Reflejos de la Satélite: seminario de etnografía regional

Esperanzas y decepciones, tristezas y alegrías, todo se condensa en uno de los sitios más relevantes en la cotidianidad de los florencianos. Millones de palabras se han dicho, pero pocas letras se han escrito sobre este sitio que alberga en su seno a un gran número de personas trabajadoras. Esa distancia que hay entre la academia y lugares como la Plaza de mercado La Satélite, se acortó un poco con la sorpresiva visita de Estefanía Ciro Rodríguez y un animado grupo de acompañantes, quienes al hacer parte de una charla sobre investigación cualitativa, decidieron realizar un ejercicio etnográfico con las personas que constituyen esa parte fundamental de la capital caqueteña.

 

 

 

Víctor Ospina*

 

Esperanzas y decepciones, tristezas y alegrías, todo se condensa en uno de los sitios más relevantes en la cotidianidad de los florencianos. Millones de palabras se han dicho, pero pocas letras se han escrito sobre este sitio que alberga en su seno a un gran número de personas trabajadoras. Esa distancia que hay entre la academia y lugares como la Plaza de mercado La Satélite, se acortó un poco con la sorpresiva visita de Estefanía Ciro Rodríguez y un animado grupo de acompañantes, quienes al hacer parte de una charla sobre investigación cualitativa, decidieron realizar un ejercicio etnográfico con las personas que constituyen esa parte fundamental de la capital caqueteña.

La actividad contó con estudiantes de la Universidad de la Amazonía, la Corporación Educativa Instituto Jean Piaget, y personas en general, quienes atendieron el llamado de Ciro, para enriquecer sus conocimientos como sujetos sociales, a través de una charla académica. Pero como la investigación lo requiere, fue necesario el ejercicio de la inmersión en campo.

La observación inicial realizada en La Satélite, dejó reflejar diversos aspectos que pueden parecer naturales a la vista de muchas personas, pero que sin embargo, exigen disminuir el paso para analizarlos en detalle.

Siendo un día miércoles en horas de la mañana, este espacio de mercado contaba con buena fluidez de personas, entre ellas, hombres jóvenes que ante la repentina presencia de estudiantes, no dejaron pasar la oportunidad para tratar de llamar la atención de las adolescentes, a través de frases incómodas, actitud que no estaba en concordancia con la amabilidad del resto de personas, quienes en medio de sus labores, destinaban unos minutos para charlar con los visitantes.

Desplazamiento, vejez, desempleo, etc; son algunos de los motivos que conllevaron a que muchos optaran por trabajar en La Satélite, al parecer, este no es un espacio al que han llegado con el ánimo de construir comunidad y aportar al desarrollo de la región, sino que se presenta como una oportunidad de sustento, al que ellos mismos designan como un lugar olvidado por las administraciones locales, quienes transforman las necesidades de las gentes, en oportunidad para ganar posibles votantes en épocas electorales. Tanto es así, que llevan años esperando una reubicación que les mejore sus ingresos y calidades de infraestructura. Según una vendedora de verduras, las plazas de mercado deberían ser como en otros países en donde todo es bonito y la gente va con gusto a comprar su comida, pero aquí los gobernantes nos tienen olvidados, y mucha gente no colabora, y hace que el cliente no vuelva, pero hay que hacer de tripas corazón y seguir adelante.

La Galería Satélite, como le llaman muchos caqueteños, ha sido testigo de diversos fenómenos.  El incremento del desplazamiento de campesinos a finales del año 2002 vio aumentar su población ya que el comercio de alimentos como yuca, plátano, piña, panela o banano era lo más cercano a una actividad agrícola que un campesino podía tener en la ciudad. De igual manera, el nombre de Satélite, tomó un significado más que metafórico, ya que las frutas y verduras que desde ella se expedían, llegaron a abastecer territorios lejanos de la capital caqueteña, e inclusive, puertos sobre ríos del departamento del Putumayo. Algunos coinciden en que ese satélite era quien iluminaba los suministros de frentes guerrilleros, puesto que las ventas disminuyeron significativamente, cuando las Farc se establecieron en puntos fijos, lo cual permitió que proveedores del Huila llegasen directamente a los territorios, quitando de en medio a la gente de las galerías de Florencia. Ahora, pueden verse algunos puestos desocupados en algunas partes, pero cierto aglutinamiento en otras.

Aunque se necesitan muchas letras para describir el sentir de los habitantes de La Satélite, el grupo se marchó con la certeza de haber comprendido mejor el trasegar de ese grupo de personas que a diario, casi que desde la indiferencia, trabajan fuertemente en busca de su sustento, los estudiantes pudieron observar, captar, e interpretar, todo ese pequeño universo que se convierte en un satélite para una gran parte de nuestro departamento.

