, y Javier Sánchez egresado de la misma Institución Educativa e integrantes de la Asociación de Jóvenes por Rionegro que luego de esperar en aquella casa de la loma admirando a la señora Susana de 80 años de edad, con su único acompañante, su nieto Maicol de 18 años, maneando a las vacas, mientras su nieto las ordeña, su esposo se encuentra ya hace varias semanas en la ciudad de Florencia “haciéndose ver de los médicos porque ha estado muy enfermo y casi se muere, nos cuenta con voz aguda pero firme la señora Susana. Y es obvio que la actividad que les permite sobrevivir no se puede parar porque sería peor, “allá está con una hija que vive en la ciudad acompañándolo, hasta que se mejore lo deja venir, si fuera por él ya se había venido sino que la hija no lo deja porque es peligroso por la salud”, complementa la señora Susana. Su nieto para poderla acompañar y ayudarle con todas sus labores dejó sus estudios que realizaba en la modalidad de sabatino en el colegio del pueblo.

Después que terminaron de ordeñar la señora Susana nos invitó a seguir a su casa y ella se entró a la cocina, desde allá nos hablaba de su vida y su comunidad mientras puso a calentar en el fogón el tinto que luego nos brindó, con lo que se amenizó más la conversación al calor y sabor de esta bebida campesina endulzada con panela…

Al momento llegó el Sr. Carlos Suárez actual presidente de la junta de acción comunal de la vereda, la persona a la que esperábamos, saludó desde su caballo, arrimó, se apea, y nos entrega una bolsa de color verde que traía en la mano, “es el desayuno que les hizo mi mujer, porque ustedes deben venir sin comer nada ¿cierto?”, nos dice mientras blandía una sonrisa. Obviamente ya con él nos conocíamos y pues es normal el lenguaje directo pero amable de los campesinos. Nos pregunta por el viaje, mientras nosotros vamos comiendo…

Ya listos, nos despedimos de la señora Susana y su nieto agradeciéndoles por la hospitalidad, y nos fuimos, pues el objetivo primario era ir a la escuela de la que hacía dos años veníamos escuchando que estaba cerrada por falta de docente, después del recorrido, sin prisa y disfrutando de poder descansar la vista en el horizonte verde de la flora y el azul del cielo, de poder respirar profundo y lentamente y mientras Carlos nos iba contando de todo cuanto ha hecho y lo último que le han dicho en el Colegio al cual pertenece la sede, y es que aquí que empieza lo triste de esta historia.

Carlos Suarez quien este año es presidente de la Junta pero el año pasado era el Secretario, es padre de cuatro hijos, tres de ellos en edad de estudiar, y empieza a contarnos todas las diligencias que ha hecho ante las instituciones, todas las puertas que ha tocado y con coraje lo resume: “todo el tiempo que he perdido” y con desesperanza expresa, “ya cumplimos cuatro años sin un maestro”. Nos cuenta que después de muchas gestiones ante la Secretaria de Educación Departamental, de dedicar varios días a esperar que lo atiendan hasta que al fin lo atienden, expone su caso con la frustación dentro de su corazón, pero con temple en su voz y al final de varias citas ante esta institución recibió de manera verbal frases como: “vamos a ver qué podemos hacer”, “vaya tranquilo que aquí vamos a hacer lo posible”, “tráiganos los documentos de los niños”, “haga una solicitud” y al final todo era para no decir directamente NO sino para cansar por los vicios de la tramitología de la cual padecemos en nuestro país, pues muchas veces sucede que las comunidades campesinas no tienen recursos para seguir gestionando, transportes, comidas, estadía para que al final te salgan con que, “hace falta algo” ó “vuelva en 15 días”, y luego de ese plazo otra vez, “faltó algo” o “aún no han respondido”, “vuelva después”, eso rompe a cualquiera.

