Algunos apuntes sobre la democracia en la Universidad de la Amazonía. Primera parte

Durante toda su existencia (35 años), la Universidad de la Amazonía, ubicada en el departamento del Caquetá, no ha podido contar con democracia. Siguen siendo los intereses rentistas de grupos en el poder de la región – la amigocracia, las familias allegadas y privilegiadas y los directorios politiqueros- quienes, a través del Consejo Superior Universitario y de su dedo mágico, quitan y ponen funcionarios a través de concursos amañados, toman todas las decisiones administrativas, de proyección social y académicas a través de piruetas clientelares para luego apropiarse e incrementar su patrimonio y poder, con las intencionalidades privatizadoras de la universidad pública.

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Walter Ciro Restrepo*

Son aproximadamente 49.106 millones de pesos acumulados girados por el Estado, 17.199 millones de pesos obtenidos por recursos propios entre ellos las matriculas, 6.042 mil millones de pesos por las estampilla y 3.301 millones por convenios lo que da un total de presupuesto para el año 2017 de cerca de 75.648 millones de pesos según informe de Planeación al mismo Consejo Superior, y más de 1200 funcionarios entre docentes, administrativos y trabajadores, que puestos al servicio de lo académico, de lo democrático, de lo investigativo, de la convivencia, serviría en mucho para poner los cerca de nueve mil ciento ochenta (9.180) matriculados actuales de la universidad a pensar y estudiar la realidad social amazónica para transformarla con dignidad.

¿QUÉ PASA CON LA DEMOCRACIA EN LA UNIVERSIDAD DE LA AMAZONÍA?

Boaventura de Sousa Santos -portugués- ha teorizado el concepto de fascismo social como uno de los riesgos de las democracias, sean estas representativas, participativas, comunitarias o emancipadoras. Democracia que el fascismo ha parasitado, reducido y limitado en la universidad de múltiples formas y que han trascendido toda la vida universitaria afectando inmensamente el contexto regional en uno de los campos más sensibles, cual es, la formación de sus pobladores para la existencia de la misma Amazonia.

Boaventura en su libro ¨La difícil Democracia”, lo plantea y analiza con las siguientes características: No es el mismo fascismo que conocemos de los años 1930- 1940 y hasta 1974 en Portugal, ya que el fascismo actual no es un régimen político sino un modo de vida donde cada persona después de haberse adormecido a través de un sutil engaño adquirido a través de los medios de comunicación y del sistema educativo, sin darse cuenta y a veces sin entender, se convierte en una defensora de ese fascismo.

Aparece como un régimen social, que en lugar de sacrificar la democracia, la parasita, la trivializa, la vuelve un embeleco, un engaño, una foto, una encuesta, un negocio, una camiseta, una consigna, un grupo, un logotipo sin contenido, como una moda de formas, para ponerla al servicio del capitalismo donde los contenidos ya no parecen necesarios, para eso está la tecnocracia, que hacen ver la democracia como innecesaria e inconveniente pues obstaculiza la unilateralidad de la gobernabilidad. Es un fascismo que aparece con libertad de ideas, argumentos, posiciones con el manejo de una ¨libertad de expresión¨ muchas veces institucionales como emisoras, multinacionales, utilizando todos los medios tecnológicos para que desde un ropaje de legalidad, de permisibilidad se mienta para gobernar basados en el engaño colectivo perdiéndose el carácter de la individualidad en la ¨libertad de expresión¨. Son las personas las que tienen el derecho a la ¨libertad de expresión¨ no las empresas y mucho menos las multinacionales.

Es un fascismo producido por la sociedad, no por el Estado, para esto tenemos el caso bien patético donde en Colombia desde el Estado se propone un plebiscito para terminar una guerra, para alcanzar la paz, siendo esta una obligación del Estado y se obtiene como resultado que se gana en votación:  No a los acuerdos de la Habana, que se continúe la guerra en contra del Sí a los acuerdos de la Habana y entrar a ponerle fin a la guerra civil de 53 años en Colombia. El Estado aparece aquí como un testigo complaciente ¨ganó la democracia¨ ¿pero qué ganó? Cuando se abren las mentes brillantes de los estadistas, se encuentran que el Estado fue un Culpable Activo víctima de la ¨democracia parasitada por el fascismo¨ ¿Y quién ganó? el fascismo social, la mentira, la marrulla, el maquiavelismo, los valores de la antidemocracia, que utiliza la ¨libertad de expresión¨ para legalizarse y que entra en el manejo de las multinacionales de la fe y de los negocios que hoy por hoy gobiernan a Colombia y que mucha gente no ha entendido.