A continuación, algunos apartes del diario de campo realizado por los participantes al taller, entre ellos estudiantes del Instituto Jean Piaget y de la Universidad de la Amazonia. Este ejercicio se da en el marco de los objetivos del Centro de Pensamiento desde la Amazonia Colombiana AlaOrillaDelRío que refiere a la promoción de la investigación regional a partir de la formación e impulso de investigadores y desarrollo de técnicas de investigación en nuestra región. Agudizamos nuestros ojos para ser nosotros quienes hablemos de nuestro entorno, crítica y comprometidamente.

 

Zharick Olavi, María José Peláez y Diana M. Guachetá

 

En la galería satélite se encuentra una gran variedad de personas y entre esas encontramos:

El señor de tercera edad que sentía que estar ahí era una obligación y trabajar ahí fue la última alternativa que tuvo, ya que por su edad no podía seguir trabajando en construcción que era lo que le gustaba. Nos habló sobre los precios de sus productos, mencionando que le salían más económicos si los compraba en el Caquetá, pero que eso era muy difícil ya que en este territorio solo se producía la coca.

La señora vendía plantas medicinales y era el tipo de persona que le tiene amor y pasión a su trabajo. Ella se siente orgullosa de poder ayudar a personas enfermas con sus plantas, además esta informada acerca de la situación de su país porque las plantas que vende son producidas en ciudades como Bogotá. Ella afirma que estos productos pueden ser producidos por el Caquetá, ya que sus tierras son muy fértiles pero se siente afligida por el hecho de que la explotación de minas y petróleo en este territorio afecta sus suelos y por tanto la productividad.

El adolescente de 17 años de edad estudió hasta grado noveno debido a su falta de ingresos y desde sus 14 años está trabajando para ahorrar y poder continuar con sus estudios. Él confiesa estar dispuesto a trabajar en cualquier cosa, como cargar bultos o arreglar la verdura.

El señor finquero  se encontraba en la galería vendiendo lo que su finca produce y estaba disgustado debido al estado de las vías que conectan al Caquetá con el Huila, y del olvido del gobierno, pues debido a eso su mercancía llega en mal estado y a parte sus precios se elevan debido al transporte, causándole una gran pérdida de ingresos y afectando a su comprador. Siendo ciudadano de otro departamento, siente condolencia por el estado de las carreteras en la ciudad de Florencia y manifiesta hacer un paro agrario para que el Estado mejore las vías.

Yarledy Motta Collazos

 

La plaza de mercado de la Galería Satélite está con el fin de suplir las necesidades de los florencianos, pero las y los comerciantes que se encuentran en ella vendiendo sus productos presentan ciertas inconformidades con el gobierno, pronunciando que el gobierno se olvidó de que ellos y los campesinos existen; no les importa si tienen óptimas condiciones para vender sus productos, también generan inconformidad con el desorden que se realiza cuando llegan los productos ya que no tienen una zona de descargue.

Muchas veces también se ven perjudicados debido a que se generan derrumbes y sus productos se dañan lo que produce una pérdida grave. Lo que ellos piden al gobierno es que les colaboren con esos problemas que se vienen presentando a lo largo de los años para que ellos no tengan una pérdida mayor y que la galería no se convierta en un desorden o caos a la hora de llegar la mercancía ya que impide el paso de las personas.

 

Sara Sofía Bermeo B.

 

Este lugar se encontraba en un estado un poco descuidado y mal organizado, en la locación se encuentran vendedores ambulantes a los alrededores y unos cuantos puestos ubicados correctamente, hay personas muy atentas y dispuestas al cliente, rebuscando para su sustento, pero también hay algunos cuantos que no lo son, principalmente hombres, que no respetan a las mujeres.

En la sección de carnes, una señora que lleva 26 años trabajando en el mismo lugar y con el mismo negocio, cree que el principal factor que genera desempleo en Florencia es la falta de empresas que proporcionen puestos dentro de estas a las personas, ya que desde que se empezó a acabar con los cultivos de coca la gente iba quedando sin negocio y por ende sin dinero. Para ella el tipo de industrias que deben llegar a Florencia deben ser colombianas, para apoyar a los pequeños empresarios y campesinos locales o regionales. Otro punto importante que según ella deben cumplir éstas es el de ayudar en la preservación y cuidado del medio ambiente.

