El Hilo de Ariadna que une la Amazonía con las guerras de Colombia y el mundo

Hoy que se aproxima el comienzo del fin de la guerra en Colombia, empezando por terminar la violencia directa[i] , quedan vivas, la violencia cultural educativa, y la violencia estructural jurídica que persisten desde la conquista reinventándose en la invasión colonizadora a la Amazonía Colombiana desde el año 1850.

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Walter Ciro Restrepo*

En los mitos griegos era Ariadna, hija del rey Minos, quien junto al héroe Teseo ideó la forma de entrar a un laberinto donde habitaba un ser monstruoso: el Minotauro.

A través de este hilo, Teseo pudo regresar victorioso luego de vencer al Minotauro quién es símbolo de sus debilidades y de su propia ignorancia, conquistando así la luz de la sabiduría.

El hilo de Ariadna es el símbolo del lazo que une las cosas, aquello que vincula nuestro pasado con el presente, el hombre exterior con el hombre interior, a lo eterno con lo pasajero, al cielo con la tierra, al arriba y al abajo, el yin con él yang. Es la riqueza de la experiencia.

Hoy que se aproxima el comienzo del fin de la guerra en Colombia, empezando por terminar la violencia directa[i] , quedan vivas, la violencia cultural educativa, y la violencia estructural jurídica que persisten desde la conquista reinventándose en la invasión colonizadora a la Amazonía Colombiana desde el año 1850.

La historia de la conquista de la Amazonía fue hecha con fusiles Winchester, Remington y pistolas Máuser acompañados con la cruz y escuadrones de barbadenses hasta tal punto que el papa San Pío X escribió en el año 1932 la encíclica ¨ De Lacrimali statu indorum¨ el ¨lamentable estado de los indios¨, así como la encíclica del papa Benedito XV, ¨Qua Catholice nómine¨,[ii] porque en esa conquista colonizadora estos habían utilizado las masacres, las desapariciones, el asesinato, el cepo, el látigo -hecho de piel de tapir retorcido-, los descuartizamientos, las incineraciones-al convertir los indígenas sobre todo las ancianas en teas humanas regándoles kerozene-, matando niños, niñas, porque no obedecían las ordenes de los colonizadores explotadores; enfrentando las naciones amazónicas ancestrales entre sí, creando los grupos de ¨muchachos de confianza¨[iii] a quienes armaban para que asesinaran a sus congéneres en toda una región que se reclamaban tres países Colombia, Perú y Brasil, para así crear miedo, terror lo que produciría en sus descendientes obediencia y sumisión para la historia.

Lo primero que se extrajo fueron niños y niñas que eran cambiados con los padres por hachas, serruchos y escopetas luego serían bautizados en las embarcaciones que los transportaba por sacerdotes itinerantes como hijos de padres y madres desconocidas, luego se esclavizarían para trabajar con quineros y caucheros, esto lo hacen hoy en día los mismos que hoy reclaman los niños, y las niñas, que viven en regiones de influencia de las farc-ep.

La época de los quineros entre los años ( 1850-1882). La quina se impuso a escala mundial cuando los químicos franceses Pellestier y Caventu lograron en 1820 cristalizar el alcaloide llamado quinina el cual se utilizó contra las fiebres palúdicas. Se vendió en EEUU y Europa y fue extraído por la Casa de Elías Reyes y Hnos. donde estuvo Rafael Reyes Prieto el que fue luego Presidente de Colombia (1904- 1909). Fue un militar conservador que tomó el poder recién ocurrida la perdida de Panamá. Hecho ocurrido durante el gobierno también conservador de José Manuel Marroquín año 1903.

Terminada la guerra de los mil días (1999 – 1902) guerra civil fratricida   entre liberales y conservadores a quienes a pesar de los acuerdos firmados para su terminación se continuó con la muerte de los liberales como consecuencia, se tiene que el 15 de octubre de 1914 es asesinado por Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal ( sicarios) el senador liberal Rafael Uribe Uribe, hecho ocurrido saliendo del Senado de la República, después de una gran campaña de desprestigio le aplicaron la máxima imperial ¨al opositor antes de eliminarlo hay que desprestigiarlo¨.