Universidad de la Amazonía

Estamos viendo aquí como un ¨Estado Democrático¨ convive y coexiste con una sociedad fascista. Convivimos con un fascismo que se manifiesta como una hidra de Lerma con siete cabezas que siempre ha existido y que hoy el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos nos da algunas luces para leerlo y profundizar sobre su funcionamiento social, al exponer 6 manifestaciones de fascismo social:

  • El fascismo del Apartheid o segregacionismo social, manifestándose en la división de los territorios y de las mentes, como ejemplo a nivel general se da en los barrios de ricos, de pobres, del comercio, zonas francas, de drogadictos, lo mismo que la estratificación social ( estratos 0,1,2,3,4,5). Es un trabajo que hacen los medios de comunicación y los sistemas educativos al fraccionar mentalmente a sus estudiantes en asignaturas con una infinita dosis de perversidad, se establecen líneas imaginarias en diferentes zonas, las que posteriormente se convierten en la justificación para la construcción de murallas entre barrios o entre países, o como en la universidad al entrar a construir rejas físicas y mentales que impiden la libre circulación tanto de las personas como de las ideas, de ciertos sectores sociales poniéndole barreras a la libre movilidad física y mental para proteger la ignorancia de las roscas de los gobernantes y sus asesores, estableciendo espacios vedados para la participación democrática alrededor de una universidad de parias, se les cosifica, se les condiciona con divisionismo, y se les prefija su futuro de segregación por los carnetizados, por los uniformes, por los colores de piel, por sexo, por dinero, por profesiones, por la religión, ser de izquierda, del centro, de derecha, del cartel, de la rosca, del programa, y mil formas de categorizar y dividir.

En nuestra universidad han sido múltiples los ejemplos de este tipo de fascismo que segrega a la población universitaria en los espacios físicos y mentales, currículos cerrados por programa copiados de internet que impiden la construcción de currículos incluyentes de realidades y epistemologías diversas que enriquezcan la experiencia de formación de los estudiantes, uso de uniformes por carrera que trace las diferencias de programas, programas privatizados, semiprivatizados, que implican diferentes tipos de clases sociales.

El fascismo mental lo define el acercamiento o alejamiento que la persona -sea estudiante o docente- tenga del pensamiento de la autoridad burocrática, lo que hace imposible construir y ejercer pensamiento crítico o desarrollar autonomía frente a la corriente común impuesta por los grupos de poder.

En la Universidad de la Amazonía, la democracia es una propaganda de forma no de contenido,  se reduce a unas votaciones acompañadas de toda la parafernalia electorera: vallas, camisetas, fotos, fiestas, compra de periodistas y medios de comunicación para publicar páginas y espacios de autoelogios además de pagos a “asesores” para hacer propaganda permanente a lo que las camarillas en el poder buscan maquillar, esta es la que se podría llamar democracia de pandereta u opereta.

 

  • El fascismo social paraestatal se refiere a la usurpación de los beneficios y ayudas del Estado por parte de sectores sociales que detentan el poder, los que frecuentemente con el apoyo del propio Estado que lo permite lo tolera lo flexibiliza con tal de mantener intactas las estructuras, las normas, los propósitos e intereses individualistas de conveniencia para las élites o grupos sociales que suplantan el Estado capitalista. El fascismo paraestatal se presenta bajo dos características: el fascismo contractual y fascismo territorial.

 

  • El fascismo social contractual se da en la forma como se ejerce el poder sobre la contratación civil. En las universidades aparece en la contratación de docentes, administrativos, celadores, secretarias, servicios generales y demás, se les impone a los más débiles las condiciones para poder ser contratados en las famosas empresas, convocatorias o concursos docentes amañados donde se da la más descarada manipulación de los requisitos para poder participar en la convocatoria, para ser contratado. Las evaluaciones de quienes se ¨ganan¨ el concurso, la duración, los pagos, las funciones llevando a cabo el proyecto Neoliberal de convertir el contrato de trabajo, en un contrato de derecho civil lo que como cualquier otro presagia una situación de fascismo contractual. Se establece con políticas dirigidas a ¨flexibilizar¨ los trabajos por horas, días, meses, a privatizar los servicios públicos, a crear divisiones y odiosas categorías, donde los más cercanos a las administraciones son los admitidos. El nombramiento o el puesto se ejerce con la total obsequiosidad al jefe que lo nombró y ejerce una defensa a ultranza a esa persona o grupo, condición para aumentar la clientela y el poder de está. Y la Universidad ¿y la universalidad? ¿Y el conocimiento? ¿Y los saberes? ¿Y la formación de la población? ¿Y su primera y total misión?¿ Y la transformación social?¿ Y la justicia? Nada, la universidad para seguir reproduciendo una sociedad en decadencia y en crisis.