 

Albeiro Herrero Restrepo

Palabras del Desespero y del “protegido”

 

El título está inspirado en aquella expresión que reflejaban las personas cuando eran entrevistadas, dejaban observar en su rostro cierto tipo de desespero porque no se les está cumpliendo con lo que se les promete cada año para mejorar su comodidad laboral, donde entran temas como la seguridad, el espacio y las ayudas para un ambiente más sano. Por otro lado, “protegido”, lo coloco entre comillas porque se habla siempre de que las ayudas mencionadas anteriormente están llegando y que se están protegiendo los sectores y personas que trabajan duro diariamente para que la comunidad tenga alimentos de calidad y en buen estado, pero todos sabemos que si bien quizás dichas ayudas se brindan, parece que no se están prestando y/o dando lo suficiente para que las personas que laboran en éste trabajo se sientan seguras y a gusto.

El ejercicio de escuchar a aquellas personas que están todo el tiempo aportando a la sociedad desde su trabajo, en éste caso la producción y venta de frutas y verduras, pero que al mismo tiempo están siendo olvidados quizás con cierta intención por parte de autoridades con la función de velar por sus derechos, nos permite pensar y/o investigar más a fondo sobre cuál es, o donde empieza ese grano de arena con el cual podemos aportar a que éstas personas sean escuchadas y ayudadas por parte de los entes competentes.

El objetivo de la práctica era estudiar un problema, para así ir más a fondo y buscar soluciones o expectativas. Así decidimos escuchar a las personas que se encontraban en la galería trabajando en sus locales respectivos, sobre sus necesidades y las veces incontables que han pedido ayuda para salir adelante con su trabajo o al menos para generar un mejor ambiente, adecuado para ejercer sus deberes cómodamente. Teniendo un objetivo de referencia escuchamos sus experiencias y esfuerzo con el que han trabajado todos estos años, las soluciones que ellos mismos ofrecen y observando a su vez la gran comunicación y respeto que se tiene entre ellos, pues afirman que todo proceso debe empezar por ellos mismos.

En la galería el ambiente era tranquilo, la amabilidad por parte de algunas personas resaltaba bastante, además, a pesar de los malos olores que se sentían allí, el orden en la mayoría de los puestos de venta resaltaba.

 

Primera persona

 

Un señor muy amable. Su puesto de venta luce muy ordenado, vende panela, carbón, huevos y plátanos, productos de los cuales afirma que la panela es la más vendida y el carbón es el que menos ganancias deja, además de afirmar que todos sus productos son procedentes de Caquetá y Huila.

De las cosas que más se resalta en este señor es la voz de desilusión que se nota al momento de hablar, pues cuenta que las ventas varían demasiado y que hay días en que se va con el mismo dinero que llegó, o incluso sin éste.

 

Segunda Persona

 

Éste señor vende plátano, yuca y panela, coincide con el vendedor anterior en el hecho de que la panela es el producto más vendido, éste hombre muestra bastante amabilidad y deseos de colaborar con la entrevista creyendo que es uno de los tantos “estudios” que se realizan para poder así dar solución a todos los problemas que el gobierno “intenta arreglar”. Es un hombre de edad y deja resaltar en su físico y expresiones al momento de hablar rasgos de cansancio físico.

Nos cuenta además de todo que sus productos provienen del Caraño y que las ventas de éstos varían muchísimo al pasar los días, pues unas veces se puede vender mucho o tener un buen día como lo expresa él, y otras se puede tener uno malo, a su vez nos cuenta que sus compañeros son muy buenas personas y que ésta es la razón de que la convivencia sea buena. Por otro lado, afirma que la seguridad es un punto débil de la galería, y que muchas veces desaparecen las cosas.

 

Sebastián Díaz

Un Satélite con vistas en la galería la Satélite.

 

Durante el día nos encontramos con un señor que llevaba 22 años de su vida trabajando en la galería. Él nos compartió un poco acerca de cómo han sido los cambios que ha tenido la galería durante esos 22 años y nos cuenta que ahora se presenta mucho desorden, puesto a que ya no existen espacios para poder transitar, nos dice que esto se debe en parte un poco a la administración de la galería, También nos cuenta que el Alcalde no les ha dado solución alguna, nos comenta que ahora los productos se los están enviando por la vía antigua, por lo cual afirma que el mal estado de la vía les ha presentado grandes problemáticas en la llegada de los productos.

Doy cuenta de cómo el ser humano al poder realizar la etnografía se convierte en un tipo de satélite que logra observar muchas realidades y que tiene la forma de poder lograr plantear soluciones que favorezcan a la sociedad, que puede realizar análisis desde lo que logra percibir al interactuar en estos espacios. Eso es lo que lo que convierte al ser humano en un tipo de satélite: las posibilidades que tiene de poder plantear muchas cosas desde diversas percepciones.