Aún así la comunidad insistió, recogieron firmas, oficiaron y lograron al fin la reapertura con la resolución 000325 del 06 de febrero de 2015, parecía verse una luz, una esperanza, ya con este documento de reapertura, el siguiente paso era esperar la designación del maestro, pero para la institución aún no era suficiente pues tenían que justificar no con niños sino con los números, empezó así otra procesión para la comunidad. La Secretaria de Educación les exigía 12 niños, lo cual fue relativamente fácil pues en la comunidad reunieron la cantidad exigida, pero vuelve y juega la tramitología, las voluntades y el clientelismo ahora resulta que todos les huyen a prestar servicios en las comunidades rurales, ¿pero entonces? ¿A dónde pueden ir estas comunidades para que no se sientan extrañas y para que realmente sean tenidas en cuenta por todas las instituciones? Carlos, que ya por esa época se estrenó como integrante de la mesa directiva de la JAC motivado por esa apremiante necesidad continuó con las gestiones.

Entonces después de varias citas en secretaría de educación, rectoría en la sede principal Colegio del Rosario Rionegro, alcaldía municipal, gobernación, tocando puertas allí y allá, radicó un derecho de petición ante Secretaria de Educación Departamental del Caquetá, el cual no fue contestado, por lo cual inmediatamente radicó una acción de tutela, radicado N° 2015-00131-00, la cual fue fallada a favor de la comunidad por la vulneración al derecho de la educación de los niños y niñas en la vereda, ordenando en el fallo a la Secretaría de Educación y más directamente a la Institución Educativa Rural Rionegro, asignarle carga académica a un docente que tenga el perfil requerido para prestar el servicio público educativo en la sede la Sevilla: cito de oficio enviado de la oficina administrativa y financiera de la Gobernación del Caquetá al actual rector de la Institución Educativa Rural sr. DAGOBERTO AROCA, el 26 de noviembre de 2015.

Nuevamente se encendió el faro de la esperanza para la comunidad que veía con gran ilusión muy próxima la cristalización de tanto tiempo de gestión, de promesas, de palabras bonitas, de candidatos rasgando vestiduras por la defensa de los derechos de los campesinos de la región. Pero tristemente esta es la fecha y lo que ha sucedido es que la orden mediante oficio N° 2040 de fecha 24 de noviembre de 2014 del juzgado promiscuo del circuito de Puerto Rico cayó en una trampa en la que tanto la Secretaria de Educación y la IEM se tiran la pelota y se señalan mutuamente, mientras Carlos Suárez y su comunidad cada vez se sienten más solos en el camino, en la trocha, en el campo.

Nos preguntamos por qué en cuatro años no le ha sido posible a los entes territoriales y la institucionalidad garantizar unos mínimos derechos fundamentales como es este el derecho a la educación para los niños y niñas de la vereda la Sevilla. ¿Cuánto tiempo más tienen que esperar lo niños y niñas para poder encontrarse y construirse desde la escuela y con su maestro sueños de vida y una Colombia más linda?¿Que ha pasado con los niños de la zona que encuentran su escuela cerrada? Con justa y más que justa la razón de los campesinos en hacer movilización por la defensa de sus derechos ante la imposibilidad del Estado cumplir con su obligación y de reconocerles.

 

*Fundador y líder juvenil en la Asociación de jóvenes por Rionegro -Asojorio-. Bachiller egresado del Colegio Nuestra Señora del Rosario, técnico en mercadotecnia y en primeros Auxilios del SENA. Estudios en empresarismo social, políticas publicas con enfoque en Derechos Humanos y énfasis en prevención, primeros auxilios psicológicos y taller audiovisual. Cargos como dinamizador juvenil y comunitario, bibliotecario, asesor de ventas de servicios educativos, administrador de un centro TIC y gestor colaborativo en la Universidad Tecnológica de Bolívar.  Actualmente va a empezar su carrera de Trabajo social en la Universidad Minuto de Dios.

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