 

  • El fascismo social territorial lo explica Souza como el campo en que actores sociales con enormes cantidades de capital suplantan al Estado y le disputan el control sobre las riquezas materiales y culturales de los territorios. Para ello orientan los recursos a su disposición, hacia los conocimientos y saberes de su propio interés, lo que ha pasado con un sector del gremio ganadero en el Consejo Superior, en el cual en ocasiones se ha querido desviar los proyectos y la financiación hacia este único propósito. De esta manera se le da a la Universidad de la Amazonía un sentido empresarial privado y se implementa su labor no para el ¨bien vivir¨ de todos los pobladores de la región sino para ¨vivir mejor¨ de los detentadores del poder representados en su Consejo Superior. Mientras sectores amplios de los pueblos latinoamericanos y amazónicos proponen y desarrollan programas para Vivir Bien, desde las autoridades universitarias se impulsa vivir mejor para los grupos en el poder. “ las diferencias son claras: el vivir mejor significa vivir a costa del otro, explotando al otro, saqueando los recursos naturales… en cambio Vivir Bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en armonía, en complementariedad, …[1][2]. La universidad prepara hacia los espejismos que ofrece el capitalismo a través del consumismo, todo lo que sea útil para el capital y para las multinacionales, favoreciendo los conocimientos de estas tecnologías mediáticas enmascarados como conocimiento y que entran generando la necesidad de la unilateralidad en busca exclusivamente de intereses económicos: en campos como la ganadería, la minería, los hidrocarburos y convirtiendo los humanos en objetos para explotar y oprimir.

 

  • El fascismo social de la inseguridad consistente en la manipulación discrecional del sentido de la inseguridad de las personas y grupos sociales vulnerables debido a la precariedad del trabajo, a las condiciones habitacionales, ambientales, de la vivencia en zonas de riesgo, la posibilidad de accidentes, o eventos desestabilizadores que crean angustia, incertidumbre frente al presente y al futuro, pérdida de un empleo, quiebra de su pequeña empresa, competencia académica, traición, deslealtad, sentimientos transmitidos por los medios de comunicación, las iglesias, los grupos políticos, para la sociedad en general.

 

Ese ambiente de inseguridad es permanente y sistemático a través de diferentes prácticas, el ambiente de acoso laboral en el campus universitario, en todos los estamentos desarrollado por los mismos miembros de la institución en contra de otros a los que las administraciones no consideran de sus afectos, porque ejercen autonomía académica, porque no participan de los hechos de fascismo social, para ello desarrolla un plan que establece la represión y persecución a comunidades que se salen de su o simplemente porque no son parte de las roscas del poder. También el acoso académico a los estudiantes que se salen del modelo marcado de manera tradicional e impulsado y sostenido de manera vedada a través de las notas.

  • Fascismo social financiero. Es el fascismo que controla el mercado financiero y su economía de casino. Llevada a cabo por capitales golondrinas viajeros de país en país, inversores individuales o institucionales, multinacionales esparcidos por el mundo entero y que no tienen nada en común, solo el deseo de maximizar las ganancias; es la clase de fascismo más cruel puesto que su espacio-tiempo es el más adverso a cualquier clase de intervención y deliberación democrática. Este espacio-tiempo llevado a cabo virtualmente y por ende instantáneo y global, metido dentro de la lógica especulativa del lucro, del narcotráfico, que le confiere y sustenta un enorme poder discrecional y unilateral. El capital financiero, aparece de momento y es suficientemente fuerte para debilitar y arruinar en cuestión de segundos la economía real de un país, una región, apareciendo o desapareciendo productos nuevos o repuestos, es el caso del petróleo, las medicinas o los productos básicos de la canasta familiar en los países y regiones que no están bajo su control. Marca y arruina la educación, la universidad, las profesiones, al establecerlas dentro de una maquila, produciendo egresados en masa que cumplan los propósitos mezquinos del fascismo: el beneficio total de la avaricia capitalista. La crueldad del fascismo financiero consiste en que se ha convertido en el modelo, el criterio operativo de las instituciones de regulación global, las agencias de calificaciones y clasificaciones. Aparece entre ellas, las clasificaciones de los gobiernos, los colegios, las universidades, las empresas, las economías, los países uniformándolos a nivel mundial desconociendo las particularidades individuales, sociales, regionales y nacionales¨.

 

Aquí, Boaventura de Sousa Santos nos llama a reflexionar sobre el papel desempeñado por la universidad en la implementación de la democracia para el conocimiento que lleve a la innovación, la creación, la convivencia, la transformación y la emancipación. No la universidad que aparece totalmente desligada de la realidad, improvisada, implementadora de conductas fascistas en sus diferentes categorías, sostenida desde la mentira, la desinformación, a partir de los fetiches del conocimiento oficial y de los títulos que preparan a los y las jóvenes para que el mafioso y el corrupto sean los paradigmas impuestos como modelos mentales, difundidos de manera repetitiva por todas las bocinas del poder y en el que el conseguir dinero con el mínimo esfuerzo, mantener inmodificable el entorno, y el disfrute del goce mediático eterno sean las únicas alternativas a todo práxis crítica transformadora.

[1] Sousa , Boaventura. 2017.La difícil democracia. Madrid: Akal. páginas 183-190

[2] Ibañez, a. y Aguirre, L. Buen vivir, Vivir bien. 2015. Bogotá: Ediciones desde Abajo.

 

*Matemático de la Universidad de Antioquia, Mágister en Matemáticas Aplicadas de la Universidad EAFIT. Profesor de la Universidad de la Amazonía.

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