 

Diego Gómez.

 

Durante la visita realizada a la galería de Florencia ubicada a lado de la Universidad de la Amazonia, se logro percibir en ella un ambiente un poco inhóspito, muchos comerciantes dentro de esta plaza pero en unas horas pocos compradores.

Escuchando algunas conversaciones se logra percibir de lo que se habla y lo que hay en sí dentro de ella, ya que al escuchar una entrevista al coordinador de esta se habló de que como todo corre con tranquilidad y al conversar con comerciantes de la zona, estos hablan de cómo llegan sus mercancías en mal estado por el mal estado de la carretera.

También se logró percibir por el ámbito político, como prometen los gobernantes y no cumplen, dejándolos en condiciones poco aptas de trabajo.

 

Lina Archila

 

Heladería y restaurante Tropical

 

María tiene este puesto de comida desde hace 2 años. Abre a las 6:30 de la mañana y cierra a las 2 de la tarde. A las 10 am ya se ha terminado el desayuno y comienzan a preparar el almuerzo. Las recetas las prepara con productos que consigue en la galería. “Lo bueno es que no hay que caminar mucho”.

 

“Los lunes y miércoles no son muy movidos, viene más poca gente. Los lunes cada 15 días lavan la galería y se cierra más temprano, a la una. Entonces solo se venden desayunos, porque los almuerzos no se mueven”.

 

“Cada día preparamos distintos platos, pero siempre tenemos los caldos. Vendo todo tipo de caldos: de pajarilla, pollo, pescado, costilla. Pollo sudado, carne y pescado con yuca, arroz y pataconas. Si viene un vegetariano, puede comer porque tenemos buena verdura al vapor y podemos preparar lo que desee”.

 

Hay mucha competencia de comidas dentro y fuera de la galería. Hay muchos puestos.

 

“El problema de la competencia es que en esta galería venden muy barata la comida, y a la gente le gusta comer barato y de calidad. Entonces yo preparo cosas distintas como gallina criolla y pescado pulpo en salsa. Acá la mayoría vende Basa a $5000, pero la libra de pescado bueno a mi me cuesta $9.000 la libra. Y uno no puede venir para que lo vean, uno tiene que ganar algo, es el trabajo. Entonces yo vendo más costoso, pero preparo buena comida y sana, porque no uso condimentos, todo es natural. Entonces toca consentir a la clientela para que siempre se venda lo que se prepara. Es lo hago confiando en la gente, a veces me toca fiar y hasta regalar, pero yo sé que todo eso se me devuelve de alguna manera. La comida no se niega.

Con otras compañeras de puestos de comidas, nos colaboramos e intercambiamos productos para cocinar. Con algunas, con otras no tenemos ningún tipo de relación.

El plátano caqueteño es más bueno pero más costoso. Por eso casi siempre compro racimos traídos del Huila. Se puede decir que lo único de la región es la gallina, los huevos y la carne”.

 

Comercializadora El Patillal

 

Don Guillermo es un comerciante de fruta que lleva 17 años en la galería. Primero era un puesto de patillas y luego su puesto lo convirtió en una tienda de líchigo que se mueve parejito todos los días. No vende ningún producto del Caquetá, pues según dijo, “no hay quien los traiga”. No vende yuca ni plátano y los aguacates los trae del Huila. De resto, tiene papa negra y amarilla, manzanas, peras, mangos, guayabas, tomates, zanahorias, pimentones, ajos, cebollas largas y cabezonas, arvejas, habichuelas, algunas hortalizas, granos.

 

Plantas medicinales

 

“Acá viene mucha gente para pedir consejos principalmente para enfermedades terminales como cáncer, sida, diabetes. Acá se formula. También para limpiezas energéticas, y para atraer, amor, dinero, trabajo. Traemos las plantas de acá del Caquetá, del Putumayo, del Huila y de Bogotá. Yo no aprendí por herencia, sino porque me gusta el tema y comencé a leer sobre gnosticismo, medicina y sicología”.

 

*Víctor Ospina Ortíz nació en Florencia, estudió en el Colegio Nacional La Salle y se graduó de Licenciado en Ciencias Sociales en la Universidad de la Amazonia de Florencia. Se desempeña como docente en la Corporación Educativa Amigos Instituto Jean Piaget. Es estudiante de maestría en educación en la Universidad de la Amazonia y espera trabajar con las comunidades rurales, haciendo énfasis en la protección del medio ambiente y la defensa del territorio. Así como también, indagar sobre la educación ambiental y el asesinato de las docentes vinculadas al sindicalismo en el Caquetá.

 

 

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