Luego viene la época de los caucheros ( 1890-1932), aunque la extracción del caucho se remonta a épocas anteriores a la conquista cuando los nativos lo utilizaban para permeabilizar algunas herramientas. El interés de las gomas silvestres comenzó después del descubrimiento del proceso de vulcanización realizado por Charles Goodyear, en los EEUU en el año 1839.

En 1901 el comerciante peruano de Iquitos Julio Cesar Arana entró en la Chorrera (a la ¨Colonia Indiana¨, fundada por el pastuso Benjamín Larrañaga) territorio bañado por los ríos Igaraparaná, Caraparaná y Cahuanari) apoyado por el ejército peruano para explotar el caucho. En 1903 fundó la Casa Arana Hermanos. Arana organizó dos distritos para la comercialización del caucho: barrancones del Encanto y la Chorrera y en 1907 la registró en Londres dando origen a la Peruviam Amazon Company .

Esta es una región que fue y sigue siendo invadida a sangre y fuego desde los años 1850, un año antes de la liberación de los esclavos en Colombia, la esclavitud continuó en la Amazonía, son más de 170 años que se viene aplicando con nuevas estrategias ideológicas y con mayor énfasis desde el 27 de mayo de 1964 con el nacimiento de la insurgencia y con el apoyo directo del gobierno de los EEUU, se ha ensañado con el pueblo oprimido colombiano: con indígenas, campesinos, afrodescendientes y con sus territorios ( en especial con la Amazonia, envenenando con las fumigaciones sus aguas y sus labrantíos, con la tala de árboles, con la extracción de todas las especies vivientes, incluyendo a sus habitantes ancestrales, explotaciones minero energéticas que dejaran sus tierras, sin agua, asesinando, engañando y creando divisionismo, en sus pobladores, desconociendo su cultura y sus saberes, y con ellas la educación y la salud dándoles una orientación, unos contenidos y unas aplicaciones engañosas y perversas, que destruye el tejido social), hoy estas dos últimas violencias parecen renacer con más vigor sosteniendo el monstruoso Minotauro de la guerra, y la hidra de las siete cabezas.

Imágenes que sirven como espejo para la guerra infinita de Colombia, la que bien podría llamarse caverna del Minotauro acompañado por ¨la hidra que con sus agitadas siete cabezas de serpiente – entre ellas hay una inmortal es y como su nombre lo atestigua, un dragón acuático… Heracles, el héroe cultural, la destruye cortándoles las cabezas, pero estas vuelven a crecer ( lo que pasa con la guerra en Colombia) , y solo logra dominar el monstruo después de haberle quemado con fuego la cabeza inmortal¨[iv] saliendo de sus cenizas el Ave Fénix que sería la nueva Colombia.

El Minotauro y la hidra de las siete cabezas son mantenidos, cuidados, sostenidos a través de los tiempos por los gobernantes despóticos contra su pueblo como estrategia para mantenerlo oprimido, hecho que ocurre con todos los gobiernos capitalistas del mundo opresor como estrategias de guerra para gobernar a través del terror, miedo, y por supuesto sumisión, obediencia, resignación, clientelismo, corrupción, divisionismo, los que solo una verdadera revolución cultural, democrática y científica que sería el fuego que eliminará la cabeza inmortal, los eliminaría.

Este es el Minotauro que las élites de poder no la quiere destruir porque los creadores lo siguen alimentando cortándole la cuerda a Teseo, se sigue añorando el rey Minos, parece no haber nacido Ariadna en los países de América.     Aunque con los acuerdos en la Habana y el nacimiento de la nanotecnología esa cuerda no es una fibra de telaraña sino que se ha convertido en una hidra de siete cabezas cada cabeza engendradora de nuevas guerras.

Pero hoy podríamos hablar del fin del Minotauro y el hilo conductor sería el cumplimiento minuciosamente de los Acuerdos de la Habana buscando siempre que no se rompa ese hilo que es el que garantiza la no repetición.

[i] Slavov Zizek. Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales. Paidos. 2009

[ii] Restrepo Gonzales Daniel. Memorias del Amazonas, año 2007.

[iii] Carlos Valcarcel. El proceso del Putumayo. 1915.

[iv] Freud Sigmundo. El malestar en la cultura. Impreso en Colombia 1988.

Fotografía de portada: Estefanía Ciro

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